Carmen Iglesias

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Gregorio Ordóñez: la vida posible

Gregorio Ordóñez fue asesinado por ETA a sangre fría, en 1995, en plena democracia. Tenía tan solo 36 años, estaba en un restaurante con amigos y compañeros alrededor de una mesa y el asesino etarra se acercó por la espalda y le disparó un tiro en la nuca. Su viuda, Ana Iríbar, su hijo Javier Gregorio, su hermana Consuelo y sus familiares y amigos y compañeros, nunca podrán olvidar esa tremenda imagen de su asesinato, presenciada o contada y reproducida en nuestra mente con la fuerza de una tragedia sostenida por una organización terrorista propagadora de odio, destrucción y lucha feroz de poder, ideologizada por un nacionalismo excluyente y totalitario.…  Seguir leyendo »

Incertidumbre y cultura cívica

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?, ¿cómo es posible que ocurra ahora esto?”. Quizás sean las exclamaciones —no simplemente interrogantes— más frecuentes que he escuchado los últimos tiempos, sobre todo entre las franjas generacionales que nacimos en medio de la dictadura franquista, vivimos la época dura y esperanzada de la Transición, la alegría democrática de la Constitución de 1978 y los casi 40 años de desarrollo con una recuperada autoestima de pertenecer a Europa y al mundo como una nación más dentro de las democracias liberales occidentales. Y, ¿qué es esto que pasa? Pues el asombro y desasosiego ante lo que parecería una especie de castillo de naipes que se desmorona mostrando las costuras de una corrupción bastante generalizada, una crisis económica que no por general en el mundo global sirve de consuelo a unas clases medias y menos medias que han conocido un ascenso de nivel de vida por primera vez en la historia contemporánea y que ahora subsisten ahogadas y desesperanzadas, una desobediencia impune ante las leyes con desafío a la Constitución y a la monarquía parlamentaria, una grave amenaza de secesión, un populismo rampante y algún partido financiado por Estados extranjeros totalitarios y votado por un buen número de electores, una destrucción de la convivencia ciudadana y especialmente una cultura y práctica política que enfrenta los “nuestros” y “los otros” con clara violencia verbal y devastación de las formas y maneras establecidas.…  Seguir leyendo »

A las seis de la mañana del 31 de marzo falleció en su casa de Madrid el director de la Real Academia de la Historia, don Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón, marqués de Castrillón, hidalgo de corazón y de espíritu en el sentido de esa segunda acepción del Diccionario de la Real Academia Española, que expresa a una persona «de ánimo generoso y noble». Generosidad, amistad, lealtad son, con su inteligencia y su buen hacer, algunas de las cualidades que todos los que hemos tenido el privilegio de estar cerca de él, en el trabajo, en el afecto, en el entorno académico y personal, echaremos constantemente de menos con su ausencia definitiva.…  Seguir leyendo »

Entre otras muchas cosas, Vaclav Havel -escritor, estadista, ciudadano ejemplar, persona valiente y buena, que acabamos de perder hace poco-, nos enseñó hace mucho tiempo que en esta vida teníamos que aprender a «vivir con huecos y fragmentos», no esperar que todo encajara con todo, sino saber que la realidad humana puede ser dura, compleja, cambiante y engañosa. Y aun así pactar con ella, pactar con los propios fracasos, para hacernos más fuertes, más conscientes, para seguir peleando contra toda resignación e injusticia y seguir confiando en la capacidad de las personas y de las instituciones democráticas que han costado históricamente muchos esfuerzos, sudor y lágrimas, de varias generaciones y que, como la tela de Penélope, son siempre perfectibles y sin final previsto.…  Seguir leyendo »

