
Las pioneras, como quitanieves
Cuenta Rüdiger Safranski en su libro sobre la amistad entre Goethe y Schiller que cuando Madame de Staël anunció al primero su próxima visita a Weimar, prevista para las Navidades de 1803, con el propósito de conocer al gran hombre, Goethe corrió consternado a casa de Schiller: ¿qué pretendía aquella notable mujer con su visita? Los dos amigos experimentarían un gran alivio cuando se fue, tres meses después de su llegada. Germaine Staël tampoco se mostró muy entusiasta de sus conversaciones con los dos grandes poetas alemanes: no encontró en Weimar ninguna de las cosas que le interesaban: algo de amor, poder o el brillo de la gran ciudad.… Seguir leyendo »