Jordi Soler

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“La hoja del cuchillo es un destello de luz y no un objeto con el que cortar”. Lo que estás viendo es un resplandor y no el puñal que te crees que traigo en la mano, propone en la novela Las olas, un personaje de Virginia Woolf. Pero la intención del personaje de Woolf no es mentirnos, sino suplantar la contundente realidad de la herramienta por otra realidad, que también es suya, como si echara mano de ese truco que los asesores de Ronald Reagan, en los años ochenta del siglo XX, llamaron “perception management”, el manejo de la percepción.…  Seguir leyendo »

El exilio latinoamericano del Quijote

Carlos Fuentes decía que Cervantes y Colón eran gemelos espirituales: “Ambos murieron sin darse cuenta cabal de sus descubrimientos. Colón creyó que había llegado al Lejano Oriente navegando hacia el Occidente; Cervantes pensó que sólo había escrito una sátira de las novelas de caballería. Ninguno de los dos imaginó que había desembarcado en los nuevos continentes del espacio —América— y de la ficción —la novela moderna—”.

El continente que fundó Cervantes se escribió en España, pero es del otro lado del mar, en Latinoamérica, donde mejor ha florecido y donde hasta hoy conserva toda su vigencia porque aquí, en su tierra, hace muchos años que dejó de iluminar a la enorme mayoría de los novelistas.…  Seguir leyendo »

Proyección de datos de, entre otras fuentes, Twitter e Instagram en una exposición en Londres en 2015.Peter Macdiarmid

“Quien no parece, perece”. Esta sentencia de Quevedo podría ser un aviso para los habitantes del siglo XXI, a propósito de ese vasto instrumental que hoy tenemos a nuestra disposición para parecer lo que no somos.

Para no perecer hay que parecer, de acuerdo con la sentencia de Quevedo, aunque en nuestro tiempo, para parecer haya que recurrir a la máscara, que hoy es fundamentalmente electrónica.

Si ajustamos, respetuosamente, la sentencia del poeta a la partitura contemporánea y a la idea de la máscara electrónica, diríamos: quien no comparece, perece.

Comparecer es salir en la Red a manifestar una idea, a soltar una ocurrencia, a presumir de algo que se posee, estatus, un objeto, una situación envidiable en el espacio, las cosas que mejor apuntalen nuestra máscara, que está confeccionada a partir de aquello que exhibimos en Instagram, en Twitter, en Facebook o en TikTok, y que no se ajustan necesariamente a la realidad, no son propiamente el reflejo de lo que somos, sino de lo que quisiéramos ser o, para cerrar el círculo quevedesco: de lo que queremos parecer.…  Seguir leyendo »

William Faulkner, en Roma en 1955.Mondadori (Getty Images)

Lanzó William Faulkner en una entrevista, en 1955, una declaración que va a contrapelo de lo que se piensa en nuestro tiempo, apenas unos años después: “Fracasar y luego volver a intentarlo. Eso es el éxito para mí”. Su perspectiva del éxito, y del fracaso, recuerda la muy célebre línea de Samuel Beckett: “Inténtalo otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

La forma en la que estos dos escritores encuadraban el fracaso y el éxito viene de la antigüedad, de aquella gente que se sentaba a pensar hace, digamos, 2.400 años, en las cosas verdaderamente importantes de la vida.

Hablar de fracaso en el siglo XXI es anticlimático: es ya un fracaso.…  Seguir leyendo »

Somos la sociedad más informada de la historia de nuestra especie. Nos enteramos de todo en el acto y, sin embargo, vivimos permanentemente en la confusión, ahogados en ese torrente inagotable de imágenes y palabras que ocupa, sin tregua, las pantallas de los teléfonos y las tabletas.

