Ignacio Martín Blanco

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Los plenos del 6 y el 7 de septiembre del año pasado serán recordados para siempre como el momento catastrófico en que los separatistas catalanes intentaron liquidar, desde el Parlament, la Constitución y el Estatut, aprobando las llamadas leyes de desconexión. Con su pretensión de sustraer del control jurisdiccional los actos del Govern y de la mayoría parlamentaria que lo sustenta y de instituir el propio Parlament como única fuente de legitimidad, los separatistas estaban situando Cataluña en las antípodas de la democracia constitucional moderna que, como antídoto contra el totalitarismo, prevalece en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.…  Seguir leyendo »

En los últimos días he visto a los diputados separatistas insistir desde la tribuna del Parlament en la existencia de una “resolución” de la ONU que, según ellos, facilitaría la investidura de Jordi Sànchez como presidente de la Generalitat y no puedo evitar recordar las palabras del escritor serbo-americano Steve Tesich, que en 1992 acuñó el término “posverdad”. Hablando del escándalo del Irangate bajo el mandato de Ronald Reagan, Tesich se lamentaba: “Nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en un mundo de posverdad”.

La carta que Puigdemont escribió, todavía desde la prisión de Neumünster, a sus correligionarios para volver a ungir a Sànchez como candidato es otro de esos incesantes intentos suyos de arrastrarnos a un mundo en el que la verdad pierda todo su significado.…  Seguir leyendo »

El 23 de enero del 2013 el Parlament aprobaba una declaración que atribuía a Cataluña el carácter de “sujeto político y jurídico soberano” y le otorgaba un inexistente y vaporoso “derecho a decidir”. A pesar de que poco después el Tribunal Constitucional la declararía inconstitucional porque la Constitución atribuye con carácter exclusivo la titularidad de la soberanía nacional al pueblo español, la llamada declaración de soberanía de Cataluña -aprobada nada más empezar el segundo mandato de Artur Mas- puede considerarse como el punto de partida del proceso separatista.

Desde entonces políticos y opinantes nacionalistas se han hartado de repetir que Cataluña es sujeto de soberanía, y cuando alguien osaba recordarles que no, que de acuerdo con la Constitución Cataluña no es sujeto de soberanía sino de autonomía política se indignaban como si reivindicar el carácter autonómico de Cataluña fuera un anacronismo, casi un insulto al pueblo catalán.…  Seguir leyendo »

Cuando oigo a Oriol Junqueras quitarle hierro a la incesante fuga de empresas y bancos que se está produciendo en Cataluña a causa de la inestabilidad política y jurídica derivada de la espectral declaración de independencia en diferido enunciada por Puigdemont, no puedo evitar recordar lo que dice el politólogo Karl Deutsch sobre el nacionalismo. En su obra Las naciones en crisis (1981), Deutsch explica que el nacionalismo es la ideología con mayor capacidad para inhibir el comportamiento racional en el proceso de toma de decisiones de quienes la profesan.

Señala Deutsch que el nacionalismo puede ser catalogado como moderado en la medida en que, dentro de una red de comunicación social, los mensajes realistas se sigan transmitiendo en su interior y tengan en la práctica una incidencia importante sobre la toma de decisiones.…  Seguir leyendo »

El día 6 de septiembre, mientras se aprobaba en el Parlament la primera de las leyes de desconexión, la del “referéndum de autodeterminación”, dos expresidentes de la Cámara, Ernest Benach y Núria de Gispert, reconocían en televisión que la manera en la que sus correligionarios independentistas se disponían a aprobar las leyes no era demasiado ortodoxa, pero lo justificaban en que no les había quedado más remedio que hacerlo así. Esa es la coartada oficial. Los suyos, decían, solo querían cargarse la Constitución, no el Estatut, ni el reglamento del Parlament ni el Consell de Garanties Estatutàries, pero esto del ordenamiento jurídico es tan complicado que al final no había más remedio que arrasar con todo para poder consumar la voluntad del pueblo.…  Seguir leyendo »

En los últimos días ha quedado claro, por si había alguna duda, que los políticos independentistas están dispuestos a todo, incluso a provocar la ruptura civil en Cataluña, con tal de alcanzar su objetivo de crear un Estado catalán al margen del resto de España. Empieza a cundir la sensación de que no hay nada que hacer. Tras la manifestación del sábado en Barcelona contra el terrorismo, ese fue uno de los comentarios más repetidos entre muchos catalanes que volvíamos a casa desolados en parte por el lamentable espectáculo que acabábamos de dar al mundo por culpa de una minoría fanatizada, incapaces de proyectar una imagen de unidad sin fisuras frente al terror.…  Seguir leyendo »

Dice Inés Arrimadas que la ley de referéndum que las fuerzas independentistas pretenden aprobar en agosto y sin debate parlamentario “parece escrita por una persona de 14 años”. En efecto, a veces parece que ni siquiera ellos se toman en serio lo que están haciendo, como si todo fuera un juego. Pero sus actos pueden tener consecuencias catastróficas para la ciudadanía y la economía catalana, así que conviene no engañarse al respecto. La frivolidad de nuestros gobernantes nos condena a competir mermados en diversos frentes importantes, como el de la elección de la nueva sede de la Agencia Europea del Medicamento (AEM).…  Seguir leyendo »

