José María Maravall

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La socialdemocracia en la España democrática

La socialdemocracia ha tenido unos objetivos persistentes en el tiempo. Sin embargo, sus políticas para alcanzar tales objetivos han variado de forma sustancial. Así, tras una primera oleada de nacionalizaciones en la posguerra, los partidos socialdemócratas tendieron a optar por las políticas de bienestar en una economía mixta. El giro consistió en una mezcla de políticas keynesianas, provisión de bienes públicos por el Estado, promoción de la igualdad de oportunidades a través de la educación, protección de la necesidad mediante un ingreso mínimo vital y una combinación de pensiones contributivas y no-contributivas, así como un sistema fiscal progresivo. Este giro fue expresado en dos experiencias muy influyentes.…  Seguir leyendo »

Desigualdad y pobreza

Hoy día todo el mundo deplora la desigualdad: desde el Papa hasta el Fondo Monetario Internacional. La socialdemocracia puede estar en crisis, pero la pasión igualitarista se ha extendido hasta ámbitos inesperados. Ello debería ser motivo de esperanza puesto que mucha gente vive en unas condiciones materiales de vida profundamente deterioradas. Pero, por ello, debemos evitar aquellos intentos en los que se es compasivo simplemente porque resulta popular, con abusos retóricos de palabras.

Resulta muchas veces difícil saber qué es lo que muchos deploran y cómo lo querrían remediar. Para empezar, unas veces se habla de “desigualdad”; otras, de “pobreza”. Por “pobreza” cabe entender la carencia de bienes y recursos necesarios para llevar una vida digna.…  Seguir leyendo »

Populismos y representación

Por “populismo” me refiero, por un lado, a la representación política que algunos partidos, de izquierda y de derecha, se atribuyen; por otro lado, a las políticas que prometen. Declaran representar al “pueblo” —un conjunto heterogéneo pero todo él sometido a una “casta”. En lo que respecta a las políticas que proponen, no atienden nunca a sus consecuencias. Tampoco a los medios para atenderlas: todo depende de una “voluntad política” para la que supuestamente no existen restricciones.

Sus orígenes se encuentran en el movimiento de los naródniki, revolucionarios de clase media y media-alta que pretendieron movilizar al campesinado ruso en las décadas de 1860 y 1870.…  Seguir leyendo »

La crisis económica no ha producido ideas nuevas. Se promueven recetas como si experiencias anteriores no las hubiesen cuestionado, como si dispusieran de un indiscutido respaldo intelectual y como si tuviesen validez universal. Sabemos que la receta habitual de devaluaciones internas basadas en reducciones salariales y en recortes del gasto público, con políticas monetarias muy restrictivas, puede ser necesaria para evitar el colapso, pero no es suficiente para promover el crecimiento. Sabemos también que sus efectos distributivos pueden variar: en España, la desigualdad entre el 20% más rico y el 20% más pobre se ha incrementado en un 27,8% desde 2008, frente a un 4,2% como media para los países del euro (Eurostat 2013).…  Seguir leyendo »

El contraste entre lo que pasa en otras democracias y lo que sucede aquí produce perplejidad. Admira la inmediatez con que un político dimite en Alemania por indicios de supuesta comisión de un delito o por falta de ética, como plagiar una tesis. ¿Habrá alguna maldición que impida a nuestros políticos comportarse igual? Sí, la hay: las reglas con que funciona la política española. Aquí no dimite nadie porque los mecanismos para exigir responsabilidades están atrancados, no porque no haya “cultura de la dimisión”. Me ceñiré a la política, pero análisis parecidos pueden extenderse a sindicatos, patronales y otras organizaciones.

El problema es que las reglas de la política impiden exigir responsabilidades a las cúpulas partidarias.…  Seguir leyendo »

En tiempos de tribulación abundan las ocurrencias. Como decía Robert Lynd, para “dar clases de navegación mientras el barco se hunde”. Entiendo por “ocurrencias” diagnósticos y propuestas que se realizan con insuficiente reflexión.

Una primera ocurrencia consiste en atribuir nuestros males a una “élite extractiva”: nuestros políticos. Se abusa de un concepto de Daren Acemoglu y James Robinson, que deriva de ideas de un Nobel de Economía, Douglass North. Una “élite extractiva” goza de impunidad para ignorar los intereses generales y explotar a la población —ya sea en el Congo, Sierra Leona, Haití o Rusia—. El concepto no sirve para interpretar el oscuro túnel por el que pasa la política española.…  Seguir leyendo »

Estamos no solo ante una crisis económica muy grave, sino ante serios retos de la democracia representativa. Estos se manifiestan en un crecimiento de partidos populistas y xenófobos, situados en la extrema derecha, y también en una creciente desafección hacia las instituciones democráticas nacionales y hacia la Unión Europea. Es necesario hoy, tanto en España como en Europa, pensar y hacer más, no solo sobre la economía, sino sobre la democracia.

La simple descripción es complicada. La confianza en las instituciones nacionales ha caído de forma dramática en un corto espacio de tiempo. Según datos de fines de 2012 (Eurobarómetro 78, diciembre de 2012), solo un 28% de los ciudadanos de los 27 países de la Unión Europea confía en sus Parlamentos; un 27% en sus Gobiernos.…  Seguir leyendo »

Los partidos socialdemócratas en la oposición se enfrascan en ocasiones en disputas retóricas y dudas existenciales que parecen reflejar deseos de permanecer fuera del poder por largo tiempo. El Partido Laborista británico, tras su derrota por Margaret Thatcher en 1979, creyó que su futuro pasaba por recuperar unos principios perdidos. Se embarcó en una travesía del desierto que duró 18 años. Lo mismo sucedió con el SPD tras salir del Gobierno en 1982: el sueño de volver a unas esencias supuestamente traicionadas le costó esperar 16 años. Y las identidades recuperadas se llamaron Tony Blair y Gerhard Schröder, no precisamente una vuelta a esos principios y esas esencias.…  Seguir leyendo »

Decía Azaña que si en España se callaran todos aquellos que hablan de lo que no saben, se produciría un gran silencio. Pero el ruido y la furia que asfixian el debate público en España no provienen ahora de pontificadores ignorantes, por mucho que sigan abundando, sino de políticos que saben bien lo que pretenden. No consisten en charlatanería ni se caracterizan por la pereza intelectual, sino que son el resultado de una estrategia política calculada y racional. Las consecuencias en la vida diaria son sorprendentes: las posiciones de personas que comparten muchas cosas se han polarizado de forma extrema, el mundo se ve en blanco o negro, el diálogo se ha vuelto muy difícil.…  Seguir leyendo »