Fernando Sánchez Dragó

Este archivo solo abarca los artículos del autor incorporados a este sitio a partir el 1 de abril de 2007. Para fechas anteriores realice una búsqueda entrecomillando su nombre.

Yo también soy Verstrynge

Detesto esa estúpida costumbre -propia de una época rebañega- que lleva a todos los paletos de la aldea global a asumir identidades que no son las suyas y que sólo sirven para presumir de buenos. Yo no fui Marta, en su día, ni soy ahora 'Charlie Hebdo', Bardo o, pongamos, Germanwings. Yo sólo soy (y nunca seré otra cosa, a no ser que me vuelva loco y diga que soy Napoleón) la persona cuyo nombre figura en el encabezamiento de este artículo. Tampoco soy Jorge Verstrynge, pero he recurrido a ese latiguillo para llamar la atención. Sigan leyendo, por favor.

Ortega decía que en España todo lo bueno, desde 'El Quijote' hasta la Segunda República, había nacido en la cárcel.…  Seguir leyendo »

El terremoto de Fukushima me pilló en Bangkok, con un coche a la puerta para ir a Pattaya. Antes de salir consulté elmundo.es y supe del cataclismo. Mi mujer estaba en Kioto y yo tenía que reunirme con ella tres días después. Puse la tele y, mirándola de reojo, escribí a porta gayola una primera crónica, que lo fue de oídas y de leídas, no de vividas.

¡Extraña coincidencia! Escribo esto el día del primer aniversario del terremoto en un hotel de Phnom Penh. En cuanto lo termine saldré en coche hacia Pattaya.

Quise cambiar el billete. No fue posible. Me resigné.…  Seguir leyendo »

Son como las meigas… No existen, puesto que sobrevuelan la realidad como ectoplasmas montados en las escobas del sudor de sus súbditos, pero haberlos, haylos.

A la corta, dan la vara. Luego se esfuman y la gente los olvida. Es, en efecto, como si nunca hubiesen existido. Vuelven, los menos, a sus profesiones, aunque raro sea el que la tiene. Otros acaban capitaneando las relaciones públicas de las empresas privadas. Algunos acaban entre barrotes. A los restantes se los traga el tiempo, ese antropófago.

Es una profesión horrible. Siempre en reuniones o poniendo buena cara, estrechando manos, sonriendo a troche y moche, acariciando a los niños, a las viejecitas y a los cesantes, sonriendo con mueca de robot a los fotógrafos, halagando a los del 15-M y el botellón, enfundándose camisetas de equipos de fútbol, estrechando durante un minuto interminable las manos de sus huéspedes ilustres como si fueran estatuas de sal, suscitando odios, aguantando insultos, hablando sin decir nada, espurreando flatus vocis (paz, democracia, rigor, negociación, diálogo, confianza, tolerancia, talante), esgrimiendo promesas en las que nadie cree, descuidando a la familia y asegurando que no hay motivo de alarma mientras la ciudad, la Bolsa, la deuda, el país, Grecia, Irlanda, Portugal, Europa, el euro, Afganistán, Libia, Siria, Irak, Yemen, Somalia, Fukushima, el Imperio y el orbe se desploman a su alrededor.…  Seguir leyendo »

Son muchas las personas, amigas o no, que desde el 15-M dan por supuesto, guiñándome el ojo, que mi voz se unirá al griterío de la tercera revolución francesa (¿no es francés el memo ése que se está forrando con un par de libelos en los que sólo hay vaniloquio, azúcar y santurronería?). Obedecerá, supongo, tan errónea convicción al descrédito que los políticos, salvo muy contadas excepciones, me merecen y a los estacazos que desde hace muchas lunas y algunos lunes (los de El Lobo Feroz) les propino. Ahí se acaban las semejanzas con un movimiento que no hago mío, pues tampoco le concedo crédito alguno.…  Seguir leyendo »

Dos semanas en Tunicia, recorriendo de punta a punta el país en el que hace cerca de cuatro meses prendió la mecha del corrimiento de tierras de fuerza diez que desde entonces reubica los cimientos del mundo islámico, y algunas reflexiones suscitadas por lo observado al hilo de ese viaje...

