Antonio de Nebrija: el privilegio de un solo hombre
En el otoño del año 1500, uno de los humanistas más respetados de su tiempo viajó a Granada. Su paso por la ciudad conquistada fue efímero y se dice que no le impresionó demasiado: apenas tuvo tiempo de despachar algunos asuntos urgentes antes de retornar al Norte, sin duda abrumado por las costumbres foráneas del antiguo reino nazarí. Aunque el viaje de Antonio de Nebrija a Granada es conjetural (algún biógrafo sugiere que pudo coincidir con la presencia de la Corte en la Alhambra), una década después de su muerte sus hijos fundarían allí una imprenta con la que contribuyeron a difundir su legado y, también, su rostro más conocido: el sello estampado en cada ejemplar representaba a un Nebrija de cabello recio apresado en un birrete, nariz recta y ojos grandes, la cabeza erguida de quien se sabe asistido de la razón.… Seguir leyendo »