José Luis Pardo Torío

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Aunque nominalmente recuerde a la Kulturkampf de Rudolf Virchow, la expresión “guerra cultural”, hoy tan extendida, procede en su significado actual de lo que en las décadas de 1960-70 se llamó “revolución cultural”. Originada en la China de Mao, en las democracias occidentales de esas décadas la fórmula designaba la estrategia adoptada por la izquierda revolucionaria para contrarrestar su declive en unos países en los que los partidos comunistas iban camino de la irrelevancia electoral o eran ya extraparlamentarios, y su implantación se reducía casi exclusivamente al sector cultural (espectáculos y universidades).

La razón era evidente: el proletariado, señalado por el Dios del materialismo histórico como sujeto de la revolución, se aburguesaba y perdía su conciencia de clase elegida a medida que el estado de derecho se convertía en estado del bienestar.…  Seguir leyendo »

Parole, parole, parole…

— What do you read, my Lord?

— Words, Words, Words…

Estamos tan acostumbrados a suponer que la filosofía carece totalmente de efectividad que a veces nos pasa desapercibida la posibilidad de que pueda tener cierto interés para explicar algunos de los fenómenos sociales que nos ocurren, como es el caso del que a continuación señalaré.

Me refiero al hecho de que hoy las palabras son como dardos. Quien no quiere lastimar a sus semejantes tiene que andarse con muchísimo tiento a la hora de hablar, escribir o cantar. Quien quiera herirles, en cambio, lo tiene más fácil que nunca. Esto podría ser un síntoma de progreso civilizatorio y de buena educación, si implicase que ha aumentado nuestro cuidado de la palabra.…  Seguir leyendo »

Nostalgia del futuro

Aunque la cosa viene de más atrás, desde la crisis de 2008 el porvenir de las democracias liberales, que durante décadas se había dibujado en un horizonte de esperanza social a largo plazo, se pobló de unos nubarrones que aún persisten y a menudo nos dan la impresión de un bloqueo histórico. Cuando la acción política no logra construir un futuro común para la ciudadanía, surge la tentación de cambiar el porvenir —campo de juego natural de las ofertas políticas— por el pasado como marco de la discusión pública. Por ello se produce un curioso quid pro quo: para no reconocer que la política se engolfa en el pasado porque no es capaz de alumbrar un futuro, se argumenta que sólo se conseguirá avanzar resolviendo las cuentas pendientes.…  Seguir leyendo »

Las dos figuras de las masas

Je revois la ville en fête et en délire...

La publicación en 1895 de la Psicología de las masas, de Gustave Le Bon, disparó la atracción general hacia el tema y despertó en muchos intelectuales un interés que no ha dejado de crecer desde entonces.

Podríamos hablar de una primera figura de las masas: la muchedumbre inorgánica o libre, mezcolanza de hombres y mujeres de todos los órdenes y rangos que inunda las calles de las grandes ciudades de Europa y Norteamérica en las sucesivas oleadas migratorias desde el medio rural o provinciano hacia el urbano, espoleada al mismo tiempo por la disolución de los vínculos de servidumbre, la Declaración Universal de Derechos y la revolución industrial.…  Seguir leyendo »

¿Quién puede comparar el rencor y la animosidad, la envidia y la venganza, con la amistad, la benevolencia, la clemencia y la gratitud? —David Hume

Querido colega:

Me entero por las noticias de que la universidad de tu ciudad, a instancias de personas como tú, ha privado de sus honores a David Hume. Cuando él vivía, la universidad rechazó su candidatura como profesor. No por falta de méritos para el cargo, sino porque sus opiniones en materia de religión no eran del agrado de la jerarquía eclesiástica escocesa. Tras su muerte, cuando su prestigio alcanzó una dimensión mundial, la universidad se apropió de su nombre y de su legado, hasta el punto de convertir el dedo gordo del pie derecho de la estatua que mucho después, en 1996, se erigió en memoria suya en la Royal Mile en un amuleto que los estudiantes de filosofía acarician antes de presentarse a un examen para intentar contagiarse de su sabiduría.…  Seguir leyendo »

