José María Ruiz Soroa (Continuación)

Uno de los temas recurrentes en la teoría sobre la democracia es el de si posee o no valor epistémico, si garantiza que las decisiones colectivas sean las correctas,tanto en lo moral como en lo puramente técnico. El viejo asunto de la relación entre democracia y verdad, que se torna acuciante cuando los Gobiernos comienzan a mostrar sus limitaciones en la gestión de crisis profundas.

En los años treinta del siglo pasado la democracia liberal cayó en un descrédito profundo en la Europa continental por su aparente incompetencia en la gestión de la crisis de 1929 en unas sociedades de masas; fascismo y comunismo fundamentaron su atractivo juvenil en su eficacia.…  Seguir leyendo »

La iniciativa legislativa anunciada por el Gobierno conservador para regular de nuevo la interrupción voluntaria del embarazo ha provocado una catarata de críticas de la oposición, de entre las cuales pretendemos comentar en este artículo no tanto las que se refieren al fondo de la cuestión legislada como las atinentes al proceso legislativo mismo. Es decir, las que se refieren a las condiciones de legitimidad del debate en la esfera pública de una sociedad democrática. Porque se escuchan a este respecto opiniones que parecen por lo menos altamente cuestionables, cuando no directamente erróneas.

Tomemos por ejemplo la acusación que se dirige a los conservadores de haber presentado un proyecto de ley que es claramente ideológico, lo que se supone que conllevaría una connotación claramente peyorativa.…  Seguir leyendo »

Digámoslo desde el principio y sin rodeos: al introducir la Constitución en el debate partidista, el sistema político español ha dado un paso en el proceso de degeneración que lo aqueja desde hace bastante tiempo. Y no es un simple paso más, sino un paso de gigante.

Durante los últimos años el sistema político, caracterizado por un antagonismo partidista sobreactuado y cainita, había ido quemando en el altar de la pelea política casi todos los mecanismos e instituciones constitucionales: no quedaba prácticamente órgano institucional o mecanismo sistémico que no hubiera sido objeto de pelea, colonización y reparto por las partidas que asolan nuestra convivencia.…  Seguir leyendo »

Las víctimas del terrorismo nacionalista ostentan una condición peculiar que no concurre en ninguna otra clase de víctimas de cualquier otra violencia. Ello se debe a que a su circunstancia personal de haber sufrido un daño ilegítimo (en lo que coinciden con cualquier otro perjudicado por un delito) añaden la de que esa violencia no se dirigía personalmente contra ellas en cuanto concretos seres humanos, sino que se dirigía contra la sociedad política. No por su voluntad (nunca quisieron ser víctimas de nada), sino por el designio de sus victimarios que usaron su sufrimiento como un medio para doblegar el Estado de derecho, se convirtieron en víctimas públicas, en el más noble sentido de este adjetivo.…  Seguir leyendo »

Lo primero aclarar la situación, que muchas informaciones de prensa parecen decididas a confundir, ignoro por qué razón (aunque pueda sospecharlo). La Grand Chambre del Tribunal Europeo de Derechos Humanos no ha “tumbado” la llamada doctrina Parot sobre la forma de cumplimiento de las penas privativas de libertad. Esta doctrina está hoy día integrada en la legislación vigente y se aplica y aplicará sin ningún problema a todos los delitos terroristas cometidos con posterioridad a su entrada en vigor. El TEDH ni siquiera ha soñado impugnarla.

Lo que este tribunal ha declarado incompatible con el Convenio Europeo de Derechos Humanos es la aplicación retroactiva de esa “doctrina” a delincuentes que habían comenzado a cumplir sus penas antes de que, en una malhadada decisión de 2006, el Tribunal Supremo español decidiera cambiar sobre la marcha las reglas del juego y mantener a una terrorista en prisión más tiempo del que le correspondía.…  Seguir leyendo »

Escribía el sociólogo Barrington Moore que la desigualdad ha sido un hecho universal en las sociedades humanas dotadas de escritura. Por ello, lo más interesante de este fenómeno no es tanto su pura constatación, ni siquiera la medición del grado cuantitativo que alcanza, sino el estudio de las formas concretas que adopta la desigualdad en cada sociedad y época concretas, así como los principios que cada cultura utiliza para legitimarlas a los ojos de sus miembros.