Fue precisamente en un homenaje que se hizo a Díez del Corral en su ciudad natal de Logroño, en 1985 (D.Luis, riojano universal), donde José Antonio Maravall Casesnoves, cuyo centenario recordábamos en estas mismas páginas el pasado 13 de junio, se refirió a la amistad entre ambos y a unas vidas que habían transcurrido en muchos aspectos casi de forma paralela y coincidente al tiempo, como «elementos de nuestro destino», personas «que se hacen presentes en la línea de existencia de uno y que contribuyen a trazarla». Ambos han relatado en distintas ocasiones el comienzo de su amistad en el inicio de sus vidas universitarias, con apenas veinte años, cuando se encontraban un día tras otro revolviendo en los cajones de los carritos de libros que se colocaban en la calle Ancha de San Bernardo y que, como los de la cuesta Moyano a donde igualmente acudían, tentaban a los jóvenes estudiantes; en ellos buscaban las ediciones de la Colección Universal o de ejemplares de El Espectador, o cualquier otra sorpresa bibliófila que leían ávidamente.…  Seguir leyendo »

Ciertas personas, ciertos maestros, ciertos amigos -decía el profesor Maravall- son tan decisivos en la vida de uno que se convierten en «elementos de nuestro destino»; un destino que no está fijado de antemano, sino que vamos construyendo a lo largo de una vida en que avatares azarosos y decisiones individuales, más o menos voluntariosas, acaban definiendo nuestro paso efímero pero no menos real en el tiempo y época que nos ha tocado. Maravall fue para muchos de los que tuvimos la suerte de recibir sus enseñanzas y de tratarle de cerca uno de esos «elementos de destino» que marcan el futuro.…  Seguir leyendo »

Ninguna profesión por noble que sea -decía Diderot- se libra de lo que él denominaba idiotismos morales. Una especie de mezcla de tontería, discordancia entre los principios y la conducta de buena parte de los que la ejercen, una deriva prepotente -diríamos en lenguaje de hoy- de esos profesionales para hacerse valer más de lo que merecen y para afirmar su poder y de paso, en buen número de casos, sacar beneficio personal de todo ello. Y, para colmo, «…cuanto peores son los tiempos, más se multiplican los idiotismos. Tanto vale el hombre cuanto vale el oficio y, recíprocamente, al final, tanto vale el oficio cuanto vale el hombre.…  Seguir leyendo »

Así se ha titulado una exposición reciente en París que rendía homenaje a Mario Vargas Llosa, que hoy, por fin, acaba de recibir el Premio Nobel de Literatura. Todos sus lectores y amigos lo esperábamos desde hace tiempo y la alegría en el mundo cultural hispano va unida al orgullo de pertenecer al mismo territorio lingüístico del gran escritor peruano y español. Muchas franjas generacionales hemos crecido con sus libros desde aquella lectura impactante en los años sesenta de La ciudad y los perros, escrita por Mario con 24 años, seguida casi inmediatamente de otras obras maestras, cada una de las cuales justificaba por sí sola el genio y la grandeza de su autor.…  Seguir leyendo »

Es rasgo indeleble de la idiosincrasia del dragón ser, a la vez, majestuoso, imponente y ridículo, un ser que, al mismo tiempo que aterroriza y repugna, inspira burla y compasión», escribe Mario Vargas Llosa en un brillante prólogo al precioso libro de Pedro González Trevijano Dragones de la política. «El dragón es una de las encarnaciones más espectaculares del mal -sigue Vargas Llosa- aquella vocación que inspiran el diablo o la naturaleza retorcida de los humanos de hacer daño al prójimo, envilecer y corromper lo existente (…) Al dragón lo inventamos por lo mal que pensamos de nosotros mismos y por eso, ahora en el cine de ciencia ficción como antes en la literatura y la pintura, luce siempre lozano y se renueva sin tregua, invulnerable a los siglos que lleva encima».…  Seguir leyendo »

Cómo negar la existencia de esos grandes males que acechan al hombre continuamente y que a veces le hacen renegar de la vida misma? El dolor, por ejemplo, y no tanto el personal como el que sobreviene cuando vemos sufrir a un ser muy querido. Yo esa realidad la palpo, como bien sabes, todos los días de mi vida. (…) Pero hay que saber vivir con el dolor y ser positivos. Y hasta cuando aparece la primera ocasión, esbozar una sonrisa y apelar al humor». «…Así que procuro salvarme agarrándome a lo que más me absorbe, que es escribir y escribir…».…  Seguir leyendo »

