Siempre nos quedará el español
Agosto, con permiso de las sorpresas y las urgencias, es un mes propicio para regresar también a aquellas nociones elementales que nunca podemos abandonar del todo y reflexionar con ellas desde nuestra experiencia acumulada. Pilares de vida, de cultura, que son una latencia del alimento esencial en nuestro devenir con sentido y que nos ayudan a corregir el nihilismo de fiesta psicotrópica o la indiferencia de la subvencionada 'pasancia' (ni siquiera es orteguiana vivencia) ociosa.
Y hay que demorarse, sumergirse en ellas con la tranquilidad de los caballos de río en un meandro profundo. En estos días de sol siderúrgico y aire encorsetado, de remojo suplicante, de nubes que pasan bajo el cielo esférico, de atardeceres hasta las diez de la noche.… Seguir leyendo »