Por un Estado egoísta
Ni fuegos artificiales ni tormenta pasajera. El conflicto catalán es hoy un problema en tres dimensiones, dos pares de narices y un solo cauce de solución pacífica o no traumática. Hasta hace al menos dos años, era legítimo creer lo contrario. La derecha catalanista había jugado una carta activamente política a lo largo de la democracia mientras negociaba nuevas condiciones y favorecía o neutralizaba posibles alianzas, tanto a izquierda como a derecha y tanto en Madrid como en Barcelona. Y de esa estrategia accidentalista, por supuesto, viene parte de la prolongada confusión sobre lo que de verdad ha cambiado en Cataluña desde mayo de 2010 y sobre todo desde la precipitada convocatoria de elecciones por parte de Artur Mas tras el 11 de septiembre de 2012.… Seguir leyendo »