Diego S. Garrocho Salcedo (Continuación)

La culpa es el enésimo objeto de consumo retro: tras medio siglo de obsolescencia planificada esta emoción moral ha regresado a nuestros hábitos para convertirse en un verdadero fetiche del consumismo espiritual posmoderno. Desde hace tiempo la creíamos amortizada pero sus antiguos sepultureros parecen haberla revivido hasta convertirla en el signo de nuestro tiempo. Hace algunas décadas esta pasión doliente estaba prácticamente proscrita, pero hoy vuelve a habitar entre nosotros. Sus efectos sociales se antojan cada vez más evidentes y a pesar de que todavía se negocie su mención explícita, es indudable que asistimos a su revitalización social, cultural y política.…  Seguir leyendo »

La nueva política duró muy poco. Surgió bajo el impulso de aquella emoción que inspiró el 15-M y se desplegó al socaire de una indignación que sólo originalmente pudo decirse transversal.

El ciclo que se inauguró en las elecciones generales de 2015 terminó por agotarse en las pasadas elecciones de Galicia y Euskadi. En esta ocasión ni siquiera podrá decirse que fue bonito mientras duró, porque lo más doloroso de todo es que sigue siendo verdadero aquel eslogan que lo desencadenó todo: no, no nos representan. Ni entonces ni ahora, o al menos no deberían.

Pero hubo un tiempo ‑algún día se lo recordaremos a nuestros nietos‑ en que aquella ausencia de representación legítima quiso concretarse en dos proyectos políticos, Ciudadanos y Podemos, que hoy se desangran por heridas distintas pero idénticamente mortales.…  Seguir leyendo »

Durante años hemos asistido a un paulatino e injustificado descrédito de la universidad española, especialmente la pública, y no han faltado quienes interesadamente han cuestionado su dignidad, transparencia y calidad, sin que apenas nadie haya salido en su defensa. Y no es por el aprecio a esta institución indispensable, sino por un estricto compromiso con los hechos, con el conocimiento y con la verdad que inspiran la labor docente e investigadora, por lo que en este momento se hace imprescindible revertir algunas falsedades que atentan contra un gremio precarizado, que al abrigo –y bajo el castigo– de una vocación superlativa ha demostrado una docilidad impropia.…  Seguir leyendo »

Marx a veces tenía razón. Y uno de los diagnósticos más certeros de cierta tradición marxista es aquel que considera que las mutaciones del capitalismo permiten convertir cualquier cosa en mercancía. Esta mercantilización de todo lo real afecta, desde luego, a aquellos bienes tangibles y materiales pero alcanza, y esto será quizá lo más sorprendente, a territorios simbólicos e intangibles.

Existe un mercado de bienes y servicios pero existe también un universo de intercambio y comercio que afecta esencialmente a cuestiones éticas, valorativas y culturales. En este sentido creo que no seríamos una sociedad menos lúcida si cuando escuchásemos la expresión “mercado de valores” en lugar de imaginar el parqué de la bolsa reparásemos en el hecho de que también nuestros criterios para distinguir el bien y el mal están, desafortunadamente, sometidos a las leyes y tentaciones del mercado.…  Seguir leyendo »

Nunca me gustó Woody Allen. Supongo que comencé a ver sus películas demasiado pronto y que mi juicio como espectador siempre voló por debajo del radar de sus referencias culturales. En el fondo puede que me siga pasando lo mismo y por mucho que quiera siempre estaré más cerca del Manzanares que de Central Park. Como él mismo dice en las memorias que acaban de publicarse, creo que algunas de sus cintas son entretenidas pero ninguna de ellas habría bastado para fundar una nueva religión.

En condiciones normales nunca habría comprado un libro suyo. Mi amigo David Mejía, woodyallenero casi talmúdico, me regaló cuando ambos éramos estudiantes de Filosofía Cómo acabar de una vez por todas con la cultura.…  Seguir leyendo »

Recuerden la palabra porque, aunque no es nueva, tiene muchas papeletas para convertirse en el nuevo término de moda durante la cuarentena: webinar.

Contengan su risa al imaginar a un adulto pronunciándola. Aun cuando su fonética resulte casi comprometida en castellano —imposible no intuirle el matiz jocoso— es muy probable que no hayan dejado de escucharla y, sobre todo, de leerla.

Este anglicismo esconde además una astucia engañosa pues no es verdad que un webinar sea algo así como un seminario en línea. Qué más quisiéramos. Olviden esa idea porque mientras que los seminarios eran reuniones presenciales circunscritas al ámbito académico o formativo los webinars proliferan hoy como una abrupta infección paralela a la Covid-19.…  Seguir leyendo »

Uno de los recursos más arcaicos de cualquier cultura consiste en atribuirle rasgos humanos a la naturaleza e incluso a los seres inanimados. Las tempestades, las plagas y los desastres naturales podrían justificarse como el resultado de la decisión de un dios que vela por nuestra correcta instrucción moral a través de la retribución y el castigo. El Antiguo Testamento, por ejemplo, está plagado de escenas en las que se quiere imprimir una significatividad moral a algo que, en principio, no la tiene. El tópico del diluvio, del que el mismo Dios habría de arrepentirse, es su ejemplo más célebre, aunque ya lo primeros exégetas del texto supieron adelantar la eventual condición alegórica del motivo.…  Seguir leyendo »

Quién se lo iba a decir al pobre Bergamín. Casi cuarenta años después de que lo enterraran en Fuenterrabía “para no dar sus huesos a tierra española”, sus versos han vuelto a servir de contraste para que la pacatería y la idiocia patria se desenmascaren.

