Ángel López García-Molins

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Se ha abierto la veda para cuestionar la organización territorial que la Constitución de 1978 establece para el Estado español. Un buen día aparece un mandatario europeo y deja caer que el verdadero problema financiero de España lo constituye la deuda de las comunidades autónomas. Al siguiente, Montoro las señala con dedo acusador en el Parlamento y Artur Mas, el presidente díscolo, afirma indignado que esto no va ni con Cataluña ni con el País Vasco, sino con las "autonomías artificiales". Todas estas personas se han limitado a denunciar que el rey está desnudo, algo que ya sabíamos sin atrevernos a reconocerlo.…  Seguir leyendo »

Un cuarto de siglo de pertenencia a la Unión Europea ha interiorizado en la conciencia de los ciudadanos españoles la convicción de que somos plenamente europeos, hasta el punto de que, cuando se nos hace ver que no nos comportamos a la europea, acogemos este juicio con manifiesta incredulidad. Sin embargo, en algunos aspectos nuestra cultura política tiene muy poco de europea. Que dos grandes partidos, uno de derechas y otro de izquierdas, se repartan el espectro político sin dejar hueco para nadie más con posibilidades de gobernar, resulta muy poco europeo, es más bien lo que sucede en Estados Unidos.…  Seguir leyendo »

Semanas atrás, las portadas de los medios nos impactaban con la imagen de Montilla hablando en el Senado mientras Chaves le escuchaba con los cascos puestos. Esperpéntico, apostillaron muchos. Y en efecto, lo es, solo que no deja de ser el estrambote de un país en el que los diputados no pueden hablar en la lengua de España que mejor les parezca. No podemos gastarnos ni un euro en traducir parlamentos a otras lenguas, pero no por economía, sino porque no debemos hacerlo. No hay que traducir de una lengua de España a otra, lo que hay que hacer es convertirlas a todas en medio habitual de expresión de los senadores.…  Seguir leyendo »

A los españoles de hace un siglo, al menos a algunos de ellos, les dolía España. A los de ahora lo que nos duele, sobre todo, es la lengua. Integrados en Europa, con un régimen democrático y con una economía que, pese a la crisis, sigue siendo del primer mundo, ningún ciudadano debería sensatamente tener motivos para el desánimo. Y, sin embargo, los herederos de Miguel de Unamuno y de María Zambrano, de Salvador Espriu y de Alfonso Rodríguez Castelao, tenemos razones más que suficientes para estar preocupados.

La cuestión lingüística en España no va bien; de hecho, va tan mal que ha llegado a poner en cuestión la existencia misma del país en una sucesión de acciones y reacciones, a cual más desgraciada, en la que las culpas se hallan bastante repartidas.…  Seguir leyendo »