Cada vez que cojo el AVE de Barcelona a Madrid, siempre abarrotado, me pregunto cómo es posible que haya gente —políticos, básicamente— empeñada en presentar las relaciones entre ambas ciudades como algo tormentoso y fatalmente condenado al divorcio, a la desconexión por utilizar el eufemismo en boga. Con frecuencia viajo por trabajo a Madrid, donde colaboro con uno de los programas de televisión con más audiencia, Espejo Público, presentado por la catalana Susanna Griso en una cadena, Antena 3, con sede en Madrid pero que es propiedad de una empresa también catalana, Grupo Planeta, cuya sede seguirá en Barcelona siempre que Cataluña siga formando parte de España.…  Seguir leyendo »

Como colaborador de TV3, no me ha resultado fácil decidirme a escribir este artículo, pero creo que lo que está ocurriendo en la televisión pública de Cataluña al calor del proceso independentista ya pasa de castaño oscuro. Lo ocurrido en los últimos días en Cataluña con relación al dictamen de la Comisión de Venecia —un órgano consultivo del Consejo de Europa— sobre la reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) merece una consideración más detenida, porque no solo pone de manifiesto el agotamiento de materiales del movimiento independentista sino también la ofuscación de sus promotores.

En sus informativos, TV3 ha presentado el dictamen como un varapalo al Gobierno español cuya reforma de la LOTC supuestamente sitúa la democracia española “más cerca de países como Albania, Armenia, Moldavia y Ucrania” (sic).…  Seguir leyendo »

"No queremos que Catalunya se vaya pero somos demócratas”. Con este tuit anunciaba el líder de Podemos, Pablo Iglesias, su decisión de firmar el manifiesto del llamado Pacto Nacional por el Referéndum, que aglutina partidos, entidades e instituciones favorables a la celebración en Cataluña de un referéndum sobre la secesión. Al poco, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, le agradecía el gesto y añadía: “Se trata de democracia, en efecto”. Coinciden ambos en que solo se puede ser genuinamente demócrata si se es partidario del derecho a la autodeterminación de Cataluña, País Vasco y Galicia, esto es, de trasladar a los respectivos pueblos de las nacionalidades que integran España la soberanía nacional que la Constitución reserva al conjunto del pueblo español, a la nación española.…  Seguir leyendo »

Es fácil que la consecuencia más aciaga y perdurable del momento político que vivimos en Cataluña sea la erosión entre importantes sectores de nuestra opinión pública de la idea del Estado de Derecho como marco democrático que garantiza nuestros derechos individuales y libertades públicas. Después de cuatro años de constantes invectivas contra la Constitución de 1978 y de caricaturización de España como un Estado de «baja calidad democrática» por parte de políticos y comentaristas independentistas o partidarios de un incierto derecho a decidir, la sociedad catalana ha desarrollado una ominosa tolerancia a ese discurso antilegalista. Por desgracia, sus promotores han conseguido normalizar en nuestro espacio público el desprecio a las reglas de juego del sistema democrático y constitucional, y lo más preocupante es que lo han hecho, precisamente, desde las instituciones propias de ese sistema.…  Seguir leyendo »

Mentiría si dijera que me sorprendió lo ocurrido el martes pasado en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), donde un grupo de alumnos autodenominados antifascistas, convocados por el llamado Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes, trató de impedir por la fuerza el normal desarrollo de un acto convocado por Societat Civil Catalana (SCC). El acto consistía en un cinefórum sobre el documental Disidentes:El precio de la discrepancia en la Cataluña nacionalista, y cualquiera diría que los saboteadores estaban allí para brindar una demostración práctica de que, efectivamente, en Cataluña discrepar abiertamente de la opinión prevaleciente en el espacio público tiene un precio.…  Seguir leyendo »

“Se me condena por ser católico”, clamaba el juez de Murcia Fernando Ferrín Calamita tras conocer su condena por el Tribunal Supremo a diez años de inhabilitación por un delito de prevaricación al impedir la aplicación de la ley de adopción a dos mujeres casadas. “Este es un juicio político”, añadía el juez condenado. Calamita había retrasado más de seis meses el trámite de adopción de una menor por parte de la esposa de la madre biológica de la pequeña porque la adoptante “era una mujer casada con otra mujer”. El Supremo quintuplicaba así la condena impuesta en el 2009 a Calamita por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia, que no lo había condenado por prevaricación sino por “retardo malicioso” con el agravante de “desprecio de la orientación sexual”.…  Seguir leyendo »

En su artículo La Diada y el día después, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, insistía en que es urgente el reconocimiento de la plurinacionalidad de España y del derecho a decidir. Colau culminaba así una semana en la que, previamente, había dicho que “Cataluña es un pueblo que quiere recuperar el derecho a la soberanía” y se había mostrado partidaria de una “república catalana confederada con España”. Pas mal.

