La Constitución o el declive
La democracia y las libertades que derivan de ella son como el aire que respiramos, es decir, son naturales hasta el momento en que nos ahogamos porque se nos priva de ellas. De hecho, no hay nada más irresponsable que no darse cuenta cada mañana de lo afortunados que somos. Si vivimos en una democracia occidental, hemos nacido en el lugar correcto, y más o menos, en lo que respecta a la mayoría de nosotros, es nuestro único mérito y la única razón por la que vivimos libres. Hasta el día, siempre imprevisible, en que lo que parecen derechos adquiridos para toda la eternidad ya no son nada seguros.… Seguir leyendo »