Joaquín Calomarde Gramage

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Presidente del Gobierno y distinguido amigo: me permito dirigirme a usted desde estas páginas para hacerle llegar mi más profundo reconocimiento personal y político al final de esta X legislatura de nuestra democracia. Y lo hago, tras el tiempo político transcurrido desde la última vez que nos vimos en el Congreso de los Diputados, con el convencimiento, hoy igual que entonces, de que la lealtad en ocasiones raya con la crítica y esta puede interpretarse como olvido de las ideas que nos son propias. En mi caso, las liberales, moderadas y regeneracionistas.

No goza, señor presidente, de buena prensa en nuestro país el regeneracionismo político.…  Seguir leyendo »

Más de 30 años de democracia no han conseguido hacer de la educación una prioridad para los españoles. Este fracaso es dramáticamente constatable. Todos los gobiernos de la democracia han tratado de mejorar la educación, pero lo cierto es que no lo han conseguido. Este fracaso es, en primer lugar, achacable a la sociedad española en su conjunto y, en segundo lugar, al cúmulo ininterrumpido de leyes educativas emanadas de nuestro Parlamento sin el suficiente consenso y acuerdo mayoritario.

Desde hace muchos años, en las encuestas de opinión del CIS no se refleja una preocupación prioritaria por el estado de nuestra educación.…  Seguir leyendo »

Berlin pensaba que la decencia es inherente a la práctica política de la democracia; yo también.

Les confieso que no me resulta fácil escribir este artículo: el Partido Popular fue mi partido desde 1990 hasta mi abandono del mismo en 2007. O sea, 17 años. Mucho tiempo, incluso para la política.

Lo abandoné en un momento aciago de la VIII Legislatura, cuando Rajoy y la dirección del partido ordenaron un boicoteo al Grupo PRISA. Un gesto político insólito en las democracias occidentales europeas -no digamos en la estadounidense- por parte del principal partido de la oposición.

Manifesté en sede parlamentaria, y en rueda de prensa, mis razones de fondo para alejarme de la que había sido mi casa durante tantos años (fundamentalmente, discrepancias profundas con el discurso oficial del PP sobre la supuesta conspiración en los atentados del 11-M, su constante afirmación de la rendición del Gobierno de la nación ante ETA y el desquiciado y permanente Se rompe España).…  Seguir leyendo »

No se trata solamente de si vuelven Keynes y Roosevelt. Hay más. Pero no es que se esté hundiendo el mundo, sino que está ocurriendo algo a la vez más profundo y más sencillo: se ha derrumbado el modelo neoconservador de los últimos lustros. Y se ha caído como lo hacen los castillos de naipes. La absoluta desregulación de los mercados mundiales ha supuesto el fin del sueño del derechismo liberal y ha generado la crisis financiera, económica y social más virulenta de lo que va del nuevo siglo XXI. Un siglo, no lo olvidemos, que comenzó con el brutal atentado contra las Torres Gemelas del 11-S de 2001 y continúa ahora con el derrumbe de todo lo que se consideraba estable y consolidado, que se ve arrastrado por una torva de incertidumbre y descrédito.…  Seguir leyendo »

El próximo diciembre se cumple el 30º aniversario de la Constitución de 1978. Es ya la más larga de nuestra historia constitucional y la que ha enmarcado el mayor período de progreso social y político para España, un período del que no gozamos ni en nuestro convulso siglo XIX, ni en las primeras tres cuartas partes de nuestro sangriento siglo XX. Todos sabemos que la permanencia de la Constitución es un bien en sí mismo, pero para que ese fenómeno tenga continuidad es necesaria una reforma tranquila, y constitucional, del texto de la Carta Magna.

En la pasada legislatura, la octava de la democracia, el Gobierno ya planteó, en el discurso de investidura del presidente Zapatero, la necesidad de abordar al menos algunas reformas constitucionales.…  Seguir leyendo »

La historia de las palabras es fundamental a la hora de saber de qué hablamos. Mucho más si lo hacemos del término liberal. Hoy, todo el orbe político se califica como tal, en detrimento del sentido profundo de ese concepto, que ni es unívoco ni significa lo mismo en la tradición anglosajona o en la continental europea. Así pues, voy a la búsqueda de la tradición española, y encuentro en el Tesoro de la Lengua Castellana de Sebastián de Covarrubias (1611) la siguiente definición de liberal: "Generoso, bizarro y que, sin fin particular ni tocar en el extremo de prodigalidad, graciosamente da y socorre; no sólo a los menesterosos, sino a los que no lo son tanto, haciéndoles todo bien".…  Seguir leyendo »

Quisiera compartir con el lector una experiencia reciente. Es la primera vez que me ocurre en mi vida docente, que ya viene de lejos y que acabo de recuperar al reincorporarme como catedrático de Filosofía al Instituto San Vicente Ferrer de Algemesí. Hace escasos días, una alumna marroquí acudió a la sala de profesores. Inicié una conversación con ella, usando francés y español, pero era difícil. Mi alumna es de Rabat, se llama Hanna y no habla francés con fluidez, tan sólo árabe. Me interesé por su libreta, en la que identificaba objetos nombrados en español con las correspondientes palabras árabes, y al contrario.…  Seguir leyendo »

Sostenía Wittgenstein que el sujeto era un límite del mundo, y la ética no formaba parte del mundo, sino que, por el contrario, era una condición del mundo. Ocurre algo parejo con la esperanza. La esperanza no forma parte del mundo, pero sí resulta una condición del mismo, de modo que, si pudiésemos poseer una visión total del mundo, sería, junto con el mundo mismo, la esperanza.