Dado que la desigualdad económica ha vuelto a ser un tema de actualidad, resulta conveniente analizar las formas más llamativas que adopta esa desigualdad hoy en día en una sociedad europea como la española.…  Seguir leyendo »

El de Gibraltar es un problema para España. Un problema al que se le pueden aplicar muchas descripciones según el punto de vista que adoptemos. Es un problema enquistado, que se arrastra nada menos que desde hace tres siglos, y que no se ha conseguido en ese tiempo ni siquiera encauzar razonablemente. Es un problema hiriente, porque toca a la soberanía y a la autoestima que toda nación y todo Estado precisan poseer. Es un problema anacrónico, puesto que constituye un caso bastante evidente de colonialismo que sin embargo no se resolvió en el siglo que le correspondía. Es un problema práctico, puesto que los británicos han formado en Gibraltar un nicho de actividades parasitarias de la economía de la zona.…  Seguir leyendo »

Expuesto de una manera esquemática, cualquier sociedad puede optar a la hora de regular jurídicamente las relaciones interpersonales que se producen en su seno por dos soluciones diversas: hacerlo mediante reglas o hacerlo mediante estándares. Las reglas (“está prohibido conducir a más de 120 kilómetros / hora”) pretenden dibujar con el mayor detalle particular posible el caso a solucionar y cuesta bastante llegar a establecerlas. Los estándares (“está prohibido conducir imprudentemente”) son pautas generales, abiertas e imprecisas, aunque es mucho más fácil llegar a un consenso social y político sobre ellas. El artífice de la solución del conflicto, en el caso de las reglas, es el legislador que la establece; en el caso de los estándares, lo es el juez que lo aplica.…  Seguir leyendo »

Es difícil encontrar un síntoma más claro de la decadencia que afecta hoy a la sociedad europea como la de la continua invocación de que se han perdido los valores fundamentales de esa misma sociedad. Una prédica esta que se encuentra en labios de ciudadanos corrientes, de políticos cultivados, de clérigos de toda laya y de profesores de ética o sociología. Y no solo conservadores —como era casi obligado—, sino también socialdemócratas y progresistas. Todos ellos insisten en que la raíz de nuestros males está en el abandono de unos valores (fuesen los de igualdad, equidad, justicia, satisfacción diferida de los deseos, responsabilidad individual o solidaridad comunitaria) que poseímos en un pasado venturoso.…  Seguir leyendo »

Es casi natural criticar la democracia realmente existente, máxime en tiempos de crisis económica y angustia personal. Y es también casi natural que de esta crítica se pase, en una deriva instintiva, hacia la visión salvífica de una ciudadanía (un “pueblo” para los clásicos) más activa e implicada en su gobernación. Solo esa ciudadanía, en tanto en cuanto asumiese más personalmente su intervención en política, podría regenerar la democracia. Es una visión atractiva (las ideas bonitas son siempre tentadoras), pero probablemente incorrecta en todos los sentidos, el normativo y el descriptivo. Ni es necesaria la implicación ciudadana activa para el correcto funcionamiento de una democracia, ni por otra parte disponemos en España de reservas de ciudadanía como esa soñada.…  Seguir leyendo »

La Iglesia está de moda. También la religión, aunque sea como fenómeno sociológico que estudiar, o como institución de la que sospechar, o sobre todo como fuente pretendidamente infalible de moral práctica. Porque en su variante crítica procura una doctrina para liberar al ser humano de la injusticia desde ya. Y en su variante tradicional, para controlarle y consolarle, tal como predica el papado.

En cambio, curiosamente, Dios no está de moda en el pensamiento occidental desde hace un par de siglos. Tanto es así que el asunto de la trascendencia del ser humano individual más allá del mundo empírico fue declarada hace ya tiempo como una “no cuestión”, como algo que estaba excluido a priori del debate: preguntarse por el sentido trascendente de la vida era un puro sinsentido porque su simple proposición incumplía cualesquiera principios de verificación o de falsación.…  Seguir leyendo »

¿Por qué pleiteamos los ciudadanos? Porque tal es nuestro derecho, contestaría raudo cualquiera, porque el art. 24 de la Constitución establece el derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de nuestros derechos e intereses legítimos. Pleiteamos porque hacerlo es un derecho fundamental en un Estado democrático.

La anterior respuesta es sin duda válida, pero no contesta a la pregunta sino en un sentido formal. En último término, es patente que no pleiteamos simplemente porque tengamos el derecho de hacerlo, sino que usamos de este derecho porque creemos que mediante su utilización vamos a obtener una ventaja.…  Seguir leyendo »

La moral predominante del ciudadano occidental no quiere saber nada de los fundamentos que sostienen el mundo en que habita. Esa voluntaria ignorancia es la que explica casos como el reciente descubrimiento de que Robespierre era en realidad bueno, que era un ciudadano puro y virtuoso y no era el monstruo sangriento enamorado del Terror revolucionario y de la guillotina que la historia posterior ha pintado en general. Porque resulta que en este descubrimiento reciente —exactamente igual que en la historia al uso— late un gigantesco equívoco, el equívoco del que surgió la moral moderna.

