José Antonio Zarzalejos (Continuación)

El pasado domingo la sociedad española en su conjunto, por diversos procedimientos (abstención y voto), utilizó contra la clase dirigente lo que David Lloyd George, primer ministro británico entre 1916 y 1922, denominó “puñal de papel” en referencia a la papeleta del sufragio que, al clavarse donde más hiere, constituye “la venganza del ciudadano“. Hay que esperar para comprobar si el bipartidismo está tan herido como parece, si el PP vuelve a convencer a sus votantes abstencionistas (la mayoría) y sugestionar a los que migraron a Vox, UPyD (pocos) y Ciutadans (algunos), si el fenómeno de Podemos se hace estructural en la izquierda extrema y muerde más, o no, a IU y si, por fin, el PSOE sale de su laberinto y reemprende la senda del crecimiento electoral tras su congreso extraordinario del mes de julio.…  Seguir leyendo »

El PP va a ganar las próximas elecciones europeas y, sin mayoría absoluta probablemente, también las generales si de por medio no se produce una reacción vigorosa y creíble del PSOE. La derecha en España se muestra consistente en plena crisis económica e institucional. Según los barómetros del CIS conocidos los pasados martes y jueves, los populares retendrían en las generales el 31,9% del voto tras haber logrado en las del 2011 el 44,62%. No es cosa menor esta afección electoral cuando el PSOE sigue sin tocar suelo en su caída: se sitúa ahora en el 26,2%, es decir, dos puntos y medio menos que el resultado obtenido en las últimas legislativas (28,73%), su registro histórico más bajo.…  Seguir leyendo »

Octavio Paz escribió que “la sociedad liberal se paralizaría si deja de ser autocrítica”. De ahí que en las sociedades homogéneas, en las que un pensamiento, un criterio, una aspiración o un objetivo político totalizante y acaparador se impone hegemónicamente, sufran la pluralidad y la espontaneidad. Las colectividades con un fuerte sentimiento nacionalista –y tanto da que sea catalán, vasco, español o británico– tienden a encerrar a los ciudadanos en un recinto de reflexión que carece de salidas y alternativas que no sean exorbitantes. Por eso, la irrupción de la asociación Societat Civil Catalana (SCC) que el pasado miércoles se presentó en Barcelona, debe ser muy bien acogida.…  Seguir leyendo »

Está escrito que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Cuando, con la perspectiva que ofrece el tiempo, se observe la génesis y el desarrollo –y el previsible final frustrado y, eventualmente, insurreccional del proceso soberanista catalán–, se valorarán muy severamente los errores que el independentismo está cometiendo. El más importante, al menos desde la perspectiva de un catalanismo inteligente como el de antaño, consiste en cómo la radicalidad secesionista provoca unidad en su rechazo a la izquierda y a la derecha españolas, y dentro de aquella al socialismo del PSC, al tiempo que fractura la sociedad catalana, porque una cosa es que en ella haya arraigado un fuerte malestar y un deseo de cambio y otra, muy diferente, es que la terapia asumida unánimemente para ese problema resida en la ruptura del Estado y el desmantelamiento del régimen constitucional de 1978.…  Seguir leyendo »

La lectura de la intervención de Jordi Pujol en el Ateneu de Barcelona el pasado 19 de octubre, con ocasión de la presentación de su libro Notícia del present (RBA), una recopilación de los artículos del expresident publicados en la prensa entre 1947 y 2013, ofrece muchas aclaraciones, emocionales y políticas, de porqué el mejor de los catalanismos –y el de Pujol lo fue– se ha desenganchado de la Constitución de 1978 que el pasado viernes cumplió 35 años. Quizá las claves de esta crítica decisión sean dos: decepción y frustración.

La trayectoria de Jordi Pujol ha sido inclusiva e integradora.…  Seguir leyendo »

La Diada del pasado año fue clamorosa y, aunque dispuso de una organización activa, también fue especialmente espontánea. Al margen del número de manifestantes de aquel Onze de Setembre, la manifestación marcó un hito histórico. El evento, no obstante, se interpretó con estrechez ideológica. Los catalanes que acudieron a la convocatoria mostraron, sin duda, un alto grado de insatisfacción con el statu quo de Catalunya en el Estado. Sin embargo, la reivindicación no era unívoca. Abundó la independentista que marcaba la pauta con la reclamación de un Estado propio en Europa. Pero convergieron otros malestares que no se supieron discriminar lo que condujo a que el Govern adoptase decisiones equivocadas, apartadas de la transversalidad política e ideológica –incluso identitaria– que aquella expresión ciudadana deseaba manifestar.…  Seguir leyendo »

El Consell Assessor per a la Transició Nacional, creado por la Generalitat de Catalunya el pasado mes de febrero y constituido en abril, forma parte –ciertamente sólo estética– de la necesidad litúrgica que un proceso soberanista como el que se vive en el Principat. No es cierto, como se dice, que los modos litúrgicos –referidos especialmente a las celebraciones religiosas– sean hueros, vacíos e inútiles. En absoluto: la liturgia en el ámbito religioso como el protocolo en el civil son expresiones de poder. Nada se parece más a una misa de pontifical que la apertura de las Cámaras en el Reino Unido, cuando la reina, tocada con un manto de armiño y con la testa coronada, se dirige a los Lores y los Comunes en un discurso que redacta el primer ministro de turno.…  Seguir leyendo »