Si todo en el mundo fuese claro y manifiesto, ninguna esperanza podría ser posible. Ahora bien, es imposible un mundo dado y manifiesto que fuese algo distinto que su nombre "mundo", que es la única totalidad de la que podemos tener noticia.…  Seguir leyendo »

La democracia no es un sistema político especialmente épico o elegíaco; lo suyo es la dramática. Se trata de la acción en libertad de los individuos y los pueblos, y no de una gesta o de la melancólica tristeza del bien ido y el futuro incierto y quejumbroso. No casa bien la democracia con la quejumbre, con la oda al paraíso perdido y la no aceptación de quiénes somos realmente los españoles: una sociedad europea mayor de edad, madura, normal.

El reto para los demócratas es claro: hay que elegir entre civilización y barbarie. Esa es la línea quebradiza en la que la aurora de la sensatez democrática debe eclipsar la impune brecha del integrismo fanático.…  Seguir leyendo »

Ni la España perdida, ni la Máter Tenebrarum, ni la tragedia noventayochista, ni la España de la rabia y de la idea, ni la España orteguiana, ni las dos Españas machadianas, ni la bárbara España escindida en una orgía de sangre en nuestra Guerra Civil y sometida después a la dictadura, ni la España negra (salvo la de Goya en sus pinturas), ni la España que devora a sus hijos, ni la España emigrante, ni la España rota, ni la España balcanizada, ni la España traicionada por su legítimo Gobierno y entregada a los dictados tiránicos de la banda terrorista ETA que ha profetizado durante la actual legislatura el Partido Popular, cometiendo el mayor error de su historia, un error contra el Gobierno, las instituciones y el Estado.…  Seguir leyendo »

Arrecia el discurso, por llamarlo de modo piadoso, según el cual todo cuanto haga el Gobierno legítimo de España de aquí a las próximas elecciones generales es mero electoralismo, mercadeo persa, chalaneo, venta de España en interés propio. Emerge así el último mal de la patria: resulta que, a seis meses de unas elecciones generales, un Gobierno lo mejor que puede hacer es irse, disolverse, no actuar, no hacer nada; en definitiva, no gobernar. Semejante estupidez no se ha dicho tan claramente, pero se ha entredicho, sugerido, dejado entender y, lo que es peor, pensado por sectores representativos del Partido Popular, los que dan por concluida la legislatura desde hace ya, al menos, un año.…  Seguir leyendo »

Ahora que la actual legislatura se encamina hacia su final, sería bueno recapitular sobre algunos de los tópicos que nunca debieron haber circulado por el hemiciclo del Congreso, y ello para memoria de todos y reflexión de algunos. La oposición mayoritaria, la del Partido Popular, no ha sabido estar a la altura de las circunstancias, de las propias y de las del país. No es para alegrarse, sino todo lo contrario, para preocuparse. En democracia es básico el sello grave de una digna oposición parlamentaria, y en nuestro caso se ha echado en falta una que hubiera sabido, con sus actos, modos y palabras, proponer a los españoles una alternativa seria al actual Gobierno; que hubiese buscado concordar con él en lo bueno y esencial para España, aun manteniendo sus diferencias en lo que es legítimamente propio.…  Seguir leyendo »

Resumiría en dos palabras lo que esperan los españoles de sus actuales dirigentes políticos: ilusión y sentido del Estado. Y me atrevería a añadir que el debate sobre el estado de la nación no debería defraudarles.

Los españoles tienen derecho a asistir a la competición, y a la correspondiente puesta en escena, de dos concepciones de la política que lidien por la centralidad democrática y por el espíritu libre y constructivo. No se merecen ni un Gobierno anclado en la bienaventuranza perpetua de lo ya realizado; ni una oposición que, tras estos años de malandanza parlamentaria, vuelva por los cerros de Úbeda mencionando al maligno, o sea, todo aquello sobre que el Gobierno se rinde a ETA, el Gobierno fragmenta España, el Gobierno entrega Navarra, estamos en guerra en el Líbano...…  Seguir leyendo »

El comunicado de la banda terrorista ETA rompiendo, como si no lo hubiera hecho ya tras el atentado de la T-4, la tregua que ella misma había anunciado debe actuar como un elemento absolutamente relevante a tener en cuenta en este momento preciso, es decir, meses antes de las elecciones generales.

