Tientos y diferencias
La esencia de la vida cubana, después de haberla conocido en parte, es para mí la música de la calle, la del pueblo cubano. Escribí hace años sobre el novelista cubano Alejo Carpentier, que casi nadie conocía entre nosotros, cosa que no me extraña en absoluto, y me dijeron: «Estás equivocado». Pues bien, Alejo, cubano nacido en Suiza, era un formidable músico clásico, no callejero, y los cubanos lo querían y admiraban. Fue delegado de la Cuba revolucionaria en la Unesco y su mejor amigo en Chile fue Acario Cotapos, miembro del «Grupo de los Diez», el que sesionaba en la famosa torre de Pedro Prado en la calle Santa Rosa al llegar a la Alameda, lugar que habríamos sacralizado si nuestros funcionarios tuvieran un sentimiento de lo que es el mundo -«sentinento do mundo», como decía el poeta brasileño Drummond de Andrade, y no voy a pedir que mis lectores hablen la lengua de Luis de Camoes-.… Seguir leyendo »