El jueves se consumó en el edificio del Senado –que acogía al Congreso de los Diputados– un perfecto fraude parlamentario. La sesión, aceptada a rastras por Mariano Rajoy para explicarse sobre el caso Bárcenas, se celebró conforme a un formato distócico, propio de la dación de cuentas e información de los acuerdos del Consejo Europeo. No fue ni siquiera una sesión de control. Lo que se pedían por la oposición eran responsabilidades al presidente del Gobierno y este quería subrayar lo obvio, esto es, que contaba con la confianza mayoritaria de la Cámara. Pero como en España la Constitución sirve lo mismo para un roto que para un descosido, ni los socialistas tuvieron el arrojo de acudir a la moción de censura constructiva (artículo 113 de la Constitución), ni el Ejecutivo plantear una cuestión de confianza (artículo 112).…  Seguir leyendo »

Puede ser una casualidad histórica o no, pero tres de los cuatro grandes Estados occidentales con más tensiones secesionistas adoptan la forma de monarquía parlamentaria. Es el caso del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, cuya soberana, Isabel II, encarna la más alta magistratura de otros quince estados, entre ellos Canadá, de tal manera que, aunque con distinta intensidad, está concernida tanto por Escocia como por Quebec. Y es el caso de Bélgica, en el que reina Alberto II, árbitro eficaz y discreto de las aspiraciones de flamencos y valones. Y es caso de España, donde la denominada Monarquía prosaica –título de un ensayo de Miguel Ángel Aguilar Rancel y Óscar Hernández, un tanto academicista pero certero en señalar la vulgaridad con la que el sistema ha tratado y trata a don Juan Carlos, en parte por su propia forma de entender la Corona– tiene un reto con el proceso secesionista de Catalunya.…  Seguir leyendo »

Javier Cercas se ha ido convirtiendo a golpe de acierto literario, que culminó en el magnífico Anatomía de un instante (2009), un relato sobre el frustrado golpe de Estado el 23-F de 1981, también en un analista político con gran capacidad de referencia para la izquierda española en general y la catalana en particular. En la actual diatriba sobre el PSC, se hace necesario recordar la pieza que escribió al respecto en el diario El País el 15 de enero del 2011 bajo el contundente título de “El fracaso de la izquierda en Cataluña”. Según nuestro autor la izquierda catalana habría entregado la hegemonía al nacionalismo “de tal manera que a veces se diría que en Catalunya no es posible no ser nacionalista: o se es nacionalista catalán o se es nacionalista español.…  Seguir leyendo »

"En este artículo defiendo un criterio diametralmente opuesto al que parece va dominando por momentos en la Generalidad. ¿Qué hacer? Si lo publico, según como vayan las cosas, me expongo a que me acusen –como otras tantas veces– de derrotista, de mal patriota. Pero la hora es demasiado grave. Mi deber de catalán, mi honradez de publicista, es claro. Aprieto el botón de un timbre. Entra un ordenanza. Le doy las pruebas de mi artículo: Que se publique mañana”. Texto de Gaziel bajo el título “Apuntes de una noche inolvidable”, publicado en La Vanguardia el 9 de octubre de 1934.

¿Son los españolistas de Euskadi los unionistas de Catalunya?…  Seguir leyendo »

El debate que suscita la pulsión independentista en amplios sectores catalanes no puede ya abordarse –para justificarla o para impugnarla– con argumentos historicistas o retóricos. Estamos ante una cuestión que requiere un intercambio contemporáneo de recíprocas razones consistentes en que supere los prejuicios tan mutuamente anclados para encontrar, de momento, una aproximación. Cientos de miles de catalanes sostienen que las penalidades de Catalunya –materiales y emocionales– se solventarían a estas alturas con una terapia radical, quirúrgica e, indudablemente, también traumática: la secesión de España y la constitución de un Estado propio. Otros sostenemos que la independencia de Catalunya significaría inevitablemente una implosión del Estado con consecuencias imprevisibles que si son negativas para España lo serían también para Catalunya.…  Seguir leyendo »

La política preelectoral se ha convertido en una enorme timba en la que juegan tahúres con el dinero público para seducir por vía del bolsillo a los ciudadanos. En esa subasta el elector pasa a ser un consumidor, un ente -individual y colectivo- que compra y disfruta, al que los partidos políticos para llegar al Gobierno o para no perderlo tienen que garantizar un suministro constante -sea el ciclo económico bueno, malo o regular- de bienes no ya básicos sino atinentes al entretenimiento, el bienestar y, a veces, hasta el capricho. Las ideas, los valores, incluso las ilusiones, apenas mueven los electorados.…  Seguir leyendo »