Arte y censura

Bajo uno de los retratos de Walter Scott en la Galería Nacional de Edimburgo cuelga desde hace poco un aviso: su visión de Escocia estaba nublada por tintes románticos y muy alejada de la realidad. Como si bajo el (supuesto) retrato de Cervantes pintado por Jáuregui se advirtiera que los gigantes que Don Quijote creyó ver en La Mancha eran simples molinos de viento. Julio Camba decía (en broma) que ciertos discos deberían llevar un cartel como el que aparece en las cajetillas de tabaco: “Peligro. Contiene música romántica”. Pero hoy (en serio), la HBO va a añadir una explicación a Lo que el viento se llevó, y Disney ya ha creado la etiqueta “este programa puede contener representaciones culturales obsoletas”: el tipo de mensaje que se inserta en las llamadas (reflexiónese un momento sobre la denominación) “películas para adultos”.…  Seguir leyendo »

Hace ya más de 200 años que Kant escribió sobre los límites de la libertad de pensamiento, aclarando que esta última no debe ser confundida con las solitarias certezas privadas, presuntamente inalienables, ya que pensar libremente no es otra cosa que poder comunicar libremente a los demás lo que pensamos: no sabemos siquiera si un argumento es verdaderamente sostenible hasta que lo exponemos en público a la crítica de otros. De modo que es eso lo que está en juego en lo que solemos llamar libertad de expresión.

Kant señalaba que el ministro de una iglesia, el funcionario del Estado, el soldado que está sometido a la disciplina militar o el contribuyente —y quizá podríamos añadir: el militante de un partido político— no pueden esgrimir sus críticas hacia las normas que les obligan como motivo para desobedecerlas.…  Seguir leyendo »

Hasta hace algún tiempo, el primer día de colegio producía escenas dramáticas. La angustiosa inquietud de los niños, la mirada compasiva de las madres (los padres solían ahorrarse el trago) ante lo que vivían como un abandono prematuro de sus criaturas, y la sonrisa serena de maestras y maestros que parecían perfectamente preparados para afrontar la crisis. ¿Qué era lo que los padres sabían —pero callaban— y los niños adivinaban como una infame faena ideada para amargarles la vida? Era, ni más ni menos, que al cruzar el umbral de la escuela, como víctimas de una epidemia que había que combatir, los pequeños iban a ser “despiojados” de su identidad.…  Seguir leyendo »

La filosofía y el ridículo

Aunque tomaré como punto de partida la publicación, el pasado 30 de mayo, de un artículo de apoyo a Josu Ternera en el diario francés Libération, firmado por Alain Badiou, Étienne Balibar, Jean-Luc Nancy, Toni Negri, Jacques Rancière y Thomas Lacoste, no pretendo actuar como azote de estos ilustres pensadores a quienes ya me he referido colectivamente en alguna ocasión. Por el contrario, defiendo sin matices su libertad para opinar sobre cualquier materia pública según su mejor saber y entender: en nombre de la libertad de expresión, defendí en su día el derecho de los dibujantes de Charlie Hebdo a ridiculizar a los profetas, y por el mismo motivo defiendo ahora el derecho de los profetas a hacer el ridículo.…  Seguir leyendo »

La pregunta del millón en nuestros días, que mantiene en vilo a miríadas de intelectuales de izquierdas en todo el mundo, es esta: ¿por qué sube la extrema derecha (también llamada “derecha populista” o “nacional-populista”)? Así planteada es difícil responderla en pocas palabras, porque los casos de Bolsonaro, Orbán, Le Pen, Trump, la AfD o la Liga Norte no son iguales y sería aventurado arriesgar una respuesta única para todos. Así que quizás sea aquí aconsejable la máxima de “ir por partes” e intentar contestar a esta pregunta solo en el caso español, por aquello de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo.…  Seguir leyendo »

