Nicolás Maduro y su universo paralelo
“Copinscuo”. Este fue el arduo vocablo que utilizó el alguna vez Ministro de Interior venezolano, Pedro Carreño, uno de los dirigentes chavistas de más exuberante presencia lingüística y gozosas contradicciones —ha despotricado contra los males del capitalismo ataviado con corbata Louis Vuitton y zapatos Gucci—. Esa palabra de tan difícil pronunciación representa, ella sola, la paideia del chavismo en Venezuela: ignorancia, arrogancia y caradurismo, tres elementos que constituyen parte esencial de lo que en Venezuela conocemos como “malandro”.
Desde 1998, el mundo ha asistido, entre divertido y pasmado, a la destrucción de un país que se las prometía felices con la llegada del populismo más cerril, supuestamente consustanciado con un pueblo que, en su tradicional ceguera, había elegido a aquel que le prometía duros a peseta, una jauja eterna y comodidad sin límites.… Seguir leyendo »