Ventanillas y ciudadanos
En la última película de Ken Loach –‘I, Daniel Blake’, 2016–, el protagonista es un carpintero autónomo que a los 59 años se ve obligado a solicitar un subsidio de desempleo, al tiempo que busca un trabajo tras haber sufrido un infarto, inmerso en una sinrazón burocrática que recuerda a los intentos del agrimensor K de Kafka por incorporarse al sistema. Entre sus escenas, una deja huella en los que servimos en el sector público: aquella en la que el solicitante reconoce que nunca ha utilizado un ordenador. La contestación de la empleada es antológica: "Si Ud. no sabe hacerlo, puede recurrir al canal para disléxicos".… Seguir leyendo »