Rusia después del Mundial: los espías y los estereotipos
Desde la empleada del negocio que, a las pocas horas de haberme instalado en la capital rusa, corrió más de cien metros para disculparse y avisar que la tarjeta de crédito había sido pasada dos veces, hasta el cocinero tayiko de la calle Taganska que varias madrugadas nos sacaba de algún apuro con su shawarma. Desde las decenas que, al percibir que estábamos perdidos, se acercaron gentiles ofreciendo ayuda, hasta la niña que bailaba con el violinista que hacía sonar su Mullermanband furiosa en la estación de subte del viejo y hermoso barrio de Kitay-gorod. Sí, soy uno de los tantos periodistas que celebran felices su experiencia de Rusia 2018.… Seguir leyendo »