
El pasado hispánico en EE.UU.
La organización política de la memoria se llama historia oficial. La pugna por el dominio del discurso histórico explica lo político mejor que la lucha por los medios de producción o la lucha de clases. No existe un arma más poderosa, una herramienta de poder más formidable que la corrupción de la verdad o la falsificación histórica. Porque la historia es hoy una tecnología, una sofisticada tecnología social que en manos de Occidente es una creadora y destructora de credos. Nada hay de extraño en que la última tentación del Estado sea el control profundo de la percepción mnemónica, la capacidad de corromper la médula inmaterial y los mismos cascotes físicos de la historia y su memoria, como si se tratara de una narración extraíble y sustituible para obtener resultados políticos determinados.… Seguir leyendo »