En el sistema de Alta Definición (HD, por sus siglas en inglés), las imágenes, como bien se sabe, tienen una resolución mayor que las de definición estándar. En una película, o serie, grabada en HD, los rostros, las manos, y también los árboles y los automóviles, se nos presentan con un detalle, un colorido y una textura que nunca encontramos en la realidad que vemos a simple vista.…  Seguir leyendo »

La ‘infantocracia’ del siglo XXI

La noticia de que las películas de superhéroes están salvando de la crisis económica a la industria del cine es, más allá del asunto económico, otro de los síntomas que certifican la desconcertante infantilización que se extiende entre los adultos del siglo XXI.

El adulto que el siglo pasado iba al cine a ver comedias, dramas amorosos o películas de suspense, ha virado en los últimos años hacia Spiderman, Batman o el Capitán América, personajes que, además de la cuota de testosterona que suman a la cartelera, encarnan el sueño de cualquier niño: son famosos y muy fuertes, tienen algún superpoder, la sociedad los admira por el trabajo que desempeñan y salen airosos de situaciones imposibles, en las que fracasaría una persona sin esas capacidades.…  Seguir leyendo »

Interior de la librería El Ateneo Grand Splendid, en Buenos Aires.Anadolu Agency

En una conferencia dictada en la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, en 1993, Rafael Sánchez Ferlosio proponía un concepto, muy útil para encuadrar algunas compulsiones del siglo XXI: “Las cajas vacías”, que son, de acuerdo con su propia explicación, “recipientes o continentes que no sólo preceden a la determinación de los contenidos sino que además reclaman como bocas vociferantes la producción de algo que los llene”.

A finales del siglo XX esta idea, verdaderamente visionaria, tenía un rango de acción más bien modesto, si se compara con el crecimiento exponencial que tendría la caja vacía unos años después, en nuestra vida cotidiana.…  Seguir leyendo »

Tique es una divinidad que nos sugiere, a los habitantes del mundo industrializado del siglo XXI, que frente al azar y la fortuna estamos tan desamparados como los antiguos griegos, que la concibieron hace miles de años. Tique es una mujer que juega nerviosamente con una pequeña pelota; más que un personaje mitológico es una abstracción y en algunas representaciones tiene alas y es muy joven, casi una niña, y a veces lleva un cetro y una venda que le cubre los ojos. Tique no mira, a causa de la venda o porque va distraída jugando con la pelota, dos circunstancias de especial gravedad en ella porque su quehacer es distribuir el azar entre las personas, cosa que hace, como queda claro, de forma irresponsable: sin atender a quién favorece y a quién condena.…  Seguir leyendo »

San Martín Tilcajete, un modesto pueblo de Oaxaca, México, ofrece a quien lo visita, si observa con atención, la inquietante idea de que nuestra especie ha equivocado el rumbo, una idea que resuena, cada vez con más fuerza, en las cumbres del clima y en la legión de activistas que hoy encabeza Greta Thunberg.

Un gran porcentaje de la emisión de gases de efecto invernadero, del cambio climático, se debe a la huella de carbono que dejan los alimentos, que es el saldo de polución que producen estos desde que eran brote, o cría, hasta que llegan a la mesa del consumidor.…  Seguir leyendo »

Ignorar los conceptos, las ideas u opiniones incómodas de los otros forma ya parte de la normalidad del ciudadano del siglo XXI. Los políticos, cuyo desempeño los obligaba, hasta hace muy poco, a lidiar con los puntos de vista adversos, se aíslan hoy con gran soltura de todas aquellas opiniones que les desagradan. Ahí tenemos a Trump, y a Bolsonaro, cancelando la suscripción de los periódicos que son críticos con sus Gobiernos; a Vox vetando a periodistas que les incomodan; y al presidente mexicano López Obrador fustigando a los medios de comunicación que no comulgan con su forma de gobernar.

Más allá de la clase política, este afán de protegerse de las ideas y opiniones que no coinciden con las propias crece entre la ciudadanía, y en Estados Unidos, donde ya se cocina lo que vendrá, ha cuajado en una interesante palabra: deplatforming.…  Seguir leyendo »

Oír la luz

Una canción cualquiera puede a veces, con su hermosura elemental, herirnos de muy mala manera el corazón”, nos dice el poeta Eloy Sánchez Rosillo en su libro Oír la luz. ¿Cómo se puede oír la luz? Él mismo nos explica en otro poema que cuando era niño, ante un cielo lleno de estrellas, “además de mirar tanto fulgor, podía oír la luz”.

