Blanca Sánchez Alonso

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En los últimos años, España ha sido un país excepcional en Europa por la intensidad y volumen de la corriente migratoria recibida. Esa excepcionalidad tiene una fecha y un lugar de nacimiento: el año 2000 en el Congreso de los Diputados. Desde ese año, España pasó de tener una intensidad migratoria muy inferior a la media de la Europa Occidental a tener una marcadamente superior. De acuerdo con datos de Eurostat, la intensidad de la migración internacional con destino a España (estimado como el número de inmigrantes llegados en un año sobre el total de la población), que se situaba a poco más de un tercio del nivel medio de los países europeos desarrollados, pasó a superar la media en más del 60% desde el año 2000.…  Seguir leyendo »

Se veía venir. La creciente desaceleración del crecimiento de las economías receptoras de inmigración, con el consiguiente aumento del paro, explicaría por qué cambia su actitud ante los trabajadores extranjeros. No es tampoco ninguna sorpresa el que éstos sean uno de los grupos más afectados por el desempleo: por la temporalidad de sus contratos en muchos casos, por su excesiva concentración en sectores donde el empleo se está destruyendo más rápidamente, como la construcción, por su menor antigüedad en las empresas o simple y llanamente por reacciones xenófobas, conscientes o no, de los empleadores.

Lo que no es tan evidente es saber si ante el cambio de escenario se debe cambiar la política migratoria.…  Seguir leyendo »

Desde un punto de vista social y, obviamente, personal, no hay ninguna duda de las ventajas inherentes al sistema de reunificación del inmigrante con sus familias en el país de destino. La protección a la familia y los derechos de la infancia son normas universalmente aceptadas en todas las democracias occidentales. De hecho, todos consideraríamos profundamente injusto y moralmente condenable cualquier política migratoria (como la de Japón o Arabia Saudí, por ejemplo) que impidiera al inmigrante traer a su familia a España, una vez que está legalmente asentado.

Los emigrantes españoles de los años sesenta en Europa saben mucho de las penalidades para conseguir reunificar a su familia y del tremendo desarraigo, tristeza, sacrificio y soledad que se vive cuando uno deja a su familia atrás.…  Seguir leyendo »

A diferencia de la primera globalización en la que los movimientos internacionales de mano de obra fueron verdaderamente globales, hoy en día todo está globalizado menos las migraciones. La tendencia, además, parece ir a favor del mantenimiento de esa globalización imperfecta. Desde las encuestas de opinión de los países avanzados, hasta las declaraciones de políticos de todos los partidos, pasando por resultados de referéndum recientes como el de Suiza, el mensaje es el mismo: tenemos demasiados inmigrantes, debemos controlar las llegadas (evitando las ilegales) y hay que endurecer los requisitos de entrada. Como la mayor parte de las legislaciones migratorias de los países avanzados son especialmente restrictivas para trabajadores no cualificados, eso significa que estamos hablando de restricciones a la movilidad de la población de la mayor parte de los trabajadores de países en vías de desarrollo.…  Seguir leyendo »