Josep M. Fradera (Continuación)

En una reunión de pequeño formato, ambiente gélido y ausencia de moquetas, un conocido politólogo barcelonés calificó al recién elegido presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de político popular… en razón del arraigo electoral de su partido entre las clases medias. Consternación entre la concurrencia: por “popular” los allí reunidos entendían otra cosa. La anécdota tiene escasa importancia, pero indica algo que ya no sorprende a nadie en estos momentos. El nacionalismo independentista es valorado por su acrecentado arraigo social y capacidad de movilización; raramente es enjuiciado por los valores que defiende y le dan sentido. Este punto de vista —que hubiese permitido considerar por la misma época a Franz-Joseph Strauss como el político europeo popular por excelencia— forma parte de una perspectiva cultural muy extendida sobre el nacionalismo; identificada no tanto con la palabra, el concepto, como por la resolución con que se defienden los intereses generales de los “nuestros”.…  Seguir leyendo »

La conmemoración de los 200 años de la proclamación de la primera Constitución liberal española en 1812 mantiene justificadamente ocupados a constitucionalistas e historiadores. Por lo general, la interpretación da vueltas en torno a una idea que se repite hasta la saciedad. Esto es: con la aprobación de la Constitución gaditana en 1812, los españoles dejaron de ser súbditos para convertirse en ciudadanos. Sin embargo, si nos acercamos de nuevo a las dos situaciones que definen el antes y el después, se imponen tantas precisiones que al final queda poco de tan rotunda frase.

Empezando por el famoso súbdito del antiguo régimen, aquel sujeto sin atributos políticos aparentes, revisiones de las últimas décadas acerca de la ‘libertad de los antiguos’, obligan a repensar sus modos de actuar y las legitimaciones jurídicas y culturales que lo amparaban.…  Seguir leyendo »

No es necesario recurrir a la obra del gran dramaturgo noruego Ibsen, tan influyente en los medios intelectuales catalanes de principios del siglo XX, para percibir un suave perfume de adolescencia prolongada en las reacciones catalanas de estos días, el contrapunto a la sordera crónica en el resto del país.

Ahorraré al lector consideraciones de sobra conocidas sobre el significado de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Catalunya aprobado por las Cortes españolas. Lo más relevante desde mi perspectiva son las reacciones ante lo sucedido, ante lo previsible y esperable del planteamiento que lo provocó. El Estatuto fue redactado con el ánimo de superar las rigideces del sistema autonómico español, con una franca imprevisión de las reacciones que podía provocar y de las debilidades técnicas del propio texto.…  Seguir leyendo »

Conviene reflexionar sobre algunas de las imágenes que nos dejan estos últimos crispados días de otoño. En la Carrera de San Jerónimo y en la Ciutadella, víctimas del franquismo, políticos e historiadores celebran la aprobación de la ley de Memoria Histórica y de la ley del Memorial Democràtic en las respectivas cámaras legislativas. El resultado final se debe al esfuerzo concertado de unos y otros, tras un trámite no exento de polémica.

El proyecto gubernamental se proponía, en lo esencial, cerrar con justicia las reclamaciones de particulares y asociaciones que consideran lesionadas sus legítimas aspiraciones a una reparación justa y, a su vez, eliminar los signos públicos de la derrota sobre los vencidos que todavía perduran.…  Seguir leyendo »