La hora del ciudadano marroquí
Una de las consecuencias más hermosas de las revoluciones tunecina y egipcia, y de la dinámica 20 de febrero que se ha puesto en marcha en Marruecos, es que la providencia, sea cual sea su naturaleza, ha quedado fuera de juego desde el comienzo. Ante unas sociedades encolerizadas y crispadas, ya no sirve remitirse a la autoridad divina para justificar la sumisión; ni esgrimir el pretexto de la interminable lucha contra el integrismo para justificar el Estado de no derecho; ni escudarse en el economicismo para seguir aplazando la distribución de la riqueza; ni invocar una supuesta "minoría" o "inmadurez" de los pueblos para justificar el autoritarismo.… Seguir leyendo »