
Manosear la ley de leyes
Los equilibrios institucionales que requiere la Constitución de 1978 se han empobrecido en la legislatura que va a concluir, pero destaca en su deterioro una deriva parlamentaria peligrosa que puede por sí sola dañar en forma irreversible nuestra democracia.
El Gobierno suele obviar su obligación constitucional –impuesta por el artículo 111.1 de la Constitución– de responder en forma coherente y precisa las preguntas e interpelaciones sobre cuestiones de interés general que formula la oposición en las Cortes Generales. Los presidentes de las dos Cámaras prescinden de 'llamar a la cuestión' a los miembros del Ejecutivo y les permiten escabullirse de preguntas embarazosas con el artificio tosco de descalificar y desdeñar a los parlamentarios que interpelan o preguntan.… Seguir leyendo »