El espinazo de la capital de la nación es el eje que empieza en la alcazaba, recorre el laberinto de la Medina, pasa por los cafés de la plaza de la Victoria y el arco del Bab Bhar o Puerta de Francia, recorre la avenida intitulada a la antigua metrópoli, se ensancha en la plaza de la Independencia, sigue por el bulevar Burguiba, alcanza la plaza del 14 de enero de 2011, que hasta la floración de los jazmines revolucionarios lo fue del 7 de noviembre de 1987 (fecha en la que el dictador Ben Alí, hoy defenestrado y exiliado, se hizo con el poder), y desemboca en la Torre del Reloj.…  Seguir leyendo »

Vale el título y por eso lo mantengo, pero se me ocurren otros, coincidentes, a condición de que también vayan entre signos de interrogación… El crepúsculo de Amaterasu, por ejemplo, o El ocaso.

Los dos aluden a la heliolatría aún vigente en uno de los países del mundo donde más llueve. El sol es un bien escaso en Japón. Amanece tarde y anochece pronto. Tres estaciones son húmedas a más no poder: nieve, nubes, chaparrones, calabobos… Sólo en otoño asoma, siempre discreto, el astro.

Sorprende que precisamente allí se atribuya a una diosa solar, como lo es la citada, la fundación del Mikado.…  Seguir leyendo »

Así se llamaba la película que el cineasta Marco Bellocchio rodó en 1967. Corrían los años de la revolución cultural y los galopines del Celeste Imperio, que del azul había virado al rojo, esgrimían en Tienmamen, como si fuese una cachiporra, el libro de preceptos sinsorgos escrito por el sátrapa. La guerra de Vietnam llegaba a su clímax tras la ofensiva desencadenada por el Vietcong durante los festejos del Tet. Pol Pot preparaba la reedición del Holocausto en Camboya. Los niñatos del mayo francés vareaban los colchones, en los que tanto follarían, de la segunda Revolución Francesa...

China, efectivamente, andaba cerca de todo eso, y lo está ahora, de nosotros y del resto del mundo, más que nunca.…  Seguir leyendo »

Allá por octubre, quizá en septiembre, publiqué en este periódico una columna cuyo título era ¡Cascos y cierra Asturias! La candidatura de ese prohombre a la presidencia del Principado estaba entonces en el alero. ¿Alero? A una persona así, por mucho que sus ex correligionarios lo intenten, no ha nacido el guapo que le corte las alas. Rajoy se ha metido con botas de pocero, maracas de perdigones, chaleco de camuflaje y gorro de tirolés en un charco que mojará la pólvora de su fusil de juguete si no tiene los reflejos necesarios para reponer a Cascos en el lugar que por edad, saber, valor y justicia le corresponde.…  Seguir leyendo »

No es lo mismo ir a la Luna que estar en ella. Lo segundo alude a quienes creen en lo primero. ¿Cuarenta años ya? No me toquen las pelotas. Yo tenía treinta y dos y estaba como un queso de mozzarella de búfala. ¿Quién iba a imaginarse que ocho lustros después, podrido por la gusanera de la ancianidad, lo sería de cabrales?

De búfala, decía, porque el paripé del alunizaje me pilló en Italia. Roma era entonces una fiesta. ¿Tanto como el París de Hemingway? ¡Hombre, no se me pongan así! Cada ciudad con su copla. Las chicas se me rifaban, lo cual es de por sí una fiesta, y la mía aseguraba que yo era il ragazzo piú hemingwayano della costa.…  Seguir leyendo »

Estoy indignado. Tengo ganas de insultar. ¿A quién? A muchos. La indignación ceba la pluma y convierte la lengua en navaja viperina. Se pregunta este periódico por lo que hemos hecho bien y mal en 30 años de democracia. La sentencia condenatoria de Federico Jiménez Losantos responde, en parte, a lo segundo. Sin libertad de expresión no hay democracia posible. La justicia es a menudo, entre nosotros, lunática y prepotente, hace de su toga un sayo de sayón cuando le viene en gana, esgrime distintas varas de medir costillas según quién sea el imputado y eleva a palabra de Dios los antojos de cualquier magistradillo intoxicado por el discurso de valores dominante.…  Seguir leyendo »