Cien años después

Ay, qué pesado, qué pesado
Siempre pensando en el pasado

Se nos ha ido un año tan lleno de convulsiones, contusiones y sainetes que la palpitante y siempre tiránica actualidad ha hecho que nos pasaran casi inadvertidos, entre muchos otros, dos centenarios que en otras circunstancias habrían dado bastante que hablar. Uno, el que a primera vista parece más serio, es el de la toma del Palacio de Invierno de San Petersburgo por el Ejército Rojo, que dio pie al establecimiento de la URSS. Este hecho extrae ante todo su seriedad, como todas las revoluciones políticas, del elevado número de cadáveres con los que abona el campo de batalla (y que a medida que crece hace más difícil admitir que los que murieron lo hicieron “para nada”), pero le añade a esta gravedad histórica una seriedad moral: la de haber supuesto, para muchísimas personas y durante muchísimo tiempo, un foco de esperanza política que señalaba a la humanidad el camino de su futuro.…  Seguir leyendo »

Carta a algunos colegas europeos

En los últimos tiempos he recibido de muchos de vosotros mensajes emotivos sobre la situación creada en España por el independentismo catalán. Algunos eran mensajes de ánimo y de apoyo a la “República” frente a la represión “franquista” del Gobierno de Mariano Rajoy. Os los agradezco. Sé que en la memoria del izquierdismo europeo pesa aún cierto sentimiento de culpa y de vergüenza porque el resto de Europa dejó bastante solo a mi país ante el ataque del fascismo en 1936. Lo comprendo. Pero, como decía Albert Camus, “la guerra de España nos ha enseñado que la historia no discrimina entre las causas justas y las injustas, sino que se somete a la fuerza bruta, cuando no al mero azar”.…  Seguir leyendo »

La ilusión soberanista

En la primera mitad del siglo pasado, el filósofo Bertrand Russell defendió con particular empeño la tesis de que una proposición es verdadera sólo si se corresponde con los hechos. Lo hizo contra los pragmatistas y los neopositivistas, que sostenían que las afirmaciones no se validan por los hechos sino por su coherencia con el marco interpretativo. A Russell le escandalizaba esta posición porque, según ella, una proposición falsa podría declararse verdadera si se construía un marco fantástico o ilusorio para interpretarla que fuera mayoritariamente aceptado. La historia cultural posterior ha dado la razón a los adversarios de Russell, y a él le ha convertido en un cascarrabias retrógrado, hasta el punto de que hoy día los gabinetes de prensa elaboran “hechos alternativos” para convertir en verdadera cualquier proposición, por muy fantasmagórica que sea.…  Seguir leyendo »

Sí, ya sé que la celebración que toca esta temporada es la del cincuentenario del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.Soy sensible a ella. Es un disco importante por muchas razones, entre otras por su formato material y conceptual, y porque se cierra con la canción que, en la mayoría de las votaciones populares, sigue apareciendo como “la mejor” de los Beatles. Pero, puesto que de esta conmemoración ya estarán ustedes informados, y dado que yo ya celebré por todo lo alto (en mi modestia) el 40º aniversario, les ruego que me perdonen si me desplazo a otro número redondo.…  Seguir leyendo »

Una cosa se le ha de reconocer a Zizek: ha comprendido perfectamente el funcionamiento del “capitalismo cultural” de nuestra época. Sabe que la autoridad que ayer hacía respetable al intelectual en el espacio público, que se basaba en el reconocimiento científico, filosófico o artístico de su obra por parte de sus pares, ha desaparecido porque justamente esas instituciones legitimadoras están en trance de demolición. Podría haber escrito novelas o haber hecho películas para llegar a las masas, pero sabe que también el cine y la literatura han perdido sus condiciones de influencia social. Podría haberse unido a un partido político, pero se dio cuenta de que se trataba de otra institución obsoleta.…  Seguir leyendo »

