José Luis Pardo Torío (Continuación)

Verano en Berlín

El verano pasado, el Martin Gropius Bau de Berlín albergaba dos exposiciones principales. Una de ellas tenía como objeto al siempre radiante David Bowie, que estuvo vinculado a aquella ciudad en una de sus temporadas más locas después de la guerra, y que mientras residió en ella se levantaba cada mañana cantando la ‘Canción de Alabama’ que Kurt Weil escribió para La ascensión y caída de la ciudad de Mahagonny, de Bertolt Brecht. La cola que había que hacer hasta llegar a la entrada era respetable. La otra exposición, a mitad de precio y sin cola, era una retrospectiva de Walker Evans, el inolvidable fotógrafo americano de los años de la Gran Depresión.…  Seguir leyendo »

Maneras de contar

There must be
50 ways to leave your lover...

Según decía Jim Thompson, el narrador que colaboró con S. Kubrik en el guion de Senderos de gloria (entre otras) y cuyas novelas dieron lugar a varias películas memorables, hay 32 formas de contar una historia. Pero —añadía Thompson— “hay una sola trama”. Quería decir algo tan sencillo —pero hoy tan políticamente incorrecto— como que las cosas no son de 32 maneras, sino sólo de una, aunque haya diferentes modos de relatarlas, es decir, diferentes perspectivas sobre lo ocurrido: tantas, al menos, como intereses involucrados en los hechos en cuestión. Esta diversidad no es de suyo preocupante, y en muchos sentidos podría considerarse “enriquecedora”, ya que el añadir puntos de vista variados puede completar la visión que nos hacemos de lo que nos pasa.…  Seguir leyendo »

"Toda vida es un proceso de demolición”, escribió F. S. Fitzgerald. Según él, los golpes espectaculares que llegan desde fuera no son tan importantes en este proceso como las pequeñas y continuadas quiebras internas, que pasan inadvertidas durante mucho tiempo y que, cuando llegan a la luz, ya son irreversibles. Yo siempre había creído que estas afirmaciones se referían a las consecuencias individuales del crash de 1929. Pero últimamente he comprendido que también tratan de nosotros.

La primera noticia de que se avecinaba una “mutación epocal” la recibí yo de boca de John Lennon en su mantra de 1970: el sueño ha terminado.…  Seguir leyendo »

Reírnos de nosotros mismos

A raíz de los horrendos atentados de París se ha levantado cierta polémica acerca de si todos somos o no Charlie Hebdo. Como la primera opción (“Yo soy Charlie Hebdo”, apoyada por Mario Vargas Llosa en EL PAÍS del 9 de enero) fue la que tomaron muchos ciudadanos ya antes de que se convirtiera en postura oficial, el artículo de David Brooks en el New York Times (“Yo no soy Charlie Hebdo”, que EL PAÍS publicaba junto con el de Vargas Llosa) no tenía más remedio que llamar la atención y forzar la búsqueda de una “equidistancia” ponderada entre esas dos posiciones aparentemente enfrentadas, que se materializó en la secuela de Víctor Lapuente “No sé si soy Charlie Hebdo”(EL PAÍS, 10 de enero).…  Seguir leyendo »

¡Y pensar que hace diez años
fue mi locura!
¡Que llegué hasta la traición
por su hermosura!... 

Como nos enseñó Walter Benjamin, las crisis económicas son, después de las guerras, las principales causantes de una clase de pobreza que no se confunde con la escasez de recursos materiales: la pobreza de experiencia. Es decir, esa peculiar miseria que padece una generación cuando se ve obligada a “comenzar desde cero”, sin poder heredar de sus ascendientes la experiencia que estos han conseguido acumular durante sus vidas, que es a menudo lo único que los más humildes pueden legar a sus hijos.

