El uso tóxico de las palabras
El filólogo alemán, comunista y judío, Victor Klemperer, demostró que las palabras contienen dosis ínfimas de arsénico, uno las consume sin apenas darse cuenta y pasado un tiempo ejercen su efecto letal (La lengua del Tercer Reich). Se refería Klemperer, entre otras, al uso de la palabra fanático, de clara connotación peyorativa y a la que el lenguaje del nazismo —todo sistema político crea su jerigonza— dotó de potencia narrativa meliorativa hasta convertirla en sinónimo de buen alemán, de alemán consecuente, de alemán todo el rato. (“Aita, ¡qué cansado es ser vasco”!, se quejaba el hijo de un militante antifranquista y luego antietarra).… Seguir leyendo »