Minutos de felicidad
Dejar a mi hija en el cole y tener tiempo para desayunar con mi pareja antes de empezar a trabajar. Solo 15 minutos, 900 segundos de felicidad. Parece algo trivial, pero no lo es. Tomar el desayuno sin prisa, hablar de temas intrascendentes, sentir el olor a café en la casa... Esos minutos me dan la vida. Antes de la pandemia, gastaba ese tiempo en un metro atiborrado de gente. Me tomaba dos galletas mientras corría hacía la estación y me maquillaba en el vagón, pero ni el rímel que alarga las pestañas, ni el corrector que cubre las ojeras, ni los pintalabios de efecto permanente eran capaces de ocultar el mal humor y el cansancio que, desde hace años, llevaba tatuados en la cara.… Seguir leyendo »