El silencio se vuelve cómplice de la violencia contra las mujeres
Te quedarías sólo mirando y sin hacer nada, ni siquiera una llamada a los bomberos, si vieras que la casa de tu vecino se está quemando y derrumbando? La respuesta es evidente: por supuesto que no. En cambio, ¿cuántos gritos y lágrimas debes oír tras las paredes, antes de decidirte a actuar, a interferir, en lo que tradicionalmente se ha querido relegar a simples -y ajenos- problemas domésticos?
Demasiadas veces, ante la constatación de que cerca, muy cerca de nosotros, hay quien está sufriendo malos tratos, nuestra única reacción es el silencio y la inacción, pese a que somos conscientes de que la seguridad y la integridad de tantas mujeres está en riesgo o en inminente peligro de muerte.… Seguir leyendo »