Jorge Freire

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La ciudad mustia

¡Qué malestar! De un tiempo a esta parte, todo son lloros con lo mal que se vive en las ciudades. ¿Es para tanto? Quizá. Al fin y al cabo, la ciudad es odiosa desde los tiempos de Babilonia. Claro que hay un cierto pavoneo intelectual que se envanece en el pesimismo y en que algunos, reconozcámoslo, se deleitan cosa mala.

Hace unos meses, un prestigiado escritor afirmó en una afligida tribuna, publicada en el otrora diario independiente de la mañana, que las terrazas y el turismo han privatizado el Madrid de su juventud, donde se comía en abundancia por cuatro perras: «una época en la que se podía ser pobre y vivir en las ciudades, y disfrutar de ellas».…  Seguir leyendo »

Tras años de revanchismo, es la hora del encuentro

Es bonita la polisemia que encierra esta palabra. Significa tanto pelea, pugna y partido (un encuentro deportivo, por ejemplo) como abrazo, vínculo y armonía. Los desencuentros de los últimos años nos han enredado en innumerables querellas imaginarias, como quijotes dando lanzadas al viento. Teniendo en cuenta los retos a los que el país debe hacer frente, mejor nos iría si evitáramos estériles encontronazos, que solo distraen de lo importante, y promoviésemos el encuentro.

Reza el tópico que de la discusión surge la luz. Pero, de un tiempo a esta parte, al discutir solo surge la bronca. Lo que pasaba en Cataluña sucede hoy en toda España: cada vez hay más temas que las familias y los grupos de amigos evitan sacar en la conversación.…  Seguir leyendo »

La cruzada de los niños

A principios del siglo XII, decenas de miles de niños, capitaneados por un pastorcillo francés, se enrolaron en una cruzada para reconquistar Tierra Santa. Su periplo terminó mal: nada más llegar a Alejandría fueron vendidos como esclavos. La «cruzada de los niños» es un oscuro hecho histórico, rayano en lo legendario, que arroja alguna verdad. La más obvia es que, a despecho de sus nobles intenciones, las cruzadas infantiles no suelen terminar bien.

Buena es la polvareda que han levantado las declaraciones de Íñigo Errejón a Yo Dona, donde afirmaba haber iniciado la «cruzada de la salud mental». Lo cierto es que el denuesto puntual no debe evitar el reconocimiento de méritos.…  Seguir leyendo »

El traje nuevo del Leviatán

Leviatán es el nombre con que el filósofo Thomas Hobbes definiese al Estado absoluto en su libro más importante, escrito en plena guerra civil inglesa. Que ofreciese seguridad y paz se debía a que ostentaba el monopolio de la violencia. Aunque mucho ha cambiado desde entonces, hoy asumimos que el Estado es el último garante de estabilidad cuando pintan bastos; el que rescata a los bancos cuando están a pique de caer y se hace cargo de los salarios después de ordenar un confinamiento. De ahí que, tras cada revés, su poder no haya hecho sino aumentar. Hemos asistido a su retorno definitivo durante la crisis del Covid, a lo largo de la cual ha canalizado grandes sumas de dinero para sostener sectores y garantizar la provisión de productos.…  Seguir leyendo »

Menalquismo: el asalto a la atención

Cruenta es la batalla que las grandes tecnológicas libran por nuestra atención, que de un tiempo a esta parte se ha convertido en un bien escaso. Todo indica que el smartphone mengua notablemente nuestra capacidad de concentración y fomenta actitudes adictivas. También, que condiciona la socialización de los adolescentes, afectando a su autoestima y perjudicando su salud mental. Seguir soslayando el problema, que en absoluto es menor, no hará que desaparezca.

Vivimos bajo el signo de Menalco. Así se llamaba el personaje más especial del único libro de La Bruyére, Los caracteres, obra cimera del siglo XVII. Menalco marchaba por la vida como un sonámbulo, enredado en una distracción tras otra: si empezaba a contar una historia, al poco perdía el hilo; si iba a hacer un recado, se le iba el santo al cielo.…  Seguir leyendo »

Menosprecio de corte y alabanza de mérito

El disimulo es cosa del pasado. La élite de antaño disfrazaba sus privilegios heredados de trabajo duro; la élite de hogaño reconoce con descaro su falta de mérito y propone, en consecuencia, una sociedad sin mérito. Nunca la meritocracia había estado tan denostada como hoy. Pero el pueblo, que es más razonable que la élite, sabe que es el esfuerzo, y no la cuna, lo que ha de determinar nuestra suerte. ¿Quién jalea a un futbolista que no corre o a un torero que no se arrima?

Eméritos son los profesores que prefieren morir con las botas puestas antes que colgarlas, como eméritos eran los legionarios que batallaron en las guerras cántabras y cuya gloria bautizó el asentamiento -Emerita- que dio lugar a la actual ciudad de Mérida.…  Seguir leyendo »

La industria del bien

"No es milagro, sino industria", dice Basilio en uno de los episodios más célebres del Quijote: las bodas de Camacho. Para conquistar el corazón de Quiteria y evitar que se case con un próspero labrador, Basilio simula clavarse una espada, causando un extraordinario revuelo. Una vez arruinado el connubio, Basilio explica a la asombrada concurrencia, que lo daba por muerto, que la puñalada ha sido un artero truco de birlibirloque, obrado con una caña tenida de rojo. No hay, en efecto, nada de milagroso en los números de prestidigitación, pero sí mucha industria.

