Jacobo Israel Garzón

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Decepción y tristeza

Permítanme hablarles de mis sentimientos, la decepción y la tristeza que me embargan. Durante muchos años he visto cómo cada vez que estallaba un conflicto entre Israel y los palestinos se elevaba en España un clamor mediático y en no poca medida universitario contra Israel y, creía yo que por extensión simplista, contra los judíos.

Pero me he convencido de que el simple era yo. El clamor no se elevaba entre ese grupo presuntamente intelectual por simpatía con los musulmanes ni con los árabes. No hay simpatía particular hacia ellos. De otro modo habríamos visto a la prensa y a los medios universitarios clamar contra ambos bandos en Siria, que han asesinado según las estimaciones de las agencias de las Naciones Unidas entre 150.000 y 200.000 civiles, cifras que multiplican por mucho los muertos civiles de Gaza en la guerra actual contra Hamás.…  Seguir leyendo »

El pueblo judío fue dispersado de su tierra hace 2.000 años, tras la destrucción del Templo y la derrota de la rebelión de Bar Kojba. A partir de allí, centenares de miles de judíos fueron esclavizados y obligados a abandonar sus tierras. Los judíos pudieron haberse asimilado en las sociedades a las que los llevaron y haber seguido el curso de la historia de tantos pueblos de la antigüedad que han dejado de existir, pero no fue así por motivos internos y externos.

En primer lugar, porque el sentimiento religioso, la idea de la observancia de la ley divina, era primordial en una población cuyo fundamento espiritual era religioso y ético, a diferencia de la mayoría de las sociedades de aquel tiempo, para las que los fundamentos artísticos o filosóficos constituían el sustento de su modo de ser.…  Seguir leyendo »

La visita del Papa Benedicto XVI a Israel puede constituir un importante impulso para continuar y reforzar el diálogo de cristianos y judíos. A partir de la separación entre la Sinagoga y la Iglesia, las relaciones entre judíos y cristianos se caracterizaron por sus diferencias en concepciones religiosas y por su confrontación teológica. Estas diferencias marcaron en ambos sentidos un prejuicio que pasó de ser fundamentalmente doctrinal a aplicarse a los fieles. De algún modo, el drama de la separación del judaísmo y del cristianismo creó un lenguaje mutuo de desprecio entre judíos y cristianos.

Esa separación, además, cercenó al cristianismo de las raíces que lo alimentaban, debilitando la trayectoria original, que se dirigió hacia otros derroteros.…  Seguir leyendo »