
Las redes sociales llevaron a mi hija al suicidio. Facebook debe dejar de monetizar la miseria.
La noche del 20 de noviembre de 2017 fue perfectamente normal: nuestra familia se sentó a ver televisión y a reírnos un poco antes de irnos a nuestras habitaciones y decirnos nuestro habitual “nos vemos mañana por la mañana”.
Más tarde esa misma noche, sola en su habitación, mi hija Molly, de 14 años, se conectó a internet por última vez —entre otras cosas, inició sesión en Instagram, donde había sido empujada a una espiral descendente de contenido depresivo— y luego se quitó la vida.
Menos de dos semanas después de que hiciéramos pública la historia de Molly, el director de Instagram, Adam Mosseri, escribió un artículo de opinión en el que prometió “hacer todo lo posible para mantener a salvo a las personas más vulnerables que utilizan nuestra plataforma”.… Seguir leyendo »