
Pamela Anderson no necesita tu redención, ella está bien
Estoy sentada frente a Pamela Anderson en la mesa de su cocina, intentando explicarle una aplicación que tengo en mi celular y que te hace parecer Pamela Anderson.
“¿Qué?”, dice ella, con sus ojos azules muy abiertos. “¿Qué es eso? ¿Cómo va a poder hacer eso?”.
Desbloqueo el teléfono para mostrarle. Anderson, de 55 años, se pone unos lentes de lectura y mira detenidamente la pantalla, que ha transformado mi rostro en la versión de Anderson de los años noventa: el cabello revuelto y recogido en un moño alto, las cejas finísimas y con los labios muy bien perfilados.
Suelta un grito.… Seguir leyendo »