China, el país del alma (marca) escondida
Cuando el monje budista Hui Lin llegó a Hangzhou esperaba un cálido recibimiento por parte de sus habitantes, igual que el de sus hermanos en el norte. Sin embargo, los ciudadanos de aquella ciudad del sur, mayoritariamente taoístas, le consideraron casi un heraldo del diablo.
Hui Lin paseaba su disgusto cuando descubrió un lugar lleno de calma a pesar de estar incrustado en la ruidosa capital de la provincia de Zhejiang: el lago del Noroeste. Impresionado por la belleza y exuberancia de su naturaleza, recorrió la ribera de aquellas aguas que se le antojaban mágicas porque eran capaces de devolver la serenidad a un entorno caótico e inquietante.… Seguir leyendo »