Conversación con los difuntos
La misión de los libros sobre literatura consiste en explicar, ponderar y ayudar a penetrar en otros libros. Sin embargo, el prurito cientificista ha hecho que abunden cada vez más títulos que, pertenecientes a ese género, terminan mirándose el ombligo, como si las obras de que se ocupan fueran una excusa para mostrar la bondad del método. Ejemplos de ese nocivo amor propio, rigurosamente onanista, los hay de cualquier escuela: estructuralistas, defensores del “texto en sí”, deconstruccionistas, valedores de la semiosis infinita o, tanto monta, de la inexistencia de significado: en todas partes (y en todas las artes) cuecen habas.
El esoterismo terminológico prolifera como la mala hierba, aunque a veces solo sea cáscara de un fruto vano.… Seguir leyendo »