Carlos García-Mateo

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Las noticias se solapan vertiginosamente, pero no hay que extraviarse en la vorágine. Y aunque un tenista díscolo (tan díscolo en la pista como fuera de ella) o Paz Padilla (nueva autoridad en materia virológica) ocupen de pronto toda la atención planetaria o española, hay asuntos más importantes.

Me estoy refiriendo a algo que promete subvertir el mundo animal, en especial el del homo sapiens sapiens. Los políticos, siempre ejemplares y sensibles, quieren poner coto a la desigualdad entre humanos y mascotas. Así, y como preludio de una nueva norma, han sido reformados Código Civil, Ley Hipotecaria y Ley de Enjuiciamiento Civil a bien de considerar a nuestros animalitos de compañía no cosas, como hasta ahora, sino seres vivos “sintientes”.…  Seguir leyendo »

De Luis Cantero Rada (El Fary), sentado junto a una piscina, prieto bañador de licra y libro en las manos, conocimos un aviso, una advertencia: el hombre blandengue. No porque el personaje lo fuera, sino porque veía una amenaza. Se presentaba tal criatura llevando la bolsa de la compra o el carrito del niño, cosas que, en recia apreciación antropológica, le parecían un desmantelamiento de los roles sexuales.

La libertad es un eufemismo más viejo que el rigodón (incluso la garantiza la Constitución) y uno de sus rutilantes ejemplares es ese varón blando, que hoy estaría ya socialmente normalizado. Una alegoría de la estética modulada, un verdadero hombre de paz.…  Seguir leyendo »

Radicales violentos de los CDR, durante una algarada callejera separatista.

La luz caía, macilenta, desde una claraboya, otra noticia de la muerte última de Dios. La parroquia estaba contenta, los asuntos más graves, más trascendentales, no iban con ella.

Allí, en la bodeguilla o centro cultural de porros y decaídos eslóganes, de olores ácidos y círculos de moscas bajo el resplandor, el adormecimiento moral iba y venía. Se posaba sobre las mesas, acariciaba los labios de la tropa envasado en botellines dorados de cerveza barcelonesa. Aquella horrenda agua de cebada moldeaba, año tras año, las conciencias de estos ejemplares humanos puestos en el mundo como una especie de desidia del destino.…  Seguir leyendo »

Cuando el comunismo se mezcla con la comida, los estómagos tiemblan y gruñen. Hay una memoria histórica de cartillas de racionamiento, de infinitas colas ante ultramarinos vacíos y, cómo no, de las grandes hambrunas de Stalin y Mao.

Por mucho que se empeñen los nostálgicos marxistas, el comunismo nunca aparece en el imaginario universal relacionado con el buen comer, ni con el comer siquiera. Y el fantasma rojo todavía pulula, ahora con renovado brío.

Así, aquella fotografía del ministro Alberto Garzón cocinando en su casa con camiseta de la RDA ya debió ponernos en guardia.

En efecto, el político comunista ha patrocinado un librito de recetas con motivaciones, digamos, alimenticias.…  Seguir leyendo »

Manifestación separatista con antorchas en Cataluña

Con el cómic QRN en Bretzelburg, los geniales Frankin y Greg situaron a sus aventureros héroes en un país imaginario de Centroeuropa. El álbum fue publicado en los años 60 y, aunque Bretzelburg no existía (ni nunca existió), el lector podía identificar en él ciertas características comunes a los regímenes comunistas de la época.

Por ejemplo, una viñeta que muestra a unos hombres esperando el autobús en una avenida. Debido a la escasez, sus trajes están confeccionados con periódicos. En un momento dado, uno de los hombres lee en el traje de otro que el primero de mayo habrá una oferta de asado de cerdo en una famosa carnicería.…  Seguir leyendo »

La empatía. Meditar. Reinventarse. Fluir. El ayuno intermitente. Esto no, lo siguiente. El poliamor. La ropa deportiva. El chandalismo. El calzado con plataforma. Los museos de arte contemporáneo. Los libros de autoayuda. La depilación masculina. El Satisfyer. Las señoras que no se tiñen las canas. La histeria climática. El buenismo. Los millennial. Los patinetes eléctricos. Oye, Siri. El veganismo. La quinoa. Gluten free. Las tostadas con aguacate. El cruasán integral. La carne sintética. Los alimentos quilómetro cero. El yoga. La ginebra sin alcohol. Los vinos de autor. El jarabe de vinagre de Módena. El tuteo. El lenguaje inclusivo. Las oenegés.…  Seguir leyendo »

Oriol Junqueras, líder de ERC, durante un acto de campaña

Celestino Gobierno, el terruño podrido te llama. La presuntuosa costa mediterránea, plagada de hoteles sesenteros, maná de nuevos ricos del franquismo, clama tu amor. Pobres niños sobrealimentados, tiernos hijastros del pujolismo jugando a la insurrección. Fueron formados por aquellos viejos que articulaban corrupciones patrióticas y sonrisas dinerarias.

En realidad era todo entrañable, cercano, Andorra y tal. Los catalanes tenemos piel de buenos comerciantes, suave palabrería, Escopeta Nacional. Sin embargo, consumada la rebelión, la traición en definitiva, apareció raudo el cariño pesecé. “Hablemos” llegaron a argüir los barrigudos de mesa diaria en Casa Jordi o Via Veneto. Y La Caixa de Jaume Giró, tótem con garabato de Miró, lo hizo eslogan.…  Seguir leyendo »

En aquellos felices 80, un chico barcelonés tipo, grandilocuente en contradicciones y perseverancias de chupa de cuero, paisaje portuario y canciones de Loquillo, se entregaba a la tradición identitaria.

No nos confundamos, esa llamada de la identidad se circunscribía a la erótica de la Ciudad Condal, industriosa, más franquista que Franco en sus antecedentes inmediatos, tan underground como el cómic y tan golfa como los infinitos aledaños de las Ramblas.

¿Tópicos de la melancolía? Quizás. El pasado es una idea, una fórmula poco científica. Sin embargo, los oídos del chico barcelonés que pateaba los raros, extraordinarios mundos de la capital catalana, escuchaban una sentencia entonces en boga.…  Seguir leyendo »

En 2016, con motivo de las fiestas de la Mercè, Pérez Andújar pronunció su pregón. Quizá todavía se recuerda el acaloramiento del independentismo, pues el citado autor no militaba, ni milita, en ese movimiento político. El escritor nos habló a los barceloneses de quioscos, novelillas, tebeos, el Gato Pérez, Cervantes y los diversos undergrounds de los 80. Aunque fueran agradables unas palabras ajenas al ubicuo procés, nuestro pregonero rescató una ciudad ya inexistente. Era un alegato melancólico, una crónica de la Barcelona estupenda y desordenada, rica, compleja, que vivimos en los años 80, 90 y parte de los dosmil. Pero que está muerta y enterrada.…  Seguir leyendo »