Los auténticos constructores de la paz
La situación de las víctimas del terrorismo, en toda su descarnada dureza, es apenas comprensible para quienes no hemos experimentado en carne propia las consecuencias más extremas del fanatismo ciego. No somos capaces de imaginar la profundidad del daño causado, y quizás por ello no les hemos otorgado la prioridad que merecen. Ochocientos veintiocho hombres y mujeres han muerto en España asesinados por ETA, cientos de familias han sido destrozadas, miles de personas que aún hoy siguen estando sometidas a un acoso constante. Tenemos una deuda enorme con las víctimas. Por un lado, la sociedad entera tiene la obligación moral de darles absolutamente todo el apoyo posible; por otro, pesa sobre nosotros -y especialmente sobre quienes formamos parte del espectro público- procurar que nadie más pase por lo que ellos han pasado, y ello implica especialmente buscar la fórmula que nos permita inculcar respeto por la vida humana a nuestras nuevas generaciones, educándolas para la paz.… Seguir leyendo »