Que Robespierre y Saint Just fueron personas rectas, buenas y virtuosas es algo obvio para quien conozca mínimamente su pensamiento.…  Seguir leyendo »

Al hilo de la reivindicación por la ciudadanía catalana del derecho a ser consultada referendatariamente acerca de su voluntad secesionista/unionista por respecto a España, una propuesta ésta que es perfectamente defendible en términos democráticos, se nos está colando de matute en el debate una reivindicación diversa, la del “derecho a decidir” de la misma ciudadanía. Decidir ¿qué? Pues, según parece, decidir el estatus de integración en España que le pluguiese a esa ciudadanía, fuese el mismo uno federal, confederal, asimétrico o mediopensionista.

La idea resulta incluso lógica a primera vista, por el aire de familia que tiene el derecho a secesionarse con un presunto derecho a decidir otras situaciones menos traumáticas o rupturistas.…  Seguir leyendo »

La formación en Italia hace dos años de un gobierno de técnicos, a los que los partidos políticos parlamentarios confiaron la adopción de las medidas necesarias para enderezar la situación económica, ha sido considerada entre nosotros como un caso de tecnocracia. Análisis éste que ha llevado lógicamente a su impugnación radical, puesto que democracia y tecnocracia son sistemas políticos incompatibles.

Es bastante evidente, sin embargo, que no puede equipararse en absoluto el caso italiano con un régimen tecnocrático. Los técnicos no gobiernan en Italia por su propio peso político, sino porque unas fuerzas políticas democráticamente elegidas decidieron ponerles al frente del gobierno como mejor solución en una situación de crisis generalizada.…  Seguir leyendo »

La economía está dejando sin espacio a la política”, esta es la queja casi unánime de nuestros intelectuales ante la situación actual. De la cual derivan una llamada enardecida a que la política vuelva a tomar el mando, vuelva a situarse en el timón de la sociedad, aunque no saben muy bien cómo podría hacerlo salvo con puro voluntarismo. Nadie deduce de esa afirmación una consecuencia que, sin embargo, debería ser obligada: algo ha hecho mal la política, rematadamente mal, para provocar que la necesidad se haya adueñado de nuestro presente. Luego hay que investigarlo.

En un sistema democrático la política no dirige directamente la economía, pero sí dirige sus presupuestos institucionales y sus consecuencias sociales.…  Seguir leyendo »

Romper el tabú

Sea el catalán o el vasco, los nacionalismos plantean ya sin ambages la independencia de sus respectivas naciones como objetivo político aunque, eso sí, lo hacen de momento como simple amenaza al Estado para conseguir de éste un régimen estatutario privilegiado respecto al común de la morralla del “café para todos”. Si no se nos concede un nuevo estatus político dicen los vascos, o un nuevo pacto fiscal los catalanes, tendremos que ir desde ya a la ruptura secesionista. Si se nos concede, también, añaden precavidos, aunque tardaremos un poco más en exigirlo.

El uso estratégico de la amenaza secesionista para conseguir privilegios dentro de una estructura federal es sólo posible, claro está, porque el resto de los actores políticos de esa estructura, y señaladamente el gobierno central, han interiorizado que el hecho hipotético con que son confrontados es, no sólo plausible, sino altamente probable.…  Seguir leyendo »

El último libro de Pierre Rosanvallon (La société des égaux, 2.011) analiza el constante aumento de la desigualdad económica y social que se registra en las sociedades occidentales desde 1970. Describe cómo la revolución industrial inició en Europa y Estados Unidos un “ciclo de desigualdad” alrededor de 1830, tendencia que culminó al final del siglo XIX; después, con su cénit en los años que rodean la Segunda Guerra Mundial, se inició otro ciclo, éste de reducción de la desigualdad, que es ya un recuerdo puesto que terminó hace 40 años. Y desde 1970 las sociedades occidentales viven inmersas en un nuevo ciclo de incremento de la desigualdad.…  Seguir leyendo »

A primera vista, la cuestión que plantea el título de este artículo debería responderse con una rotunda negativa: la secesión de parte de un Estado por respecto al conjunto carece de cualquier relevancia en el plano de la ética política democrática, porque la determinación de las fronteras que corresponden a un concreto demos es una cuestión que excede de la democracia misma. En realidad, es una cuestión que la antecede y sobre la cual los principios normativos de la democracia no podrían aparentemente decir nada. La democracia se ocupa de las reglas de gobierno de un demos, pero la constitución territorial y personal de ese demos es algo previo a ella misma.…  Seguir leyendo »

La forma en que ETA ha anunciado su cese es muy ambigua, porque lo ha hecho dentro del marco de unas concretas exigencias al Gobierno español (las teatralizadas por la declaración de las personalidades internacionales) y reservándose por el momento tanto su disolución como la entrega de las armas. Todo ello pone en primer plano la cuestión de los terroristas presos y de los procesados todavía no juzgados.

No se discute de flexibilizar la política de alejamiento, ni de adoptar criterios más favorables en la aplicación de los grados y beneficios penitenciarios a los presos actuales que asuman la renuncia. O por lo menos no se trata fundamentalmente de esto.…  Seguir leyendo »