Francisco Suniaga

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La crisis venezolana es larga, total y tan profunda que el adjetivo “abisal” le hace justicia. Una crisis de estas dimensiones obedece a diversos factores y son muchos los nombres de los responsables. El mayor, por las decisiones que ha tomado en los momentos dilemáticos de este prolongado proceso, es Nicolás Maduro, el presidente que escogió convertirse en dictador.

A partir de diciembre de 2015, cuando perdió de forma contundente las elecciones legislativas, Maduro se ha inclinado invariablemente por la opción no democrática ante cualquier disyuntiva importante. Pocos días después de proclamada la Asamblea Nacional (AN), comenzó a asediarla para evitar que tomara la iniciativa de convocar a un referendo revocatorio con el fin de removerlo del poder.…  Seguir leyendo »

Venezuelans marching this month in Caracas in protest against the government. Meridith Kohut for The New York Times

Venezuela is suffering from a combination of severe crises — political, economic, social and humanitarian — that require urgent attention if an implosion is to be averted. However, President Nicolás Maduro and the ruling Chavista United Socialist Party of Venezuela, following their overwhelming defeat in parliamentary elections last December, have had a radically different priority: survival. From that date, their main objective has been to prevent the opposition from fulfilling constitutional requirements for holding a recall referendum that would end Mr. Maduro’s term in 2016.

Mr. Maduro’s administration, with the support of the Electoral National Council and Supreme Court of Justice, two branches of the government over which it has absolute control, has placed a series of formal obstacles of dubious legality in the opposition’s way.…  Seguir leyendo »

Miles de venezolanos marcharon en Caracas, el jueves pasado, para expresar su insatisfacción por el colapso económico del país y la crisis del liderazgo político. Meridith Kohut para The New York Times

Hace un mes la oposición venezolana convocó a una marcha llamada la “Toma de Caracas”. El primer indicio de que no iba a ser un evento cualquiera vino del propio gobierno. Días antes de la manifestación el 1 de septiembre ordenó que se desplegaran miembros de la Guardia Nacional en puntos estratégicos de la ciudad, armados y protegidos con sacos de arena y tanquetas como si esperaran una invasión extranjera.

También cerró el espacio aéreo a los aviones privados, drones incluidos, arrestó arbitrariamente a líderes opositores y, como cierre, el día de la manifestación bloqueó los accesos a Caracas –línea dura que se acentuó durante el fin de semana con nuevas detenciones de opositores y periodistas independientes–.…  Seguir leyendo »