Esto es lo que está sucediendo entre nosotros con la principal experiencia política de la generación que hoy está abandonando el poder.…  Seguir leyendo »

En medio de los grandes vendavales electorales y sucesorios, ha pasado sin pena ni gloria la noticia de que el Ministerio de Educación español ha rectificado ligeramente la política de becas, rebajando la exigencia de aprobado por curso del 50% al 40% de los créditos en los estudios de ingeniería, arquitectura y grados de ciencias; ya antes de esta corrección la exigencia para becarios de las carreras técnicas y científicas era inferior a la nota que se pide a los de humanidades. Lo más interesante de esta decisión es la argumentación que la justifica, que evidencia un consenso universal acerca de que las carreras de ciencias exigen un mayor esfuerzo que las de humanidades.…  Seguir leyendo »

La casa (digital) de los pobres

En un certero análisis del fenómeno de la autofoto telefónica (La era de los selfies, 8 de marzo de 2014), Ernesto Hernández Busto registraba hace poco en estas páginas las transformaciones de la vida personal que las nuevas tecnologías ponen de manifiesto en la actualidad. Como suele suceder, subsiste en este punto un equívoco muy propio de nuestro tiempo y cuyo nudo resulta casi imposible de deshacer: la confusión entre privacidad e intimidad. Pues de lo que se trata en el tipo de conductas propiciadas por la nueva cultura de los gadgetsvisuales no es de la intimidad, sino exclusivamente de la vida privada, que en efecto está sometida a cambios extremadamente sintomáticos en nuestros días.…  Seguir leyendo »

Seguramente a ningún ciudadano le pasó desapercibido: el presidente del Gobierno se refirió, en el pasado debate sobre el Estado de la nación, a cierta clase de imposibilidad a la que no tuvo empacho en llamar metafísica.Como son tan pocas las ocasiones en que la metafísica sale a colación en las discusiones de la actualidad, y por tanto escasean las oportunidades de hablar públicamente de semejante cosa, espero permitan ustedes a un profesor que tiene entre sus encargos el de explicar una asignatura que lleva ese nombre en la Universidad Complutense de Madrid darse por aludido y aprovechar pedagógicamente una coyuntura que puede no repetirse en las próximas décadas.…  Seguir leyendo »

En 1941, George Orwell reflexionaba sobre la posibilidad de seguir hablando de algo llamado “Inglaterra” (aún no se había impuesto la expresión “Reino Unido”). Se preguntaba qué tendría en común el país de 1940 con el de 1840, y se respondía que lo mismo que uno tiene en común “con el niño de cinco años cuya fotografía conserva su madre sobre la repisa de la chimenea: nada de nada, salvo que se trata de la misma persona”. ¿Pero es posible hablar de una sola nación —continuaba— sin ofender a los escoceses o galeses? Es más: “¿Puede alguien fingir que exista algo en común entre quienes gozan de unos ingresos de 100.000 libras anuales y quienes viven con una libra a la semana?…  Seguir leyendo »

Aunque el pasado 11 de septiembre se registraron en Madrid algunas escaramuzas fascistoides de signo anticatalán, no cabe duda de que la mayoría de los madrileños miraban ese día a Cataluña con envidia (quizá no del todo sana). Y no lo digo sólo porque las Olimpiadas, que para Madrid son un sueño imposible repetidamente negado que huye de la ciudad hacia un porvenir cada vez más incierto y lejano, en Barcelona están ya consolidadas en su pasado reciente como el punto de arranque histórico del imparable prestigio de la marca internacional de la ciudad. Lo digo sobre todo porque Cataluña tiene eso mismo que el COI le ha quitado hace poco a Madrid, un proyecto (en una célebre entrevista, el president Mas aseguraba que los catalanes son los únicos en España que tienen en este momento tal cosa), un objetivo de futuro.…  Seguir leyendo »

Desde hace algún tiempo, se ha convertido en un tópico el hablar, a propósito de las consecuencias de la crisis económica y de la situación actual en general, de fin de ciclo: habríamos llegado al agotamiento de las estructuras sociales y políticas creadas durante la Transición a la democracia, si hablamos de España, o bien de las creadas al final de la II Guerra Mundial, si hablamos de Europa y de Estados Unidos. En ambos casos, esta hipótesis del “fin de ciclo” tiene un componente psicológicamente tranquilizador comparada con su alternativa más socorrida, la del célebre mantra “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.…  Seguir leyendo »

Tal y como propone Daniel Innerarity (Quién decide qué, EL PAÍS del 15 de marzo de este año), ahora que todos los días está en boca de todos la expresión “desafío soberanista”, puede ser útil hacer una reflexión sobre este socorrido concepto, la soberanía, que el autor declara históricamente obsoleto. Es dudoso que ello contribuya a resolver el así llamado y más o menos artificialmente creado “problema territorial” de España, pero puede servir al menos para clarificar el debate. Aunque él ofrece una única definición de soberanía (“el ejercicio ilimitado, incompartible y exclusivo del poder público” o, más resumidamente, “ámbito exclusivo de decisión”), creo que es manifiesto que el concepto tiene más de un significado.…  Seguir leyendo »