Lo del PP, ¿es comedia de enredo o de capa y espada? Andense con ojo, porque podría derivar a dramón de Echegaray, tragedia de Shakespeare y esperpento de Callejón del Gato. Llego tarde, lo sé, ya se ha dicho cuanto había que decir, pero cosas veredes, Sancho. El telón acaba de levantarse. Estamos en la obertura. Ocurrirá de todo, y será mucho, antes de que llegue el solsticio búlgaro, deflagre la mascletá del congreso de Valencia y sepamos qué ninots arden en esas Fallas y a cuál indultan los compromisarios. Lo ha dicho Calamity Espe, la monja alférez: dos meses, en días de mudanza y desestero, son una eternidad.…  Seguir leyendo »

La política es hoy teología. La Democracia se ha convertido en religión ecuménica y, por ello, en ídolo, en fetiche, en superstición. Ya no es una pauta de convivencia, un marco, un organigrama incoloro e indoloro, un sistema de gobierno. Se ha cargado de ideología, fideísmo y liturgia. Ahora es un Régimen. Recurriré a unos símiles...

Sostenía Roma (ya no lo hace, in nómine de la corrección política) que fuera de la Iglesia no hay salvación. Lo mismo dice, de sí misma, la Democracia.

Los Reyes Magos traen carbón a los niños que no se portan bien. Los países democráticos se niegan sistemáticamente a ayudar a quienes no lo son y exigen, para abrir el grifo de la sopa boba y el cepillo de las limosnas, que los gobernantes réprobos llamen a elecciones (casi siempre amañadas) por sufragio universal, bisexual y multiculturalista.…  Seguir leyendo »

Asesinato -palabra mayor- de una chica rusa en Alicante el domingo 16 de noviembre. Había acudido unos días antes al siniestro reclamo de un programa de telebasura, impudicia y vasta audiencia. El criminal también andaba por allí. Imposible pasar de largo. La copa de mi indignación está colmada. Entro en liza.

¿Es la televisión buena vara para medir y entender a un pueblo? Eso dicen los sociólogos. Comprobemos si tienen o no razón. Yo no suelo verla, pero en fin... Me acomodo en un butacón con orejas de lobo feroz, empuño el mando a distancia y lo activo. Ni que decir tiene, puesto que mi afán es de investigación sociológica, psicológica y antropológica, que voy a calar y catar, zapeando, saltando de cadena en cadena, todos y cada uno de los melones puestos a mi alcance por el pluralismo de la sociedad de la información, dicho sea lo puesto en cursiva con el sarcasmo y retranca que, tratándose de un troglodita escéptico y geológicamente fosilizado, como yo lo soy, cabe imaginar.…  Seguir leyendo »

Lo dijo Ortega, lo dijo Pérez de Ayala, lo dijo Marañón, lo dijeron muchos: en España no cabe entender lo que se cuece en el horno de la política si no se mira al trasluz de lo que sucede en el albero de las plazas de toros. «Ruedo ibérico», añadiría Valle-Inclán, en ambos casos.

Así ha sido siempre y siempre será así. Tal era el ritornelo, sapientísimo, que impregnaba el discurso de Sinuhé, el Egipcio, en las páginas de la mejor novela escrita en el siglo 20. Razón llevaban él y sus paisanos.

Lo que el pasado 17 de junio -día de la reaparición de José Tomás- sucedió dentro y fuera de la Monumental de Barcelona, y lo que previamente había sucedido (y venía sucediendo) en las bancadas, covachuelas y poltronas del ayuntamiento de la misma ciudad, corrobora los dos asertos: el concerniente al paralelismo e interdependencia de los toros y la política, y el relativo a la inmutabilidad de la condición humana y el funcionamiento de la sociedad que de ella se deriva.…  Seguir leyendo »

Ciudadano, sensu stricto, no, porque eso viene de civitas (y política, de polis), y yo soy de campo. La ciudad, y cuanto en ella se cuece, no es asunto mío ni cosa que me quite el sueño. La doy, de antemano, por perdida en lo que a mi forma de vivir se refiere. A ella -a todas ellas- ha llegado ya el fin del mundo, en general, y el de mi mundo, en particular.

Excéntrico, sin duda, sí... Tanto como para haber fijado mi residencia en un villorrio de 25 almas ilusorias -las inscritas en su censo- y de unos 10 o 12 vecinos reales (y ya me parecen muchos).…  Seguir leyendo »