
Los valencianos necesitábamos ayuda, pero no teníamos que pedirla
Al día siguiente de la riada de Valencia, un grupo de scouts y amigos fuimos a Picaña.
Éramos de los primeros en llegar a la zona. En la casa en la que entramos a sacar barro y enseres nos encontramos con otros voluntarios (todos jóvenes), con familiares del dueño, vecinos y con el propietario, un hombre ya mayor con surcos de agotamiento y tristeza en los ojos.
Era una extraña compañía. Personas que jamás habríamos escogido como amistades. Y, sin embargo, ahí estábamos. Nos coordinamos bien.
Uno extraía con una pala el barro del interior y dos empujábamos afuera de la casa con nuestras escobas y baldas de madera todo lo acumulado.… Seguir leyendo »