Quizá esa luz que oía el poeta era la armonía secreta que está en ese otro mundo que intuían los gnósticos, ese mundo al que de verdad pertenecemos y al que aspiramos todo el tiempo, de acuerdo con esta sabiduría, a volver.…  Seguir leyendo »

¿Dónde están los nuevos jipis?

Octavio Paz escribió en su libro Corriente alterna,que publicó en 1967, un diagnóstico del futuro que resulta asombroso leer medio siglo más tarde. El año crucial de 1968 estaba a punto de llegar y Paz, que entonces era embajador de México en la India, veía con toda claridad que el mundo estaba cambiando radicalmente: “Creo que el fragmento es la forma que mejor refleja esta realidad en movimiento que vivimos y que somos”, nos advierte en la primera página de este libro que es, en realidad, una antología de los artículos que publicaba entonces en revistas latinoamericanas y europeas, artículos escritos con la urgencia, y la frescura, de quien pretende capturar el momento en el que todo empezó a cambiar, a la manera de los pintores impresionistas que daban pinceladas precisas y veloces para capturar el instante en el que se manifestaba la luz.…  Seguir leyendo »

Los viajes ¿ilustran?

¿De verdad ilustran los viajes en el siglo XXI? Hace doscientos años la gente común viajaba mucho menos que nosotros, salía poco de su comarca y los viajeros cumplían con la función de contar, a quien quisiera enterarse, de las maravillas, las rarezas y los horrores que había en países lejanos y exóticos. El viajero de entonces era una persona admirable porque había estado en lugares que sus paisanos no podían ni imaginar y, para llegar hasta aquellas regiones ignotas, se había sometido a innumerables incomodidades y peligros que nadie podía, naturalmente, comprobar, pero tampoco desestimar.

La idea de que los viajes ilustran viene de esa época en la que el viajero efectivamente descubría nuevos mundos y después regresaba a ilustrar a su círculo social que permanecía dentro del perímetro del pueblo, mientras él sorteaba acantilados y se batía contra fieras mitológicas.…  Seguir leyendo »

La pesadilla de William Blake

William Blake fue hijo y detractor de la Revolución Industrial. El tránsito del siglo XVIII al XIX lo hizo asombrado por la velocidad con la que Europa empezaba a mecanizarse y la rapidez con la que las máquinas comenzaban a desplazar a las personas de sus puestos de trabajo. Como también harían Byron o Shelley, el poeta Blake comenzó una resistencia artística, propiamente romántica, contra la mecanización de Europa, que pronto sería la de Occidente, y que a él le parecía un derrotero nefasto de la civilización.

Veía con toda claridad que entregarse a la industria y al progreso era una opción poco afortunada, y en todo caso pensaba que la revolución de la industria debía tener el contrapeso de una revolución cultural, para que la civilización occidental no quedara atrapada en la pura mecanización, en la producción en masa, en la acumulación de capital, en el progreso a toda costa.…  Seguir leyendo »

‘Fake news’ y credulidad

Marcel Duchamp leyó dos libros de filosofía en su vida, uno de ellos con verdadera devoción. Leyó El único y su propiedad, de Max Stirner, y se apasionó con un pequeño volumen, que releyó varias veces cuando trabajaba en la biblioteca de Sainte-Geneviève, en el que se contaba la vida y las ideas de Pirrón de Elis.