Lo primero que quiero resaltar es que la responsabilidad es exclusivamente de los terroristas. Es ETA quien dice romper la tregua y, al parecer, se propone amenazar de nuevo la vida, la libertad y la convivencia democrática de los españoles. ETA sólo, ella sola, nadie más. En segundo lugar, parece evidente que, en este momento de nuestro presente, se debería imponer la razón colectiva, la decencia democrática y la altura de miras política; es decir, la defensa sin ambages ni componendas varias del principio de legalidad, el Estado de derecho y la democracia española.…  Seguir leyendo »

La primera institución española a conservar es la Nación que, en democracia, no es sino la voluntad renovada constitucionalmente de vivir juntos. Ésta es la máxima institución colectiva a mantener y, para ello, es preciso revivir lo antes posible en España la concordia y la convivencia civil. Es decir, no seguir malbaratando tiempo y energías en guerras "preciviles", incruentas, pero efectivas; indignas, en cualquier caso, en relación con la excelencia y respeto democráticos que debieran merecernos a todos las instituciones del Estado.

Los partidos políticos, cuando los electores los sitúan en la oposición, deben aspirar al triunfo electoral; esto es un hecho indubitable para mi ex partido, el Partido Popular.…  Seguir leyendo »

España es un país democrático de la Unión Europea. Todos los gobiernos de la democracia, incluidos los del Partido Popular, han contribuido a lograr el actual grado de modernización y desarrollo democrático de la sociedad española, que, a fecha de hoy, es tan elevado o más que el de cualquier otro país de Europa. En consecuencia, y quiero que sea mi primera afirmación, es evidente que el grado de crispación de nuestra vida pública no se corresponde con ese nivel de desarrollo democrático de la sociedad española; es anterior a la democracia, no encaja en ella, ni tiene por qué hacerlo, y violenta la estabilidad, no sólo del sistema institucional, sino del desarrollo y la bonanza económica que una democracia moderna precisa, sustentada siempre en la estabilidad del sistema.…  Seguir leyendo »

Como es sabido, las Cortes Generales -el Congreso de los Diputados y el Senado- conforman, según nuestra Constitución, el poder legislativo emanado de la soberanía del pueblo español, expresada mediante sufragio universal en las urnas. En consecuencia, la oposición parlamentaria (y voy a hablar a lo largo de este artículo siempre de la oposición mayoritaria, aquélla capaz de ser alternativa al Gobierno, o sea la oposición representada en nuestro caso por el Partido Popular) es, por ello, poder del Estado, nunca contrapoder al mismo.

Lo dicho no pasaría de ser una afirmación fácilmente comprensible si la realidad, en ocasiones esquiva, furtiva y dura, no nos diese una de cal y otra de arena.…  Seguir leyendo »

Lo que importa cuando se habla de centro político en España, y se lleva haciendo desde la Transición política, es aclarar qué se quiere decir. Lo primero es que no se está hablando del grado cero de la política, de ese lugar inane del puro pragmatismo y de la escueta vacuidad. Tampoco sólo de una actitud política de sana y edificante moderación, siempre necesaria, ni de una impostura cosmética. Nada de todo esto debe ser cierto. El centro es el lugar básico de la política democrática, tanto para la derecha democrática, como para la izquierda socialdemócrata. Es esto lo que le dota de sentido y contenido políticos.…  Seguir leyendo »

Tras las recientes elecciones municipales belgas, el fantasma, más que real, de la extrema derecha europea cabalga de nuevo, irredento, pendenciero, analfabeto, pero contumaz y efectivo, frente al miedo a la inmigración, el cultivo exacerbado y brutal de la xenofobia y el racismo, la alarma frente a la corrupción política o económica, la inseguridad ciudadana (especialmente en las zonas más vulnerables de las grandes urbes europeas), la cuidada desafección al sistema de partidos (que es sistemáticamente presentado como perturbador y origen de desórdenes, decadencia de los valores tradicionales de la nación y fuente de todo tipo de atropellos, dejaciones y nepotismos), y el cultivo de la constante pérdida de confianza en las instituciones democráticas del Estado (a las que se acusa no sólo de no poder, ni saber, sino de no querer solucionar los graves problemas que supuestamente atenazan la libertad de los ciudadanos nacionales).…  Seguir leyendo »

La templanza y la moderación políticas, frente a la exaltada imprudencia y la inútil temeridad, definen la cualidad de lo sobrio. Ser moderado tiene poco que ver con el semblante enjuto de un espíritu mojigato. Por el contrario, la sobriedad atañe siempre a la templanza del talante; al equilibrio de las pasiones y a la posesión de un espíritu tolerante y libre. Se es sobrio porque no se precisa el exceso ni nada de lo que a él se asocia: el cultivo del escándalo y la algarabía como sustitución de la política y lo político.

La moderación política tiene que ver con una cierta sabiduría de la excelencia por la que buscamos antes el equilibrio y el placer de lo conquistado con sosiego que la anhelante búsqueda de lo rutilante y estrepitoso.…  Seguir leyendo »