Cuando ganan los malos

Los temores despertados por la llegada a la presidencia estadounidense de Donald Trump, después del sorprendente triunfo del Brexit en el referéndum de Reino Unido, y la inquietud que provoca el exitoso resurgimiento de formaciones políticas neofascistas y neocomunistas en toda Europa me han hecho recordar las observaciones de Umberto Eco acerca de esos momentos anómalos de la cultura popular, en los cuales, en lugar de identificarse con el héroe restaurador de la justicia y protector de los indefensos, el público se identifica con los grandes criminales de ficción, como ocurrió con la aparición de las aventuras de Fantomas, el personaje creado por Marcel Allain y Pierre Souvestre.…  Seguir leyendo »

Llorar de risa

Hace casi 200 años que Marx y Engels hicieron una proclama que desde entonces no ha dejado de tener éxito: que la filosofía no debe ser un simple instrumento de análisis del mundo, sino que ha de ponerse al servicio de su transformación, realizando en la historia aquellas ideas que hasta entonces no habían sido más que poesía. Esta realización nunca fue una tarea fácil: se precisaban para ello lo que Hegel llamaba “astucias de la razón”, es decir, medios materiales que implicaban un coste a menudo amargo, el mayor de los cuales era, en el siglo XIX, el de las guerras y las revoluciones.…  Seguir leyendo »

Hay que defender las humanidades

Al leer la tribuna de Alejandro Prada del 4 de Julio pasado (“Las humanidades fabrican inútiles”), me llama la atención que esté escrita fingiendo retóricamente atacar aquello que defiende, es decir, los estudios de humanidades. Quiero ver en ello un síntoma de algo que desde hace tiempo experimento con insistencia: la imposibilidad de reivindicar abiertamente estos estudios sin conseguir el efecto contrario al perseguido, es decir, que tal defensa suene a arrogante fatuidad o a ridículo servilismo. ¿Por qué se produce este perverso resultado? ¿Es simplemente la torpeza de quienes nos dedicamos a estas cosas, nuestra soberbia al enarbolar ese estandarte?…  Seguir leyendo »

Por qué sobra la Filosofía

Los profesores de la Universidad Complutense de Madrid se han enterado por los periódicos del plan que el rectorado de esa institución prepara para la reorganización de sus centros. Lo esperaban con interés, porque las universidades públicas están muy necesitadas de atención, como en general todo nuestro sistema educativo. La mala noticia es que, descontando la cansina muletilla retórica de la “calidad docente e investigadora”, el plan no contiene más que números. Los números son importantes. Las facultades superiores son también centros de gestión, y la gestión es en buena medida cosa de números. Pero en cuestión de números los supuestos beneficios del proyecto no están mínimamente cuantificados (no hay memoria económica, aunque se anuncia un ahorro que no llega al 1% del presupuesto de la universidad), sino ocultos por otra muletilla, la del “dinamismo y la flexibilidad”, inconcreta e insuficiente para justificar el destrozo académico que dichos números esconden.…  Seguir leyendo »

La pobreza política

En mayo de 2010 España dejó bruscamente de ser un país próspero, envidia de italianos y franceses según su presidente de entonces, para convertirse en un Estado endeudado y casi quebrado. Si la prosperidad había sido o no imaginaria es ahora lo de menos, puesto que el empobrecimiento financiero-laboral se hizo tan evidente que aún no hemos dejado de hablar de sus causas y consecuencias. De lo que apenas hemos hablado es del empobrecimiento político que lleva aparejada la penuria económica en un mundo como el nuestro, en el que economía y política son difícilmente separables. El PSOE lo sufrió el día en que Rodríguez Zapatero se quedó sin programa y sin un discurso que le permitiera tomar las impopulares medidas que tomó, lo que costó a su partido las elecciones de 2011.…  Seguir leyendo »