El cuadernillo extraordinario de final de diciembre pasado que editó EL MUNDO, en el que se había elegido el pesimismo como Enemigo del Año, no ha dejado de generar reflexiones, algunas publicadas y las más de carácter personal a través de correos electrónicos y conversaciones privadas. El agravamiento casi diario de la situación política y económica no favorece precisamente ninguna inclinación al optimismo, máxime cuando de esta actitud optimista hacen gala los principales responsables del Gobierno de España, quienes un día sí y otro también exhiben sus carencias evidentes para afrontar una dura realidad y luchar contra ella con coherencia, generosidad e inteligencia.…  Seguir leyendo »

Todavía el jueves pasado en la Real Academia Española comentábamos en la comisión en la que trabajaba desde hace años Francisco Ayala, que llegaríamos a celebrar sus 104 años. El recuerdo de D. Galo Leoz y de otros excepcionales centenarios nos animaba a pensar que Ayala no nos faltaría nunca, o al menos no de inmediato.

El rechazo a la muerte de las personas queridas, el escándalo de su posible ausencia, favorece el autoengaño para no admitir que nos pueden faltar de un momento a otro. Máxime cuando, como era el caso de Ayala, mantenía la lucidez, la curiosidad, el humor y el afecto a los otros con la misma fuerza e inteligencia de siempre.…  Seguir leyendo »

Escribir frente a la muerte de alguien querido es siempre un ejercicio doloroso y frustrante. Cómo sintetizar en unas líneas las vivencias de una relación y la riqueza individual de la persona ida, cómo marcar esa pervivencia del recuerdo de alguien insustituible, siempre resulta difícil e incompleto. Todavía más difícil cuando se trata de alguien con la personalidad de Sabino y con el peso específico que sin duda tendrá en la historia de la España democrática. Entre los muchos homenajes que va a recibir su figura en estos días en la prensa escrita, quisiera sumar estas líneas mías con el profundo cariño, admiración y agradecimiento que siempre he sentido por él, y con la pena y el sentimiento por su ausencia definitiva.…  Seguir leyendo »

Las ciudades -los ciudadanos-», hace decir Jenofonte a un ateniense, «tratan a los gobernantes como yo a mis criados. Quiero que mis sirvientes me proporcionen en abundancia todo lo que necesito y que no tomen nada; los ciudadanos quieren que sus magistrados les proporcionen el mayor número posible de ventajas y que se abstengan de tomar absolutamente nada». Los fundadores de la democracia consideraban que el gobernante tiene por fin favorecer y que, cuando no lo hace, está sujeto a la crítica del pueblo, pues, como nos transcribe el profesor R. Adrados al hablar de esta primera ilustración griega creadora de la democracia, a través de los primeros textos de Demócrito, Protágoras y otros, se parte de la premisa de que es más lógico que el gobernante sea criticado que aplaudido, «pues no fue elegido para hacer el mal, sino para favorecer, de igual modo que se critica al que no devuelve un depósito y no se elogia al que lo devuelve».…  Seguir leyendo »

Nuestra sensibilidad y actitud actual hacia los niños, procedente de esas transformaciones paulatinas que desde el siglo XVIII experimentan las sociedades desarrolladas, con la introducción de ese «individualismo afectivo» en el núcleo familiar y relacional en general, puede medirse cuando comparamos las actitudes tan distintas de siglos anteriores, en contextos de supervivencia y de fragilidad que no conviene olvidar pues es un pasado relativamente reciente y desgraciadamente actual para otras regiones del mundo.

