José Álvarez Junco (Continuación)

Hora de repliegue

Hace dos siglos y medio, los colonos americanos que acababan de derrotar a Su Majestad Británica se reunieron en una “convención” constituyente para redactar las bases de su nueva convivencia independiente. Era la primera vez que tal cosa ocurría en la historia humana y el debate sobre la construcción de una entidad política nueva se hallaba rodeado de dificultades e incógnitas. Porque entre aquellos rebeldes dominaba la división y muchos temían la anarquía, que según las teorías políticas en vigor era el final previsible de una república establecida sobre un territorio demasiado extenso.

Se dudaba, para empezar, sobre quién era el sujeto en cuyo nombre podían hablar los reunidos: ¿las antiguas colonias inglesas, los nuevos Estados independientes de América…?…  Seguir leyendo »

Las ruinas de Palmira

Durante bastante más de un siglo la izquierda europea leyó mucho un libro del conde de Volney cuyo título era, exactamente, el de este artículo. Este ilustrado francés de finales del siglo XVIII, comprometido luego con la Revolución y ennoblecido por Napoleón, narraba en él, en un tono elegiaco, prerromántico, su visita a los restos de aquella ciudad romana, al borde del desierto sirio. Se describía a sí mismo cavilando, de noche, entre aquellas columnas semiderruidas: “Aquí, donde ahora reina este silencio tétrico, se oyó en tiempos el bullicio de la multitud. Estas piedras esparcidas por el suelo, guarida hoy de reptiles inmundos, fueron un día suntuosos palacios y templos a los dioses.…  Seguir leyendo »

Nuestra primavera árabe

Allá por febrero de 2011, creímos ingenuamente que la democracia estaba a punto de florecer en el mundo árabe. Cayeron Ben Ali en Túnez, Mubarak en Egipto, Gadafi en Libia y empezaron las rebeliones en Yemen y Siria. El mundo árabe despertaba, al fin. Todos deseábamos que aquellos festivos ocupantes de plazas céntricas triunfaran; queríamos ver expulsados, encarcelados o incluso algo peor a aquellos criminales chulescos tantas veces fotografiados cargados de oropeles. Arrancando la costra de las dictaduras, aparecería en aquellos sufridos países la sonrosada carne de la democracia.

Han pasado cinco años. Solo sobrevive una democracia, y frágil, en Túnez.…  Seguir leyendo »

Otro día para la Constitución

No es fácil ponerle fechas a la Transición. Fue un proceso, no un acto único. Fueron ocurriendo cosas, ninguna de ellas espectacular. Yo recuerdo sobre todo aquel 27 de febrero de 1981, el día en que me di cuenta de que hasta qué punto nos estábamos jugando todo. Ya en el metro, camino de Embajadores, me puse sin querer a mirar de reojo a los demás pasajeros, intentando adivinar quiénes iban y quiénes no a la manifestación, o sea, quiénes estaban contra el golpe y a quiénes les traía sin cuidado. Era una desconfianza hacia mis conciudadanos, una necesidad de saber quiénes y cuántos eran los nuestros, que había sentido muchas veces bajo la dictadura, cuando, minutos antes de una convocatoria “masiva”, caminaba, haciéndome el distraído, sobre todo al pasar junto a un furgón de policía.…  Seguir leyendo »

Nación o Estado

Una vez más, vuelve a plantearse el problema de la distribución territorial del poder en este país como un enfrentamiento entre Cataluña y España, presentados como entes esenciales y monolíticos en lugar de sociedades complejas donde hay muy diversos individuos, grupos y opiniones. No hay más que leer la carta del president Mas en la que nos revela lo que Cataluña “quiere”, “ama” o “busca”. Ojalá lográramos que estos entes bajaran del Olimpo y hablaran por sí mismos. Pero nos hablan sus portavoces —autoproclamados—, que coinciden, por cierto, en algo: en negarle al contrario el título de nación. Cataluña no es una nación, dicen los españolistas; ya le concedimos “nacionalidad”, hace cuarenta años; demasiado fue.…  Seguir leyendo »