Hay que reconocer que, desde el punto de vista narratológico, este relato de la crisis económica en el que llevamos sumidos ya más de cinco años está bastante bien traído. Cuenta con una gigantesca adversidad inicial (la explosión de la burbuja inmobiliaria y la consiguiente crisis de la deuda bancaria) y con una gran meta final a modo de desafío del destino (el equilibrio presupuestario); tiene sus héroes esforzados y dispuestos al sacrificio (los pueblos endeudados y cada vez más recortados, y los líderes políticos que los conducen por la estrecha senda de la austeridad) y sus adversarios malignos (los “mercados” y los “inversores”, ciegos ante cualquier cosa que no sea el beneficio inmediato, en santa alianza con el espíritu prusiano), cada uno de los cuales tiene a su vez aliados ambivalentes (los movimientos populistas y los ultraliberales, ambos siempre ofuscados); y dispone de numerosos mecanismos de aumento de la tensión en forma de fluctuación de las primas de riesgo, y de un depósito muy nutrido de episódicos “giros inesperados de la fortuna” prestos a quebrantar las fronteras de la verosimilitud para impedir que decaiga la atención.…  Seguir leyendo »

Es bien sabido que los enfermos que han alcanzado esa cruel fase de agravamiento que se llama hoy terminal desarrollan todo tipo de estrategias psicológico-verbales para soslayar mentalmente el decreto que la naturaleza ha dictado contra su organismo, y elaboran inverosímiles planes de futuro para dejar de pensar a cada instante en su horrendo e inaceptable presente. Una lógica parecida a esta debe ser la que explica que, cuando la mayoría de las grandes instituciones públicas y privadas que articulan nuestro país se encuentran en bancarrota económica y política, cuando el desempleo alcanza cifras tan monstruosas por su tamaño como por su velocidad de crecimiento y cuando la clase media está despeñándose rápidamente hacia la miseria y la irrelevancia, el ámbito de la opinión se llene de intrincadas discusiones sobre la viabilidad de una Cataluña independiente, sobre la urgencia de una asamblea popular Constituyente en el Congreso de los Diputados, sobre la oportunidad de un referéndum consultivo sobre los recortes (a ver si por fin nos enteramos de cuántos son de verdad los españoles que quieren que les despidan, que les bajen el sueldo o les quiten el piso) o sobre una hipotética República Federal española (relativamente asimétrica y asintóticamente leptocúrtica, por supuesto, aunque tan inoportuna, oportunista y quimérica como el independentismo súbito al que asegura contraponerse).…  Seguir leyendo »

Confiados, se fueron de vacaciones. Cuando estaba cerrando las persianas, ella sintió pasar sobre sus párpados una sombra de sospecha al acordarse involuntariamente de la consolidada tradición de aprovechar la distracción veraniega de la ciudadanía para promulgar decretos-leyes lancinantes y vergonzosos, implacablemente practicada por gobiernos de todos los signos ideológicos, pero dejó pasar la sombra como una nube efímera, entre otras cosas porque ya le resultaba difícil imaginar decretos más lancinantes y leyes más vergonzosas que las que se habían promulgado en los últimos tiempos, antes y después de haberse declarado la crisis bancaria. Echaron el cerrojo a la puerta y dejaron una luz semiencendida siguiendo las recomendaciones de la policía, debido al alarmante aumento de robos en los domicilios de la zona, algo que había llegado a ser, como tantas otras cosas, un ingrediente más de los que contribuían a crear ambiente para el acontecimiento que no debe ser nombrado.…  Seguir leyendo »

I've tried so not to give in. / I've said to myself this affair never will go so well.

