Blasfemia
A los zoófilos les mueve, creen ellos, la compasión. Es un valor y un sentimiento esencial. Rousseau dedicó páginas esenciales al tema, en parte para ponernos en guardia contra su deriva frecuente hacia la ponzoña de la autocompasión. ¡Qué mejor muestra que el voluptuoso dolorismo en que se revuelcan los animalistas! Como el piloto a punto de estrellarse, ya no ven la línea del horizonte, moral en su caso. Ciertamente, no hay moral sin compasión, pero la sola compasión nunca genera una ética. Exclusivamente regida por ella, la sociedad sería irracional, inviable y arbitraria. Es la razón la que funda la ética, sin demagogia, con dudas e incertidumbre.… Seguir leyendo »