A pesar de haber dicho muchas veces que ella nunca ha sido nacionalista ni independentista, Colau demuestra que asume a pie juntillas el relato de los nacionalistas catalanes cuando habla de “recuperar” el derecho a la soberanía, como si el pueblo catalán hubiera sido en algún momento de la historia sujeto de soberanía.…  Seguir leyendo »

La CUP es responsable o, mejor, corresponsable de la degradación del Estado de Derecho en Cataluña, del menosprecio de las instituciones y de la normalización de un discurso decisionista que tiende a socavar derechos y libertades individuales de los ciudadanos y alimenta la impunidad de gobernantes que empobrecen la democracia al contraponerla con la ley. Olvidan que, como demuestran dictaduras de toda laya, sin democracia puede haber leyes, pero sin ley nunca puede haber democracia. No hay duda de que la CUP ha sido importante en la decadencia populista de la política catalana.

Sin embargo, la CUP no tiene la culpa del fracaso en la tramitación parlamentaria de los presupuestos de la Generalitat ni del fiasco del proceso soberanista en general, por mucho que los nacionalistas sistémicos —políticos y opinadores que en su día celebraron el acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP para la investidura de Carles Puigdemont— pretendan ahora presentar a los nacionalistas antisistema como responsables de malbaratar una supuesta oportunidad histórica para Cataluña.…  Seguir leyendo »

Dentro de las negociaciones para la formación de un Gobierno “progresista y reformista”, Pablo Iglesias propone dejar la cuestión catalana en manos de “dos fuerzas políticas catalanas”, el PSC y la confluencia En Común Podem, y asegura que a Pedro Sánchez “no le parece mal”. En la rueda de prensa posterior a su reunión con Sánchez, Iglesias insistió repetidamente en la catalanidad del PSC y En Comú Podem para justificar que sean ellos quienes resuelvan el problema, negando en todo momento a Ciudadanos la condición de partido catalán, como si la formación naranja fuera originaria de Madrigal de las Altas Torres y no de Barcelona.…  Seguir leyendo »

Una de las propuestas más controvertidas de Podemos es la creación de un Ministerio de la Plurinacionalidad, cartera inexistente que Pablo Iglesias ya ha concedido avant la lettre a Xavier Domènech, líder de la confluencia catalana En Comú Podem. Domènech dice que el “reto” es “la construcción de una propuesta que haga factible la plurinacionalidad de España” y que, en ese marco, “se mantiene la propuesta del referéndum”.

Para Podemos el reconocimiento de la plurinacionalidad de España se basa en instituir el derecho a la autodeterminación de sus partes integrantes. Instituir un derecho, que no reconocerlo, porque para reconocerlo este debería tener una base preexistente mínimamente consolidada.…  Seguir leyendo »

Llevaba tiempo queriendo escribir sobre lo inquietante que resulta el hecho de que alguien que ha dicho en público las barbaridades que ha llegado a decir Pablo Iglesias siga teniendo a estas alturas opciones reales de ser vicepresidente del Gobierno. Es verdad que Podemos obtuvo más de tres millones de votos en las elecciones generales, pero me inclino a pensar que muchos de sus votantes desconocen algunas de las perversidades que en poco tiempo ha soltado el secretario general del partido morado.

Mucho se ha hablado en los medios sobre la financiación ilegal de Podemos a cargo de regímenes autoritarios como Venezuela o Irán, pero lo cierto es que hasta ahora nadie ha podido demostrar ante un juez la existencia de esa financiación irregular.…  Seguir leyendo »

El «encaje» de los catalanes

Los nacionalistas confieren a la nación atributos humanos: personalidad, espíritu, carácter, voluntad... y los petrifican. Hablan de ella como de una sola persona que siente, sufre y se emociona, como si se tratara de una unidad moral homogénea, sin fisuras, que se expresa con una sola voz y se relaciona de forma coherente con las otras naciones como un hombre con sus semejantes. Para ellos, la nación entera se mueve al unísono e interpreta y responde en bloque, sin matices, a los acontecimientos que jalonan su existencia. Pretenden reducir la pluralidad a la unidad y sustituir la diversidad ideológica por la unanimidad nacional

Así, los independentistas catalanes pretenden encajar en su decimonónico molde nacionalista la realidad de una sociedad moderna como la catalana, intrínsecamente plural y diversa.…  Seguir leyendo »

Llama la atención que Pablo Iglesias hable de “compromiso histórico” para explicar su posición favorable a un acuerdo entre el PSOE, Podemos y cuantos partidos nacionalistas e independentistas sean necesarios para alcanzar la mayoría parlamentaria para investir a un nuevo presidente del Gobierno. La expresión “compromiso histórico” (compromesso storico) la acuñó en la década de 1970 el histórico líder del Partido Comunista Italiano (PCI), Enrico Berlinguer, para defender la conveniencia de que, principalmente, los dos grandes partidos italianos del momento, la Democracia Cristiana de Aldo Moro y el propio PCI, llegasen a acuerdos de gobierno para asegurar la estabilidad política en un país minado por el caos institucional y los extremismos opuestos.…  Seguir leyendo »