El escepticismo radical de Pirrón sirvió a Duchamp para construir su obra, tan profunda como exigua, y para mirar el enorme éxito que tenía su trabajo con un desapego insólito. En el punto culminante de su trayectoria, cuando tenía el mundillo artístico de Nueva York a sus pies, Duchamp decidió que el resto de su vida, que era mucha todavía, se iba a dedicar a jugar al ajedrez, cosa que cumplió al pie de la letra, con rivales de diversos calibres, entre ellos su amigo Salvador Dalí, que acudía, puntualmente, al tablero que Duchamp montaba cada verano en Cadaqués.…  Seguir leyendo »

El imperio del placer

Supongamos que aterrizamos en un planeta cuyos habitantes viven en una perpetua felicidad, donde el dolor, el sufrimiento y la ansiedad están desterrados y solo existe el placer. Pero no un placer idiota e improductivo; los habitantes de este planeta hipotético piensan con una afilada lucidez, se relacionan inmejorablemente con su núcleo familiar y su entorno social y cada acto que ejecutan, por modesto que sea, está lleno de sentido y significado. ¿Sugeriríamos la introducción del dolor, de la ansiedad, del sufrimiento, para endurecer la fibra moral y atemperar el espíritu?

Esta pregunta sale de la órbita del transhumanismo, un movimiento cultural, de aires filosóficos que plantea, con fundamentos nada despreciables que, de manera casi inadvertida, nos estamos adentrando ya en la era posdarwinista.…  Seguir leyendo »

Hace poco más de cien años, los habitantes de las grandes ciudades comenzaron a buscar fórmulas para contrarrestar el hacinamiento y la polución que volvía irrespirable la atmósfera urbana. Buscaron, al parecer sin mucho ahínco, a juzgar por la falta de espacio y la calidad del aire que tienen hoy nuestras ciudades.

Bolton Hall fue un célebre activista que a finales del siglo XIX inició un movimiento para incitar a la gente, que estaba harta de vivir en Nueva York, a que se mudara al campo. Los pormenores de este proyecto los escribió en uno de sus libros, Three Acres and Liberty (1907), que se puede consultar online de forma gratuita.…  Seguir leyendo »

La industria del espíritu

El filósofo Daniel Dennett propone una fórmula para alcanzar la felicidad: “Busca algo más importante que tú y dedica tu vida a eso”.

Esta fórmula va a contracorriente de lo que propone la industria del espíritu en el siglo XXl, que nos viene a decir que no hay más felicidad que esa que sale de dentro de uno mismo, lo cual puede ser verdad en el caso de un monje tibetano, pero no para quien es el objetivo de la industria del espíritu, el atribulado ciudadano común de Occidente que suele encontrar la felicidad afuera, en otra persona, en su entorno familiar o social, en su oficio, en un pasatiempo, etcétera.…  Seguir leyendo »

Estamos en la era de la opinión. La Red ofrece una multitud de tribunas desde las que cualquier ciudadano puede opinar, públicamente, de cualquier cosa. La compulsión de opinar ha arraigado de tal forma en el siglo XXI que hoy es posible opinar públicamente incluso aunque no haya un público que reciba nuestra opinión.

Opinar es parte de nuestra naturaleza, desde luego, pero nunca la opinión del ciudadano común había tenido tanto impacto en la realidad.

No solo todos tienen el derecho de opinar en la Red, también se les alienta permanentemente a hacerlo; el político pide la opinión de sus simpatizantes para orientar su programa, de la misma forma en que quien vende lavadoras o gomina para el pelo pide a su clientela que opine para mejorar, y mejor vender, su producto.…  Seguir leyendo »

La extrema derecha es un eslogan. Lo ha sido siempre pero, en el siglo XXI, ese eslogan tiene una red de distribución que no tenía en el siglo XX, cuando Hitler lanzaba los suyos en un espacio físico lleno de personas, constreñido por los límites que impone el mundo tridimensional.

El mundo del político ya no es el tridimensional; hoy quien quiere transmitir una idea tiene que ir a la verdadera arena política, que es el mundo de dos dimensiones que palpita en las pantallas. Cuando quiere hacer temblar al planeta Donald Trump no convoca a una rueda prensa: lanza un tuit.…  Seguir leyendo »