Tiempo de esperpento
Hace algo más de 20 años publiqué un artículo de prensa sobre Velázquez. Había en aquel momento en el Museo del Prado una exposición antológica a la que viajaban decenas de miles de jóvenes de toda España, dispuestos a hacer seis o siete horas de cola en la calle para ver los retratos del pintor sevillano, como hice yo mismo con mi joven e ilusionada compañera de entonces. El inusitado interés por la pintura de Diego Velázquez era sugerente y parecía expresar una emergente sensibilidad social. Fijado en el momento, quise ver en el aprecio popular de sus pinturas un nuevo gusto por un enfoque comprometido con el rigor y la precisión.… Seguir leyendo »