Cuando la muerte está siempre presente

En la numerosa información de nuestra actualidad sobre la situación de la infancia en distintos lugares del mundo, se aludía no hace mucho al hecho, conocido por los medios con motivo de un viaje de la Reina, de que en alguna isla indonesia no se da ningún nombre a los recién nacidos hasta cumplidos al menos seis meses, a fin de asegurarse al menos esa corta supervivencia y no sufrir el desgarro emocional por una tan breve vida.…  Seguir leyendo »

Si un niño muere, todas las sociedades son culpables», exclamaba hace unas semanas una alta autoridad académica, posiblemente ante las noticias recientes de niños maltratados, de bebés abandonados o torturados -incluso escandalosamente en nuestras sociedades desarrolladas-, o quizás ante la injusticia de los miles de niños en otros países forzados salvajemente a convertirse en pequeños y mortíferos guerreros asesinos, o en trabajadores en minas, industrias, faenas agrícolas -que nos recuerdan remotamente un pasado occidental de industrialización no tan lejano-, o simplemente recordando el número escalofriante de los millones de niños que mueren o arrastran las lacras de desnutrición, enfermedad, maltrato, prostitución, desarraigo, carencias de todo tipo.…  Seguir leyendo »

Es de nuevo un placer y un honor intervenir hoy, como presidenta del Grupo, en la entrega de estos premios internacionales. Premios que, al cumplir su VII Edición, entran de lleno en la que durante siglos se consideraba el comienzo de la edad de la razón: los siete años, momento en el que los niños pasaban a ser considerados adultos y eran tratados como tales, aunque lo que representaba esa barrera de los siete años era que habían superado la terrible mortalidad infantil de la época y que se podía contar con ellos.

Podemos contar con los Premios de EL MUNDO desde el principio porque nacieron firmes y poderosos, basados en el recuerdo emotivo y consciente de unos magníficos periodistas: José Luis López de Lacalle, asesinado por ETA; Julio Anguita Parrado y Julio Fuentes, muertos en plena actividad, cuando intentaban transmitirnos con sus imágenes y sus textos el horror y la tragedia de la guerra.…  Seguir leyendo »

Hace ya más de dos años que buen número de historiadores, de un amplio abanico de tendencias y especialidades, estamos coincidiendo esencialmente en nuestros escritos sobre la importancia de no confundir memoria con historia, ni interpretaciones actuales ideologizadas -y políticamente interesadas- de la Transición de 1975-78 con la secuencia de hechos y posibles alternativas de aquel momento histórico, con sus luces y sombras.

Desde que se anunció la Ley de Memoria Histórica, atizando todo tipo de polémicas y malentendidos, y situando el pasado en la arena política más inmediata, despreciadora de cualquier diálogo reflexivo, hemos presenciado deslizamientos, más o menos subliminales pero evidentes, como el de llegar a considerar que pueda haber asesinatos políticos menos malos que otros según procedan del bando en que cada cual se inscribe.…  Seguir leyendo »

«El liberalismo es aburrido», declaraba en 1932 Carl Schmitt y al año siguiente, nos recuerda Susan Sontag, se unió al partido nazi. «Una política conducida de acuerdo con los políticos liberales carece de drama, de conflicto, de sabor -continúa escribiendo la escritora norteamericana en un excelente ensayo publicado en Letras Libres en febrero de 2003- mientras que las políticas fuertes y autocráticas -como la guerra- son interesantes». Y en el párrafo anterior, refiriéndose a los conceptos de belleza y de lo bueno, nuestra autora ha descrito lo que en nuestro mundo consumista, relativista y superficial, puede entenderse como interesante: «En la mayoría de los casos, algo que no se había visto antes como bello (o bueno).…  Seguir leyendo »

Ver crecer a los otros que quieres es uno de los aspectos positivos del paso del tiempo. En contra de toda nostalgia por lo que dejamos atrás y por el camino transcurrido, el despliegue del presente puede proporcionar a veces ese sentido de espesor y conciencia de duración que nos hace sentir la propia existencia. Los 40 años del Príncipe son, desde luego, una especie de atalaya que sitúa el paso de la juventud a la madurez en primer plano. De aquel joven de 21 años con el que tuve el privilegio como docente de disfrutar durante mucho tiempo de su crecimiento intelectual y personal, al padre de familia feliz y responsable de ahora, media sin duda una gran distancia.…  Seguir leyendo »