"Despierta a la realidad", decía una canción de Cole Porter que Frank Sinatra cantó como nadie. Desde hace algún tiempo, también se escuchan en la política de nuestro país invocaciones múltiples al realismo (por eso me atrevo a desafiar al sociólogo de guardia). No deben confundirse tales invocaciones con las que en otro tiempo exhortaban al pragmatismo: el pragmatismo se opone al idealismo, y era, por lo tanto, en boca de los ideólogos, una invitación a desertar de los "ideales" y a apostar por los "resultados" tangibles (electorales, sociales o económicos), como ocurrió con el abandono del marxismo dogmático por parte de las organizaciones socialdemócratas.…  Seguir leyendo »

Quienes conozcan la obra de Michel Foucault sabrán de la importancia que el pensador atribuía a la llamada penitenciaría del Estado de Pensilvania (Filadelfia), construida en 1829 por el arquitecto John Haviland como paradigma de cárcel moderna, con pretensiones de reforma moral de los reclusos y según un modelo que sería imitado en todo el mundo. Allí se documentaron Dickens o Tocqueville y, entre otros huéspedes ilustres, Al Capone vivió entre sus góticas paredes. Aunque se basaba en el sistema de aislamiento (debido a la creencia en que, obligados a convivir únicamente consigo mismos, los condenados reflexionarían sobre su pecaminoso pasado y se convertirían en honrados feligreses), en lo que hoy queda de ella puede verse aún, algo desvencijada y ruinosa, la en otro tiempo amenazadora torre central que permitía a los centinelas tener bajo vigilancia visual todo el entorno de la prisión: su alargada sombra nos lleva a pensar inmediatamente en el Panóptico, esa invención genial de Jeremy Bentham en la que Foucault vio el emblema de unas sociedades, las modernas, caracterizadas por un ejercicio del poder político apoyado en un análisis sistemático y exhaustivo de los espacios urbanos controlables.…  Seguir leyendo »

Como dice acertadamente Iván de la Nuez (El comunista manifiesto, EL PAÍS, 11 de noviembre de 2011), parece que asistimos a una resurrección fantasmal del comunismo. Discreta, sin duda, pero pintoresca. ¿Se acuerdan ustedes de aquellos "nuevos filósofos franceses" que en torno a 1977 agitaban el estandarte del anticomunismo (B. H. Lévy, A. Glucksmann, A. Finkielkraut, entre otros)? A casi todo el mundo le resultaban antipáticos, y se admitía en general su mediocridad, su actitud publicitaria y su vanidad. No se les afeaba su condena del Gulag o de la complicidad de los intelectuales de izquierda con el estalinismo, pero se advertía a la legua que sus libros estaban muy lejos de la ambición teórica y de la profundidad de pensamiento que, en el mismo terreno, habían demostrado autores como Raymond Aron o Hannah Arendt: el título de "filósofos" les venía grande, ya que entonces aún no se había forjado el de "intelectuales no melancólicos", sin duda más apropiado a sus pretensiones.…  Seguir leyendo »

Je vous parle d'un temps

Que les moins de vingt ans

Ne peuvent pas connaître...

Fue el incorregible Jean Baudrillard, con su proverbial sentido del escándalo, quien resucitó la fórmula de Macedonio Fernández "huelga de acontecimientos" para caracterizar mediante ella el periodo de estabilidad experimentado por el llamado "mundo libre" (Europa Occidental y Estados Unidos) desde el final de la II Guerra Mundial hasta el 11 de septiembre de 2001 (11-S). La ocurrencia es acertada solamente en el sentido de que pone inmediatamente de relieve que los sucesos que el mundo moderno considera "hechos históricos" (porque hacen historia o pasan a la historia) tienen como modelo privilegiado a la guerra, y por tanto una fase de paz más o menos prolongada puede provocar esa impresión de que, en términos históricos, "no pasa nada".…  Seguir leyendo »

Aunque pueda decirse con cierta razón que a lo largo de nuestra tradición cultural hubo siempre algún grupo de escritores socialmente influyentes a quienes sería posible asignar el rótulo de intelectuales - los sabios de la antigua Grecia , los doctores escolásticos medievales, los humanistas del Renacimiento italiano o los philosophes enciclopédicos de la Francia ilustrada, por ejemplo-,la institucionalización y consolidación de la figura del intelectual tiene una fecha más reciente y unas condiciones históricas más precisas.

En concreto, y con todos los precedentes que se quiera, remite a la Europa del siglo XIX, y presenta dos requisitos imprescindibles. El primero es la fundación y mantenimiento de lo que Pierre Bourdieu solía llamar la autonomía del campo literario.Por…  Seguir leyendo »