Parábola de la corrupción

Los españoles están indignados con la corrupción. Y no les faltan motivos. Al principio, en los primeros años noventa, con Juan Guerra, Roldán o Filesa, pudimos creer que eran casos aislados, que solo afectaban a un partido que había acumulado demasiado poder y durante demasiado tiempo. Pero, lamentablemente, cada vez está más claro que es un rasgo del sistema: Bárcenas, Gürtel, la Púnica, los ERE andaluces, cientos, miles de encausados. Y no se libra ningún partido, institución ni círculo, desde el PP al PSOE o a CiU, desde la CEOE hasta las federaciones deportivas. Lo raro es que no hayan saltado aún escándalos notables en torno al PNV o Bildu; quizás allí domine la omertà y algún día los conoceremos.…  Seguir leyendo »

El otro monstruo

El otro día recordé —sin lamentarla— la muerte de Hitler, ocurrida hace ahora 70 años. Hoy toca hablar del otro personaje que compartió con él el dominio del tablero europeo y que, tras derrotarle en “la Gran Guerra Patria”, disfrutaba en esos mismos días de su momento de máxima gloria. Me refiero a Iósif (José) Vissariónovich Stalin; para los amigos, Koba.

Lo primero que debe decirse sobre Stalin es que, al igual que Hitler, fue un loco; un loco asesino. Millón más, millón menos, eliminó al mismo número de personas que el jerarca nazi y con métodos parecidos: los fusilamientos y los campos de concentración; con la diferencia de que en los de Stalin los prisioneros no eran inmolados en cámaras de gas al poco de llegar sino que, tras una supervivencia media de cinco años, morían a causa de los trabajos forzados, el frío o el hambre.…  Seguir leyendo »

De las cervecerías al búnker

Qué personaje, este Adolf Hitler, de cuyo suicidio se cumplen ahora 70 años. Un número redondo, que no significa nada ni tendría por qué hacernos hablar de él. Pero cualquier pretexto es bueno para reflexionar sobre Hitler.

Y es así no porque su personalidad tuviera interés, porque fuera un “gran hombre”, bueno o malo, según gustos, pero dotado, en todo caso, de alguna cualidad extraordinaria. Solo creerá que fue grande quien equipare grandeza con popularidad, impacto mediático, influencia sobre su época. Porque influyó, sin duda, sobre el curso de la historia mundial como pocos seres humanos lo han hecho en el tiempo en que vivieron.…  Seguir leyendo »

En el nombre de

Clases, naciones, civilizaciones, dioses, pueblan nuestro discurso diario como si fueran reales y tangibles, como si fueran árboles, animales o edificios. Y son meras convenciones, necesarias para la vida social y nuestra comprensión del mundo, pero inaprehensibles como actores en el escenario humano.

“En el nombre de Dios todopoderoso”, comienzan su sermón los ulemas o los obispos. “En representación del proletariado”, dicen —o decían— hablar los partidos comunistas. “Lo que Cataluña pide es”, oímos a cualquier nacionalista; a lo que su contrincante, con no menor desenvoltura, le opone: “España no puede consentir…”. Otros se arrogan la representación de “la gente” o “el pueblo”.…  Seguir leyendo »

Religión y violencia

El abominable atentado contra el Charlie Hebdo,uno más de los actos terroristas acogidos al manto de la yihad islámica, ha vuelto a poner sobre la mesa la relación entre religión y violencia. Una relación que choca, en principio, con la idea de que los mensajes religiosos son la base que sustenta principios morales universales entre sus creyentes. Los musulmanes del mundo entero, desde luego, se han apresurado a condenar estos asesinatos, protestando que nada tienen que ver con las doctrinas predicadas en el Corán. Pero la historia registra demasiadas matanzas en nombre de la fe como para que aceptemos, sin más, tan angélicas protestas.…  Seguir leyendo »

