Gutenberg ‘vs.’ Zuckerberg
¿En qué momento exacto pasamos a llamar a la cultura “contenidos”? ¿Quién lo impulsó y por qué lo hemos dado por bueno? ¿Qué sentido tiene llamar “nuevas tecnologías” a lo que hubiera sido más preciso llamar “nuevas pantallas”? Las primeras sospechosas ante estos cuestionamientos suelen ser las multinacionales de Internet, a las que culpamos de hacernos adictos a sus aparatos y redes. Pero una teoría más de la conspiración sobre grandes empresas no aporta muchas salidas.
Quizás sea más objetivo constatar que cada avance técnico en las telecomunicaciones ha requerido, para alcanzar el volumen de fabricación que lo hiciera rentable, un gran cambio de costumbres: en otras palabras, que surgieran contenidos que conllevaran un uso cada vez mayor y más continuo del aparato y garantizasen así la demanda para las superinversiones en complejos industriales, bienes de equipo y redes físicas de comunicación.… Seguir leyendo »