
La depilación brasileña y el nuevo espíritu del capitalismo
En julio de este año Jessica Yaniv, una mujer transgénero, denunció a dieciséis esteticistas en Canadá por negarse a depilar sus testículos. Alegó ante los tribunales de derechos humanos haber sido discriminada por su identidad. Las acusadas argumentaron que no la rechazaron por razones personales, sino —algunas— por motivos religiosos —y otras— porque no depilan genitales masculinos, ya que no tienen los conocimientos para hacerlo.
Lejos de ser considerado un asunto personal —delirante, pero atendible de manera privada— los tribunales lo tomaron como algo de su competencia y se dieron unos meses para deliberar sobre este caso. De acuerdo con la ley de ese país, ningún trabajador puede ser obligado a manipular genitales si no es por razones médicas.… Seguir leyendo »