El genial escritor que tuvo el honor y la valentía de presidir la Alianza de Intelectuales Antifascistas cuando ser “antifa” era arriesgar la nuca, tuvo también la desgracia de vivir en la peor de las Españas.

Pero aquel país, miserablemente cainita, fue todavía capaz de alumbrar personalidades complejas y distintas en las que se podía ser comunista y taurino (el fascio siempre prefirió el deporte) o católico y profundamente irreverente.…  Seguir leyendo »

¿A qué filósofo vivo hay que leer? Ante semejante pregunta, insolentemente incómoda, durante años me serví de un recurso infalible. Steiner, he contestado en multitud de ocasiones. Lee a George Steiner, respondía, al tiempo que ocultaba la condición fronteriza de su pensamiento. Aunque el consejo sincero mantenga su tino, a partir de hoy la respuesta no podrá conservar ni siquiera su media verdad porque ha muerto George Steiner. Algún purista podrá decir que no era estrictamente filósofo pero cualquier buen lector sabrá enmendar: ni lo era, ni falta que le hacía. George Steiner era, ante todo y sobre todo, un hombre de letras.…  Seguir leyendo »

En este curso académico que comienza, al igual que en los últimos cuatro, John Jay Ellison, vicedecano de estudiantes de la Universidad de Chicago, se ha dirigido a sus nuevos alumnos con una carta de bienvenida. En ella se lee, literalmente, que el compromiso de esa institución con la libertad académica les llevará a no cancelar la intervención de ponentes cuyos puntos de vista puedan ser controvertidos y advierte que en su universidad, al contario que en muchas otras de Estados Unidos, no existirán espacios seguros en los que el alumnado pueda refugiarse cuando escuchen ideas contrarias a las propias.

En un tono a mitad de camino entre la prudencia y la condescendencia, el profesor Ellison advierte a sus estudiantes que en ocasiones podrán sentir cierto malestar al comprobar que hay personas que tienen opiniones distintas a las suyas.…  Seguir leyendo »

Hay títulos que son mucho mejores que los libros a los que dan nombre. Le ocurrió a Vargas Llosa con La verdad de las mentiras y les pasó también a Juan Luis Cebrián y a Felipe González con El futuro ya no es lo que era, un libro menor donde los haya en el que su mejor idea se agotó en la cubierta. Menos es nada. Aquella sentencia, a mitad de camino entre el chascarrillo castizo y la reflexión metafísica, supo condensar en muy pocas palabras un diagnóstico que sólo con el tiempo terminaría por hacerse terriblemente certero. Creo que Felipe y Cebrián nunca quisieron acertar tanto como lo hicieron, pero los goles por accidente también suben al marcador.…  Seguir leyendo »

No son fascistas. Ojalá lo fueran. Si la irrupción de Vox en las elecciones andaluzas simbolizara el eventual regreso del fascismo contaríamos con toneladas de artillería teórica y práctica para desactivar la amenaza. Lo relevante, precisamente, es la súbita transformación que ha sufrido el escenario político en los últimos años y la extraordinaria volatilidad con la que se hacen añicos las categorías que hasta hace muy poco eran útiles para entender lo que nos pasa.

No, no son fascistas porque un partido que se autoproclama liberal se sitúa, necesariamente, en las antípodas del fascismo. Por mucho que el fascismo resulte odioso deberíamos mantenernos a salvo de esa tentación que nos lleva a concluir que como el fascismo es despreciable todo lo que despreciamos debe necesariamente parecerse al fascismo.…  Seguir leyendo »

Decía Platón que el filósofo es un médico del alma, esto es, un terapeuta de la psique humana. La máxima poco o nada tiene que ver con la ciencia positiva que hoy conocemos como psicología sino que se incardina dentro de la filosofía moral del maestro ateniense. Lo relevante no es, por supuesto, la apología de la filosofía como terapia sino la posibilidad que se subraya cuando desde ésta o desde cualquier otra disciplina se advierte de un riesgo siempre inminente: la enfermedad moral. La moral o, si lo prefieren en clave griega, la ética, es una disciplina eminentemente social y política como bien subrayara el otro gran pensador de la Grecia clásica, su discípulo Aristóteles.…  Seguir leyendo »

En los últimos días asisto decepcionado al debate suscitado en torno a la reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo anunciada por el ministro de Justicia. En un extremo y otro fracaso al intentar encontrar argumentos sólidos que me permitan modelar mis siempre frágiles convicciones. De una parte, sectores conservadores se acogen a argumentos teológicos que habrían de ser válidos en el ámbito privado, pero que adolecen de legitimidad en el debate público. Por otra, aquellos que se autodefinan progresistas se acogen a juicios de intenciones, eslóganes manidos y al siempre socorrido lema empleado de que toda mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.…  Seguir leyendo »