El famoso individualismo español

Al narrar el episodio de Viriato, Modesto Lafuente, en su tan leída Historia general de España, le presenta como iniciador de una milenaria saga española de caudillos o generales salidos del pueblo, protagonistas de proezas que asombran al mundo pero que acaban en derrotas. Los seguidores de Viriato, incapaces de “agruparse en derredor de la bandera de tan intrépido jefe”, se dividieron en facciones que convirtieron aquella gesta en un sacrificio inútil. El “individualismo” español hizo que tanta heroicidad no lograra evitar la “esclavización” de la Península por los romanos. El individualismo, concluía Lafuente, era el mayor defecto de los españoles: a él se debió también que el país se dividiera en reinos durante la Edad Media, como se dividió en juntas frente a Napoleón, lo que prolongó dolorosamente aquellas guerras.…  Seguir leyendo »

Las deformaciones de la memoria

Este 2014 ha sido un año de centenarios: el del inicio de la Gran Guerra europea, por ejemplo, o el del final de la de Sucesión española. Más inadvertido ha pasado, sin embargo, la conmemoración de 1814, fecha en la que terminó la guerra napoleónica en España y volvió el Deseado Fernando VII, quien dio su golpe de Estado contra el régimen constitucional, encarcelando o enviando al exilio a sus padres fundadores.

Aquella guerra que finalizó hace 200 años fue un acontecimiento de extraordinaria complejidad. Se combinaron en ella, como mínimo, un enfrentamiento internacional (entre Francia e Inglaterra, las dos grandes potencias imperiales del momento; suyos fueron los dos Ejércitos que libraron las principales batallas en la Península) y una guerra civil (pues hubo españoles en los dos bandos).…  Seguir leyendo »

Virtudes y peligros del populismo

Se habla mucho de populismo últimamente. En Europa se aplica a la derecha xenófoba francesa, británica u holandesa; en América Latina, al eje chavista venezolano, ecuatoriano o boliviano. Pero el término sigue teniendo difícil acceso al mundo académico. El diccionario de la RAE, por ejemplo, no incluye el sustantivo “populismo”; y define el adjetivo “populista” como lo “perteneciente o relativo al pueblo”, idea que en castellano actual correspondería más bien al adjetivo “popular”.

El populismo no es, la verdad, fácil de definir. Muy frecuentemente se usa en sentido denigratorio, atribuyéndolo a fenómenos que, como mínimo, carecen de contenido serio. Una politóloga propuso, hace años, el abandono del término, por indefinible.…  Seguir leyendo »

La carga del pasado

Hace solo veinte, o incluso diez, años, España parecía haber superado muchos de los problemas que habían mantenido al país hundido en un atraso secular. Un atraso relativo, solo comparado con Inglaterra, Francia o Alemania, pero vivido como muy humillante por nuestros bisabuelos, que creían en pueblos o razas superiores e inferiores y no podían admitir compararse con Polonia, Turquía o Marruecos. Mirándose en el espejo de la Europa avanzada, las generaciones del 98 o del 14 se angustiaron y desesperaron ante lo que percibieron como país pobre, dividido entre unos pocos latifundistas con ínfulas nobiliarias y unos millones de braceros toscos e ignorantes; con unos períodos de efervescencia política seguidos por otros en que reinaba el orden gracias a la fuerza, el caciquismo y el falseamiento del sufragio; sometido a una influencia clerical desmesurada incluso para el mundo católico y a un intervencionismo militar que se traducía en constantes pronunciamientos y dictaduras; y enfrentado con el nuevo desafío catalán y vasco.…  Seguir leyendo »

Nacionalismo y dinero

Tantos años luchando contra el “economicismo vulgar”; tantos años repitiendo a mis estudiantes que, para entender el nacionalismo, buscaran más los factores culturales y emocionales, como la lengua y la bandera, que los económicos; que, en vez de lucha de clases, predominaba el interclasismo; que quien impulsaba el proceso no era ninguna burguesía, sino élites intelectuales y profesionales; que los seguidores no perseguían recompensas materiales, sino satisfacción moral (el ingenuo “aquí mandamos nosotros”)… Tantos años insistiendo en estas cosas, y ahora llega la familia Pujol y me lo desbarata todo. ¿Ves cómo era el dinerito, el dinerito?, leo en la mirada sardónica de mis colegas.…  Seguir leyendo »

