No nos olvidemos de ellos: en Valencia aún queda mucho por hacer
Cuando cruzas el nuevo cauce del Turia todo se tiñe de sepia y se te encoge el corazón. A ambos lados de la carretera, ya practicable, se ve devastación.
Cuando llegas a los pueblos, las calles están transitadas (que no abarrotadas, como nos habría gustado poder decir) por personas vestidas de blanco y manchadas de marrón ya desde primera hora de la mañana.
El trabajo no cesa mientras la luz del día lo permite, porque las noches siguen siendo oscuras como la peor de las pesadillas.
El escenario ha mejorado, sí. Ya no se ven coches o muebles sino barro, en su mayoría seco, que te acompaña allá por dónde caminas.… Seguir leyendo »