En tiempos de Cervantes, la voz industria era sinónimo de ingenio y sutileza.…  Seguir leyendo »

La revolución permanente

Cuando la revolución parece imposible, todo se disfraza de revolucionario. Basta hojear la prensa para advertir que hasta el peinado de un influencer o el último disco de un conjunto pop lo son. ¿Acaso hoy, cuando ni siquiera hay revolucionarios de salón (queda, todo lo más, algún antifascista de mesa camilla), vivimos aquello que Marx y Engels denominaron «revolución permanente»?

Revolucionario es, según Wittgenstein, lo que se revoluciona a sí mismo. No en vano, la revolución postrera fue la que el capitalismo operó en su propio seno al calor de Mayo del 68. Toda vez que la explosión consumista alcanzó todos los ámbitos de la vida, la revolución pasó de ser la catalización transformadora de un descontento a una mera convención social, rayana en la mercancía publicitaria.…  Seguir leyendo »

El peregrino publicista

Acerbos han sido los ataques que Macarena Olona ha recibido durante los últimos días. Curioso es que se los dispensasen quienes, poco tiempo atrás, la colmaban de parabienes. La misma lengua que se desplegaba para dar lametones de adulación se repliega hoy para correr hablillas contra la discrepante. Como dejó dicho Ignacio de Loyola, en una fortaleza sitiada toda disidencia es traición.

Desde que la ex diputada de Vox invitase a acompañarla a todo el que quisiera hacer el Camino de Santiago con ella, ofreciéndose a sufragar los gastos de todos aquellos que no pudieran hacerles frente, quedó claro que iba a protagonizar una de las travesías religiosas más mediáticas de los últimos años.…  Seguir leyendo »

Reza el tópico que los lazos comunitarios se han roto. Lo repiten quienes promueven el giro tribal y el repliegue identitario, so pretexto de alcanzar una sociedad más cohesionada. Unos culpan al progresismo y otros, al neoliberalismo, proyectando en el fin de la comunidad sus obsesiones, como si de un test de Rorschach se tratase.

Aun aduciendo causas diferentes entre sí —ora la pujanza centrífuga de la globalización, ora el declive del patriotismo centrípeto—, convienen en que una suerte de fase líquida diluye la comunidad. Asumen, en ocasiones, el mito nativista de la sociedad homogénea amenazada por el enemigo disolvente, y al hacerlo surten de munición a la agenda reaccionaria, que siempre parte de un malestar genuino.…  Seguir leyendo »

Todavía resuena el bofetón que el actor Will Smith atizó al cómico Chris Rock en la gala de los Oscar. Manteniendo la costumbre de escarnecer a los artistas allí congregados -tentativa de dar frescura a una velada que periclita año tras año-, Rock dedicó un chascarrillo a la alopecia de Jada Pinkett Smith, casada con el famoso intérprete. Este respondió con violencia y, a renglón seguido, exigió al cómico que extrajese de su boca el nombre de su esposa.

Lo que empezaba como fiesta del cine se trocaba en duelo calderoniano. Con la celebérrima bofetada, el actor Smith recuperaba la vieja noción, tan cara al Barroco español, de la honra.…  Seguir leyendo »

Ilustración de Paul Sahre, en la portada de 'La conjura de los necios'.

En una escena memorable de La conjura de los necios, Ignatius Reilly sostenía que el mundo se fue a pique al terminar la Edad Media. Durante unos siglos soplaron los vientos del espíritu; de ahí el esplendor de las catedrales y el genio de Pedro Abelardo y Thomas Becket. Pero, de golpe, todo se vino abajo, y el ser humano se vio enfrentado “a la perversión de tener que ir a trabajar”. Naturalmente, Ignatius olvidaba las extenuantes condiciones de vida de los campesinos medievales que, sometidos a onerosos tributos, doblaban la raspa de sol a sol. Por eso la escena es tan graciosa.…  Seguir leyendo »

Corría el año 1944. Viendo Londres bombardeado desde el tejado de su casa en Regent’s Park, H. G. Wells recordaba lo que había escrito cuatro décadas atrás en La guerra en el aire: que las contiendas futuras, capitaneadas por las fuerzas aéreas, arrasarían ciudades enteras. Cuando la editorial Penguin reeditó esa novela, el visionario escritor británico incorporó un prólogo que se cerraba diciendo: “Os lo avisé, malditos idiotas”.

