
Sánchez se opera de apendicitis
Federico Fellini es –a qué dudarlo– uno de los mejores directores de cine de todos los tiempos, junto a un gran guionista, aunque no le anduvieran a la zaga sus tablas de actor que le sirvieron para salir bien librado de algún contratiempo. Quizá la prueba de fuego para sus dotes interpretativas fue, cuando en 1960, para rodar a sus órdenes La dolce vita, aterrizó en Roma la espectacular Anita Ekberg. Aquella muñeca rubia platino que, empapada en agua, compitió en belleza con la mismísima Fontana de Trevi en una arrebatadora escena que marcó época hasta mover a su censura.
Fellini rompió en gran actor cuando la escultural actriz sueca le telefoneó y le invitó a la habitación de su hotel.… Seguir leyendo »