El verano del 14

Hace ahora cien años, en aquel mes de julio que siguió al atentado de Sarajevo, las cancillerías europeas echaban humo. Entre amenazas y ultimatos, negociaban febrilmente intentando impedir el inicio de una guerra que al final, sin embargo, estallaría e implicaría a casi todos. Un siglo después, es bueno reflexionar sobre aquella matanza y sus consecuencias para Europa. Matanza, ante todo, y de dimensiones nunca vistas en la historia humana: unos 10 millones de muertos en campos de batalla; al menos otras tantas víctimas civiles, aunque estas sean imposibles de cuantificar; incontables destrozos en infraestructuras y tesoros artísticos; y descomunal gasto de dinero público, que se prolongaría en la posguerra con las indemnizaciones y pensiones a huérfanos, viudas o mutilados (a las que la Francia de los años veinte dedicaba casi la mitad del presupuesto nacional).…  Seguir leyendo »

El temor al Maligno

El miedo prolifera más que nada. No nos hacemos una idea de lo poco que seríamos sin el miedo. La tendencia a entregarse una y otra vez al miedo es constitutiva del ser humano”, escribió Elías Canetti. Inteligente y pesimista observación, como tantas suyas. Parece inherente al ser humano, en efecto, sentirse amenazado, asustado por alguna circunstancia difícil a veces de concretar, pero otras encarnada en un grupo o personaje bien identificado. Uno de los temores primarios es el que sentimos ante el Otro, ante quien es culturalmente distinto a nosotros, a quien apenas conocemos —y no nos interesa conocer mejor—, pese a lo cual le creemos decidido a acabar con nuestra identidad, con esos rasgos —lengua, religión— que nos marcan como grupo.…  Seguir leyendo »

Ser minoría no es una desgracia

Muchas cosas, y muy graves, están pasando en la Ucrania suroriental. Se está viviendo una preguerra civil, con serios sufrimientos por parte de la población, y se corre el riesgo de otra guerra internacional europea, catástrofe que por fortuna iba haciéndose rara. Pero lo que se vuelve a demostrar, y lo que me interesa aquí, es lo inadecuado de la fórmula nacional para resolver la convivencia en sociedades complejas.

La Gran Guerra, con cuyo centenario coincidimos, proporcionó el mejor ejemplo en el siglo XX. Cuando el angélico presidente Wilson vino a Europa, con el prestigio de haber pesado decisivamente en la derrota austro-germana, traía en la cartera sus célebres Catorce puntos, donde proponía resolver los problemas europeos sustituyendo los imperios multiétnicos por Estados culturalmente homogéneos.…  Seguir leyendo »

La utilización de la Historia para legitimar dominaciones políticas se basó, durante milenios, en la existencia de antecedentes remotos e ilustres. Nada justificaba más un poder político que tener una antigüedad de milenios. Y nada proporcionaba mayor autoestima colectiva que provenir —el pueblo entero o su casta dirigente— de héroes legendarios. De ahí las repetidas invenciones de reyes o personajes que habrían protagonizado hazañas sobrehumanas. Hoy, estas no pasan de ser cuentos infantiles, algunos muy fascinantes. Pero no sirven ya para justificar nuestras estructuras o propuestas políticas, algo que en la actualidad es producto del debate y de la voluntad popular.…  Seguir leyendo »

Continúa la batalla por la historia. Y continuará, porque, como ha escrito Richard Rorty, la lucha por el relato del pasado es la lucha por el liderazgo político. Me atrevería a matizarlo: es la lucha por la legitimidad, tanto de líderes como de instituciones. Cuando la Biblia narra la creación del hombre en primer lugar y de la mujer a partir de la extracción de una costilla suya —porque “no es bueno que el hombre esté solo”—, está legitimando la postergación y sumisión del género femenino; como cuando relata el pecado original está justificando la obligación de trabajar.

Me objetarán: pero la Biblia no es un libro de historia; es una narración legendaria, es puro mito; son hechos que no están avalados por evidencia alguna; aceptarlos o no es un acto de fe.…  Seguir leyendo »