Abundan en nuestro tiempo los pretendidos émulos de Wells, aunque se parezcan más al hipocondríaco del chiste, en cuya lápida relumbraba un cenizo “yo ya lo dije”. Los nuevos videntes no escrutan las entrañas de las ocas, como los arúspices de la antigua Roma, sino las tripas del big data.…  Seguir leyendo »

La familia se reúne para celebrar el natalicio del abuelo. Una mujer vence el apocamiento de su hermana y la ciñe en un fuerte abrazo. El tío hace beber de su vaso al sobrino adolescente, arguyendo que él “de esto sabe un rato largo”. Hijos y nietos se apretujan en torno a la mesa como polluelos en el nido. Un racimo de cabezas vocingleras entona el Cumpleaños feliz a medio metro del abuelo, espurreando un sinnúmero de gotitas de saliva.

Se trata del anuncio que el Gobierno de Canarias lanzó a principios de verano para evitar contagios. En él se apreciaban las pequeñas coacciones de la vida doméstica, inasequibles a cualquier reglamentación externa.…  Seguir leyendo »

Hay un tipo de lucidez que resulta extemporánea. Avenirse a esperar a los Reyes Magos con el sobrino de siete años no es un rasgo de infantilismo; conmemorar el solsticio de invierno para dar en los morros a la abuela pudibunda, sí. Como afirma una entrada del diario de Stendhal, fechada en noviembre de 1804, a los corazones más vehementes se les escapa lo cómico y, también, lo ingenuo.

De los petardos a las molestas luces, pasando por los villancicos, las compunciones dispépticas, los niños y el consumismo, todo son motivos para aislarse en una torre de marfil durante los últimos días de diciembre.…  Seguir leyendo »

Ya nada es lo que era: ni el ciclismo, ni nuestro barrio, ni la democracia siquiera. Los tomates han perdido el sabor, el cine abusa de los remakes y los domingos ya no son los de nuestra infancia… ¡Ni siquiera el kilo es ya un cilindro de platino iridiado! A uno se le ensombrece el ánimo oyendo estas jeremiadas, variaciones del adagio manriqueño que rezaba que todo tiempo pasado fue mejor. Sigue cundiendo la nostalgia una vez que los científicos han puesto rostro a un agujero negro, algo que solo parecía posible en la ciencia ficción, y han enviado una sonda más allá de Neptuno, hasta un asteroide apodado Ultima Thule que rebasa con mucho lo que los romanos imaginaron al acuñar dicho término.…  Seguir leyendo »

Afirmaba Gregorio Luri, entrevistado por Jorge del Palacio en EL MUNDO, que "un país que no se aprecia difícilmente querrá mejorarse". A su juicio, solo un remanente de autoconfianza permite resistir los embates del futuro. Por desgracia, los españoles llevamos largo tiempo mirándonos en la pletina de un microscopio con la reiterada terquedad de un neurótico.

La machaconería identitaria es una fuente perpetua de males por una razón metodológica: ni la verdad surge de la simple obstinación -inútil es buscar perlas en el muladar- ni el talante obsesivo de una investigación da cuenta de su profundidad. Ocioso es preguntarse por qué tiene tan mal concepto de sí mismo un país que ostenta el liderazgo en donación de órganos desde hace tres décadas y muestra mayor tolerancia hacia el colectivo LGTBI que ningún otro; un país en que se vive razonablemente bien y que, merced a su sistema de atención primaria y su dieta, está considerado como el más saludable del mundo.…  Seguir leyendo »

Sostiene un viejo tópico, ocasionalmente enarbolado por quienes alertan del empobrecimiento del lenguaje, que lo que no se nombra deja de existir. Recuérdese el inquietante pronóstico que Syme, responsable del diccionario de neolengua, echa al vuelo en 1984, de George Orwell: “Cada año que pasa habrá menos palabras y los límites de la conciencia serán más estrechos”. Corolario: para reducir el pensamiento, mutílese la lengua.

Lejos de contravenir el tópico, que los diccionarios no hagan sino incorporar nuevas entradas ha inclinado la postura catastrofista hacia otra hipótesis: la depauperización no se daría por defecto, sino por exceso. Muchos de los términos incluidos en el diccionario Merrian-Webster durante la presente década advierten del envilecimiento de la discusión pública (hot take —opinión controvertida—, filter bubble —filtro burbuja—) y de la crispante polarización del debate, donde los efectos de la posverdad han hecho mella (anti-vaxxer —forma despectiva y coloquial de aludir a la postura antivacunas—), así como del auge popular de la economía financiera, al socaire de la criptomoneda (bitcoin, blockchain, ICO).…  Seguir leyendo »

Vivir para ver. El pasado 5 de octubre, una trituradora oculta en el marco de Niña con globo reducía el lienzo a jirones, ante la mirada perpleja de los asistentes y del propio subastador de Sotheby’s que, segundos antes, había ratificado con un risueño y enfático martillazo la venta millonaria. A las pocas horas, la obra de Banksy se revalorizó hasta alcanzar el doble del precio que se había pagado por ella. El debate estaba servido: ¿se trataba de una sutil crítica al mercado del arte o de una chabacana, pero exitosa estrategia de marketing?

El coleccionista Acoris Andipa afirmó, entrevistado en The New York Times, que lo sucedido en la subasta es ya “un pedazo de la historia del arte”.…  Seguir leyendo »