Postales del coronavirus #9. Para amarnos mil años
CARACAS — Estos días he sentido vergüenza al decir que no le temo tanto a la muerte. No lo supe hasta estos días en que el pánico rompió aguas. Todos están aterrorizados pero yo no siento miedo.
Quizá se deba a que crecí en Caracas y que en dos ocasiones estuve en medio de tiroteos. Las dos veces me tiré al suelo. Luego me levanté y seguí viviendo, como sí nada. No dejé de salir, no dejé de vivir. Del segundo tiroteo, lo único que recuerdo es la temperatura del asfalto tibio en mi cuerpo y un chico herido y con el pantalón ensangrentado, al que le había rozado un perdigón, quien escapó conmigo del tumulto.… Seguir leyendo »