Eduardo Arroyo

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Cada vez que acudo a los periódicos o a la televisión, lo que llamo “el asunto catalán” se me vuelve más aburrido. Por el interés desmedido de los medios creo que esto no tiene trazas de terminarse. En meses, personas como Junqueras, Puigdemont o Rovira se han convertido en figuras warholianas; viven con pasión, y con satisfacción, sus quince minutos de celebridad.

No sé si en la oscuridad presente y futura de la cárcel —que algunos que hayamos sido y por menores que nuestras penas hayan sido no olvidaremos— los presos e indiciados independentistas soportarán esa situación: ese inconfundible tufo a humedad, ese olor a colilla fría, a lejía que no te abandona jamás, ese insoportable perfume cuartelero.…  Seguir leyendo »

No es raro que durante estos últimos años de crisis, varios medios de comunicación y de una manera insistente pregunten sobre la opinión que nos merece el IVA sobre el arte, que hasta ayer estaba al 21 por ciento... sin duda porque se supone que esta desproporcionada medida, única en Europa, es la razón por la cual el mercado del arte sufre y se resiente. Y es por esta circunstancia por la que me he visto envuelto en cavilaciones y conjeturas sobre este gravamen, sobre este recorte, sin duda sorprendente, y sobre las consecuencias derivadas de esta normativa que pudieran incidir sobre el mercado del arte.…  Seguir leyendo »

Cocinas, aparadores, enseres, comedores, ¿y la cama? ¿Qué hacemos de la cama, ese animal de cuatro patas, origen y fin de la vida? Quisiera recordar, sirviéndome de mi vacilante memoria, la cama de la madre del Yiyo, el torero que murió en 1985 el 30 de agosto, en Colmenar Viejo. El torero que murió sin que se diera cuenta, casi cuando la lid había terminado y el toro Burlero desangrado entraba en agonía. El Yiyo miró hacia el frente y un cornalón tardío se le acercó al corazón y se lo partió en dos, como un libro. El Yiyo muerto, recompuesto, arreglado, vestido de luces y con las zapatillas puestas.…  Seguir leyendo »