¡Majestad, por España!
No cabe duda de que los españoles tenemos una excesiva afición a desencadenar tempestades en un vaso de agua. Después, cuan-do vemos que las aguas vuelven a su cau-ce, poco a poco se nos van calmando los ánimos hasta darnos cuenta de que no hay mal que cien años dure. Digo esto a propósito del tinglado que se ha montado por los pormenores del viaje del Rey a Botsua-na y, más concretamente, por el objetivo cinegético de la expedición, las compañías inconvenientes, la caída nocturna de Don Juan Carlos y la operación de cadera, y que vistos después de una semana, día de más, día de menos, resulta que bien pudo ser un vendaval en una palangana donde han soplado muchos y con todas las fuerzas de su fuelle.… Seguir leyendo »