
Las aves cantan, pero no para mí
Los sonidos de los animales son mi conexión con las estaciones cambiantes. Cada semana aparece o se desvanece una nueva voz. El invierno comienza con el chirrido de los juncos. Los trinos de los polluelos de los azulejos marcan el principio del verano y poco después se escuchan las primeras cigarras.
Sin embargo, al ciclo anual de este año le faltaba una voz. En esa ausencia, no solo aprendí algo sobre el avance de mi sordera, sino también de los pactos fáusticos que hicieron nuestros ancestros con la evolución.
En el sureste estadounidense, donde vivo, el canto de las reinitas estriadas o chipes gorrinegros, aves pequeñas color blanco y negro que emigran para reproducirse de Sudamérica hacia los bosques boreales de Canadá, marca el fin de la primavera.… Seguir leyendo »