No es un exabrupto; tampoco un recurso hiperbólico; en modo alguno un desahogo y, mucho menos, responde a un afán dialécticamente destructivo. Es algo más sencillo: una reflexión serena sobre el estado de nuestro sistema político después de cuatro años de Gobierno socialista nos conduce inevitablemente a una desoladora conclusión a tenor de la cual no puede dejar de percibirse que el andamiaje constitucional de España ha quedado desvencijado y su modelo de convivencia política y social seriamente dañado. Durante estos años -y ahora, en la cola de la legislatura emergen los datos objetivos que lo acreditan-, la mediocridad se ha instalado en la forma de hacer política a tal punto que ha devenido en un ejercicio de oportunismo y de ramplonería intelectual y ética.…  Seguir leyendo »

La ambición es en el político virtud cuando es pública y proclamada, aunque sea reiterada, y señala una aspiración legítima si se muestra perseverancia en su logro. En ese caso la ambición no es aviesa porque la intención es manifiesta, ya que, como el refranero sentencia, «el que avisa no es traidor». El que advierte de sus propósitos, además, al menos en política, puede ser un ingenuo y, en todo caso, una persona noble, pero no un bellaco. Y aquel que insiste en lo que quiere y lo hace sin tapujos nunca será un conspirador ni un conjurado. Será -es- lo que parece: un político más o menos táctico, oportuno o inoportuno, pero decente.…  Seguir leyendo »

El pasado mes de agosto falleció en París su arzobispo emérito, el cardenal Lustiger. Fue un hombre importante de la Iglesia en Francia y en Europa. Nicolás Sarkozy, a la sazón de vacaciones en los Estados Unidos, regresó a la capital francesa para asistir a las honras fúnebres del prelado de origen judío y se fotografió al pie del féretro. Estaba allí, junto al ataúd de un cardenal, el presidente de la República laica por definición, la francesa. En el Reino Unido de la Gran Bretaña -cuyo himno comienza con las palabras «Dios salve a la Reina»- la soberana es la cabeza de la Iglesia anglicana, y ni conservadores ni laboristas -ahora en el Gobierno- han puesto en duda, de una parte, la separación nítida y neta entre la Iglesia y el Estado, y, de otra, la continuidad de esta fórmula tradicional que personaliza el régimen constitucional consuetudinario de los británicos.…  Seguir leyendo »

Hasta ahora la afirmación según la cual los españoles éramos «juancarlistas» pero no monárquicos parecía canónica e irrebatible. Según semejante aserto, la Corona como institución que encarna desde 1975 la Jefatura del Estado resultaba -decían- transparente y sólo era visible su titular, S.M. el Rey, que, excepcionalmente -y sólo excepcionalmente-, se había ganado una legitimidad de ejercicio remanente del 23-F, y por sus extraordinarias virtudes personales. Siendo cierto este análisis, y cuando Don Juan Carlos ha alcanzado los setenta años de edad y treinta y dos de reinado -sólo superado en el empleo por Felipe V-, es imposible seguir sosteniendo, como quieren algunos sectores que aceptaron la forma monárquica del Estado a regañadientes, que la Corona dependa exclusivamente de la persona del Rey y que sin éste la Monarquía parlamentaria en España resultaría poco menos que inviable.…  Seguir leyendo »

Vasili Grossman en su monumental «Vida y destino» escribe que «nada hay más duro que ser hijastro del tiempo. No hay destino más duro que sentir que uno no pertenece a su tiempo». Este sentimiento de bastardía lo padecen muchas personas que se sienten descolgadas por sus creencias y pulsiones confesionales de las grandes corrientes de opinión que hegemonizan la sociedad occidental y que propugnan el relativismo moral, la negación de la trascendencia y nuevas idolatrías que arrumban la fe religiosa otrora vertebradora de los hábitos y usos colectivos. Por esa razón, tiene un enorme valor testimonial y efectivo el reciente libro de Valentí Puig -escritor, periodista e insigne colaborador de ABC- en el que relata lo que él denomina «un retorno».…  Seguir leyendo »

Uno de los intentos -en buena parte logrado- de aproximarse a las características de la derecha española ha sido el protagonizado por el profesor Pedro Carlos González Cuevas en su ensayo sobre «El pensamiento político de la derecha española en el siglo XX» (Editorial Tecnos, 2005). En este texto emerge uno de los signos de identidad de la derecha de nuestro país en los últimos cien años: su trágica fragmentación, su carácter banderizo, su falta de cohesión interna. González Cuevas, con perspicacia, sostiene que en España la derecha ha seguido en las últimas décadas dos grandes tradiciones, siendo la «conservadora liberal» en la que se concretó el «moderantismo» español que culminó en su momento en el canovismo.…  Seguir leyendo »

Uno de nuestros más lúcidos sociólogos, Víctor Pérez Díaz, escribió el pasado mes de junio -la cita es larga pero merece la pena- que «la opción estratégica a favor de un proyecto hegemónico socialista ligado a un cambio del modelo territorial supone un incremento sustancial de dos riesgos importantes. Primero, el riesgo de una separación gradual, por sus pasos contados, de, al menos, dos comunidades autónomas, las de Cataluña y el País Vasco, en un plazo entre medio y largo, junto con el aumento de las tensiones y los conflictos redistributivos de poder político de todas las comunidades autónomas entre sí y con el poder central.…  Seguir leyendo »